Comer: un vínculo entre el cuerpo y el alma
Hemos visto cómo el torrente sanguíneo lleva nutrientes hacia todo el cuerpo; ahora veremos cómo estos nutrientes llegan a la sangre a través del acto de comer. Este capítulo trata de aquéllos órganos asociados al comer: la boca, el cuello y las diversas partes que lo componen, el estómago y sus órganos relacionados.
El cuello, donde se encuentra la garganta, es una de las zonas más estrechas del cuerpo. Así en hebreo, la garganta es llamada MiTZaR hagarón , lo que significa literalmente «la estrechez del cuello». A través de este angosto pasaje cruzan tres órganos vitales o canales: la tráquea, situada en el lado derecho de la garganta, que lleva el aire; el esófago, situado hacia la izquierda y algo detrás de la tráquea, cercano a la parte posterior del cuello, que lleva el alimento; y la vena yugular y la arteria carótida que llevan la sangre.
El Rebe Najmán enseña que las historias que se encuentran en la Biblia tienen un mensaje para los contemporáneos e ilustra esto mediante la tierra de Egipto, MiTZRaim , que corresponde a MiTZaR hagarón . La historia de los judíos como nación se inicia con su descenso al exilio en Egipto, como resultado de haber vendido a Iosef como esclavo.
PaRO (el Faraón), el gobernante egipcio, que representa las fuerzas del mal, tiene las mismas letras que la palabra OReP (pronunciado Oref ), la nuca, o la parte de atrás del cuello, aludiendo al esófago, es decir al comer. Para atrapar a los judíos, el Faraón necesitó la ayuda de sus tres ministros: el jefe de los carniceros, el jefe de los panaderos y el jefe de los escanciadores de vino (Génesis 37:36, 40:2) .
Ellos representan los principales tipos de alimentos que introducimos en nuestro sistema: carne (animal), pan (vegetal) y vino (líquidos) (ver Likutey Moharán I, 62:5) . Así, para ganar control sobre los judíos, el Faraón los manipuló a través de su necesidad más básica: su necesidad de comer.
Aunque vendido como esclavo en Egipto (el mitzar hagarón ), Iosef, la persona dedicada a la espiritualidad, perseveró en su búsqueda de la Divinidad. En la narración Bíblica, vemos que Iosef enfrentó a los tres ministros del Faraón bajo condiciones adversas. Pero Iosef se mantuvo firme, mereciendo llegar a gobernar sobre sus opresores. Esto nos enseña que aquél que se mantiene firme en su trabajo espiritual puede elevarse por sobre las circunstancias de su medio ambiente y llegar a ser dueño de su propio destino.
Sin embargo, los descendientes de Iosef y de su familia los judíos sucumbieron al Faraón y a sus ministros: entablaron amistad con sus vecinos egipcios, comieron de su pan (es decir, quedaron atrapados en la estrechez del cuello el mitzar hagarón ) y llegaron eventualmente a ser sus esclavos. Obviamente, el camino hacia el mal, la esclavitud espiritual, nace de un comer inapropiado.
Aprendemos además que el cuello y la garganta, garón, corresponden al Santo Nombre Elohim . Esto se deriva de la siguiente manera: Elohim , con un valor de 86, puede expandirse de tres maneras (pues la letra Hei puede deletrearse con una alef , una hei o una iud ) . Tres veces el valor de Elohim equivale a 258. Agregando 1, para representar la palabra misma, obtenemos la suma de 259, el valor de GaRON ( Likutey Moharán I, 46) . Este Santo Nombre de Dios connota juicios y restricciones y, por extensión, también lo hace garón . Así, estar atrapados en o por el garón el exilio Egipcio o los malos hábitos del comer indica un ocultamiento de la Divinidad y una esclavitud a una forma de vida material.
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Comer es una necesidad humana básica, la acción primaria que une el cuerpo con el alma. Enseña el Rebe Najmán que si una persona desea ascender espiritualmente a través del comer, llegará hasta los niveles más elevados ( Likutey Moharán II, 7:10) . Por el contrario, una constante obsesión por la comida o la gula, pueden llevar a un estancamiento espiritual. Enseñó el Rebe Najmán con respecto a esto: «El estómago del malvado siempre parece vacío» (Proverbios 13:25) . Esto se refiere a aquéllos que nunca están satisfechos y que siempre quieren más ( Likutey Moharán I, 54:2) .
Cuando el estómago recibe el alimento masticado, lo almacena y lo muele volviéndolo una pulpa. Esta pulpa pasa entonces a los intestinos, donde es deshecha aún más antes de pasar a los órganos digestivos. Este es el camino que toma el alimento al cumplir con su papel a través del sistema de purificación del cuerpo. Considerando que un estómago lleno necesita varias horas para vaciarse, es de hecho «el estómago del malvado [el que] siempre parece vacío,» pues aquéllos que anhelan constantemente la comida nunca se sienten satisfechos y siempre esperan más, aunque todavía haya alimento en sus estómagos.
Jaim Kramer Con Abraham Sutton