Prefacio

La historia del pueblo judío es la historia del «Pueblo de la Biblia», por lo tanto, está ligada íntimamente al Creador. Los héroes de esta historia no se destacaron por sus aptitudes y su capacidad física para guerrear, ni por su fortaleza, sino por su grandeza espiritual y su conducta acorde a las Leyes Divinas, las leyes de la Torá.
Es importante aclarar que, en lo referente a la enseñanza moral y espiritual que se aprende de los hechos y relatos, comparado con lo que aprendemos de los mismos «Kitbé Hakódesh» (Escrituras Sagradas) en Lashón Hakódesh, este compendio es corno una pequeña gota en el mar.
Los sucesos que son narrados en el Jumash (Pentateuco) y los personajes que se nombran, no son descritos como un mero hecho histórico, sino con la finalidad de establecer el desarrollo de la humanidad en general, y del pueblo hebreo en especial, y su derecho a tomar posesión de la tierra de Israel, como lo hizo en la época de Yehoshúa, tal como lo explican los Midrashim.
La importancia de conocer los hechos que acontecieron particularmente a los Abot (Patriarcas) se explica a través de la expresión talmúdica «Maasé Abot Simán Labanim» (el accionar de los padres es señal para los hijos). Lo que ocurrió al pueblo judío a lo largo de su historia, fue una proyección de lo sucedido con los Abot, cobrando así una mayor ascendencia su proceder.
La profunda y múltiple enseñanza que poseen los hechos citados en el Tanaj (Biblia hebrea), es imposible de exponer en un libro de historia común, pues cada detalle del Lashón Hakódesh (lenguaje sagrado) utilizado en las Sagradas Escrituras encierra una enseñanza magistral. Cada uno de los versículos (pesuquim) tiene diferentes niveles de explicación precisando de los Mefarshim (comentaristas) tradicionales para poder conocer la realidad con exactitud. A esto se suma el hecho de que en los acrósticos, semántica y los valores numéricos de las letras, entre otras cosas, están contenidos infinidad de conocimientos.
Yaacob ben Itsjak Huerin