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D´s, la Creación y el Alma.
Sobre la Historia y el Propósito de la Creación.
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Discípulos del Artista

Extraído de Escoge la vida, por el Rab Ezriel Tauber

David se quedó pensativo por un momento. El Rabino podía ver en su cara que no estaba muy satisfecho.

– -Tal vez no es fácil para mí relacionarme con la idea de servir a Dios. Tal vez piense usted que soy excéntrico y egoísta por preguntar esto, pero ¿qué gano realmente sirviendo a Dios? Qué hay en ello para mí? Espero que no me saque de aquí por decirlo, pero así siento.

– -Aprecio tu honestidad. Muchos no tienen el atrevimiento de preguntar, pero sí lo piensan.

– – Existe una respuesta?

– – Por supuesto. Sirviendo a Dios es el camino para llegar a conocerlo. Pero… te preguntarás: Qué es lo grande de esto? Qué hay en esto para nosotros? Esa es precisamente la recompensa. De hecho es la recompensa ideal. Dios es la fuente de la vida, sabiduría y de todo. Y alcanzar un conocimiento íntimo de Dios sólo se logra a través de nuestro servicio hacia él, esa es la experiencia ideal. él es el «misterio» y por lo tanto el máximo descubrimiento.

– -Si esto es así, entonces una vez que Lo conozcamos no hay nada más por qué vivir.

– -No. Dios es infinito. Cuando uno empieza a conocerlo, no existe el fin. Fíjate en el mundo físico que él creó: puedes explorarlo en espacio infinito, o microscópicamente, puedes explorar infinitamente la particularidad de un átomo. Pero este mundo, no importa qué tan infinito parezca, es sólo una creación finita, entonces la verdadera infinidad del Creador va más allá de una posible descripción.

– -Si Dios es infinito, entonces ¿cómo podemos llegar a Conocerlo?

– -La esencia de Dios no se puede conocer; sin embargo, él nos puso en el mundo, que es el vehículo para alcanzar gran sabiduría acerca de él.

– -Si ese es el caso – -preguntó David- – entonces usted debería ser un científico que estudia la naturaleza y no un Rabino que estudia libros Santos.

– -Si la naturaleza es una pintura del Artista entonces la Torá es la sabiduría del Artista mismo. Estudiar la naturaleza es como estudiar la pintura del Artista. Estudiar la Torá es vivir como el aprendiz o el discípulo del Artista. Así como un aprendiz sirve a su maestro para aprender su camino y su sabiduría, así también nosotros aprendemos a emular a Dios sirviéndole a través del cumplimiento de Su Torá. La Torá nos revela los atributos y comportamientos de la esencia de Dios que él quiere que nosotros copiemos.

– – Qué clase de comportamientos y atributos tiene Dios?

– -En esencia, él va más allá de comportamientos y atributos; sin embargo, él se viste a sí mismo, por así decirlo, con algunos atributos humanos que él sabe que nos benefician. Por ejemplo, él es piadoso y espera que nosotros también seamos piadosos; él demuestra sabiduría y por lo tanto nos incita a perseguir la sabiduría. Cuando nos envolvemos con atributos de Dios, alcanzamos una cercanía con él, que estudiando únicamente Su creación no podríamos lograr. Nadie entiende a un artista como otro artista y sólo a través de la Torá uno puede adquirir conocimiento acerca del Creador. Al estudiar la Torá y seguir las instrucciones para vivir, nos volvemos, a nuestra propia manera, artistas similares a él. Ese es el ideal personal y universal más grande que alguien puede poseer.

Rab Ezriel Tauber

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