2) El proceso de crecimiento espiritual
Sumisión, separación, endulzamiento
La existencia de problemas en nuestras vidas implica un desafío: responder a ellos experimentando un proceso de crecimiento espiritual.
El Baal Shem Tov enseñaba que todo proceso de crecimiento espiritual, y de hecho la experiencia profunda de toda faceta de la realidad, debe atravesar tres cambios de desarrollo en la actitud de la persona, llamados por él:
«sumisión»
«separación»
«endulzamiento» [2]
La sumisión es llevar el ego a ese lugar de humildad que es la base de toda percepción honesta de la realidad y nuestra relación hacia él. Hasta que logremos neutralizar el ego, éste interpondrá sus propios intereses entre nuestro yo verdadero y nuestra percepción objetiva de nuestro problema .[3]
Eliminar la autoimagen receptiva derivada del ego nos permite desasociarnos, es decir, separarnos de nuestro problema. Cuando nos separamos del problema y dejamos de definirnos en términos del mismo, el bien en nosotros comienza a relucir, y adquirimos la claridad de la objetividad.
Podemos entonces proceder a «endulzar» el problema resolviéndolo. Podemos evaluar el mal en la luz positiva del bien que está entremezclado con él .[4]
Luz y oscuridad
El proceso interno de sumisión, separación y endulzamiento es un reflejo de la interacción entre la luz y la oscuridad que caracteriza toda revelación Divina, comenzando con la misma creación:
En el principio… la tierra estaba desordenada y vacía… y la tiniebla estaba sobre el abismo… Y dijo Dios: «Sea luz» y fue luz. Y vio Dios que la luz era buena y separó Dios la luz de las tinieblas… Y fue la tarde y la mañana un día. [5]
De este pasaje seminal vemos: (1) que la oscuridad antecedió a la luz, (2) que incluso cuando la luz fue creada aun estaba mezclada con la oscuridad y debía ser separada de ella, y (3) que una fase completa de revelación, «un día», se completa solamente cuando incluye tanto oscuridad (tarde) como luz (mañana).
La dinámica creativa establecida en el primer día de la creación es el paradigma de todos los procesos creativos, incluyendo el triple proceso de crecimiento espiritual enseñado por el Baal Shem Tov.
La oscuridad inicial y la mezcla confusa de oscuridad y luz es el problema psicológico o la ansiedad a la que debemos responder humillando nuestro ego. Esta es la sumisión.
La «luz» y la «oscuridad» son los aspectos buenos y malos de nuestra personalidad que el problema subraya u oscurece: nuestra tarea es separar nuestra luz interna de nuestra oscuridad interna e identificarnos con ella. Esta es la separación.
El nuevo «día» es la manera superior de vivir que creamos iluminando nuestro problema y sus raíces. Esto es endulzar el mal con el bien [6].
2-Keter Shem Tov 28.
3-Ver Keter Shem Tov 6, donde el Baal Shem Tov cita a Najmánides diciendo que con el fin de elegir adecuadamente uno debe hacer un esfuerzo consciente con el fin de eliminar los motivos ulteriores (que derivan de la falsa imagen de uno mismo que presenta el ego).
4–El Tania se refiere a la sumisión y la separación en conjunto usando el término del Zohar itkafia («suprimir» el mal) mientras que se refiere al endulzamiento con el término del Zohar ithapja («transformar» el mal).
5-Génesis 1:1-5.
6–En la Biblia se califica a la luz de dulce (Eclesiastés 11:7, «porque la luz es dulce») . El Zohar (1:4) se refiere a la transformación del bien en mal como «transformando la oscuridad en luz y la amargura en dulzura».
Rabino Itzjak Ginsburgh