Analizándose
Ansiedad y Preocupación
Psicología y Kabalá: ¿Cómo tratar la ansiedad?
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11) Transformar el mal en bien

El jasidismo nos enseña que el bien oculto en una situación aparentemente mala es de un orden superior al bien que es fácilmente reconocido como tal . Dios a veces elige beneficiarnos de formas que a nosotros suelen parecernos malas, porque el bien que El desea concedernos en esas ocasiones es tan intenso que seríamos incapaces de asimilarlo de otra manera. Como un objeto precioso que debe ser envuelto en algún material grosero para su propia protección, las formas más altas de bien deben a veces ser escondidas tras la apariencia contraria.

De modo que en lugar de sentir que Dios nos ignora o nos ha abandonado, debemos aprender a considerar nuestro sufrimiento un regalo personal de Dios que de hecho expresa Su máximo amor por nosotros. Así está escrito en el Libro de los Proverbios: «Porque Dios al que ama castiga» .
Esta es sin duda una prueba de fe, y es la labor de nuestro asesor ayudarnos a profundizar nuestra fe en Dios, Su bondad absoluta, y Su providencia sobre todas las facetas de la vida. Cuando lo logremos, habremos descubierto una dimensión más profunda de nuestra personalidad que de otra manera no se hubiese manifestado. Más aún, habremos renovado nuestra conexión con Dios e incluso la habremos profundizado, sin limitarla con los parámetros de bien y mal tal como antes los percibíamos.

Una vez que hayamos atravesado con éxito todas las etapas precedentes del proceso terapéutico, es decir, cuando seamos capaces de contemplar nuestro problema objetivamente e identificarnos con nuestra esencia interna de bondad en lugar de hacerlo con nuestras ansiedades, y hayamos profundizado nuestra fe hasta el punto que seamos capaces de experimentar nuestros problemas como un regalo de amor de Dios, estamos preparados para analizar nuestros más profundos problemas psicológicos y transformar sus raíces de mal en bien. Las dudas arriba mencionadas acerca del enfrentamiento con los aspectos oscuros del subconsciente ya no se aplican al caso, porque se ha dispuesto una firme base para hacerlo en forma constructiva.

Al atravesar las etapas precedentes de preparación del proceso cabalístico de psicoterapia, devenimos profundamente conscientes de la misericordia infinita de Dios que nos envuelve en todo momento. Sólo en este estado de conciencia podemos evaluar con seguridad y objetividad nuestra propia salud mental. Sabiendo que siempre podemos respaldarnos en Su amor, no tememos enfrentarnos con la verdad acerca de nosotros mismos, no sentimos la necesidad de escondernos detrás de excusas o justificaciones por nuestra conducta.

Es por esta razón que según las enseñanzas de la Cábala, no debemos enfrentarnos con los aspectos más oscuros de nuestra personalidad que yacen profundamente enterrados en nuestro subconsciente hasta haber adquirido la conciencia de nuestra Divinidad interna. Por lo contrario, la existencia del subconsciente es un acto de misericordia de Dios, cuyo fin es que la oscuridad que «acecha en los corazones de los hombres» permanezca escondida hasta que estemos preparados para enfrentarnos con ella . El plan supremo de Dios, la razón por la que él puso el mal en nuestros corazones es que, cuando estemos psicológicamente preparados, transformaremos la energía potencial existente en la oscuridad en la luz de la conciencia rectificada y en nueva vida, como explicaremos a continuación.
La mera disposición de enfrentar nuestros problemas y ansiedades debilita su poder sobre nosotros. Nuestra falta de temor de discutirlos abiertamente vence nuestra imagen de ellos como invulnerables dragones acechando en las oscuras corrientes subterráneas de nuestra mente subconsciente.
Cuando descubrimos una solución local a nuestro problema, lo endulzamos en su propio contexto. Cuando llegamos a la raíz del problema, lo identificamos como parte indivisible de nuestro estado existencial entero, el cual trasciende ese estado, y transformamos y endulzamos toda nuestra realidad.

R., una joven mujer, está preparada para contraer matrimonio y lo desea profundamente, pero se siente ansiosa porque hasta ahora no ha logrado encontrar su verdadero consorte espiritual. Ha comenzado a temer que nunca contraiga matrimonio y su obsesión con este temor reduce su capacidad de vivir una vida normal. El sentido común le indicaría que debe ampliar el círculo de conocidos, mejorar su apariencia, etc. En el plano espiritual, uno debe aconsejarle que rece a Dios, haga caridad, etc. Aunque este tipo de consejo puede ciertamente ayudar, no se dirige a su miedo subyacente de no contraer matrimonio.
Aunque el asesor de R. puede intentar medirse con su problema psicológico en forma «local», endulzando su miedo subyacente de no casarse, la importancia del matrimonio y sus implicaciones respecto a su futuro exigen una solución más profunda, «no local». En el transcurso de sus diálogos, el asesor de R. le explica que la razón por la que no ha encontrado su consorte espiritual es que Dios quiere que ella encuentre primero su propio camino en la vida. Casarse antes de aclarar sus objetivos en la vida no será bueno para ella. Aunque ella siente que está preparada para casarse y en algunos niveles ciertamente lo está, Dios, en su amor por ella y el deseo que ella cumpla su verdadero potencial en la vida, sabe que en realidad, ella aún no está preparada.
Cuando ella logre aclarar la dirección de su vida, las cosas ocuparán su lugar por sí mismas. Encontrará nuevos amigos, será presentada a un tipo diferente de hombres y con la ayuda de Dios merecerá encontrar a su verdadero consorte espiritual y casarse.

Este es un ejemplo clásico de una solución «no local». Con el reconocimiento de la Divina providencia – «es por el amor de Dios que aún no estoy casada»- el mal «real» de no estar casada se ha transformado en bien. Así como el pensamiento ilusorio «nunca me casaré» ha desaparecido.
La reinterpretación positiva es el objetivo supremo de todo el proceso terapéutico: descubrir el mal escondido y transformarlo en bien. Cada etapa sugestiva del proceso terapéutico nos lleva a un estado más adelantado de preparación que nos permita desafiar la raíz de nuestro mal interno y endulzarla.



 

Rabino Itzjak Ginsburgh

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