¿Quién es D-os como Tú?
Primer Nivel: El Rey que soporta insultos
Introducción
El análisis que hace Rabí Cordovero de los trece niveles de compasión se inicia con una excepcional descripción del pecado humano visto desde la perspectiva de D-os.
Dado que todo el poder que existe en el Universo se origina en D-os, incluyendo la energía que utilizan los seres humanos en sus asuntos, se desprende que cuando una persona transgrede la voluntad de D-os, inevitablemente hace uso de esa misma vitalidad Divina para rebelarse en contra de Aquel que se la proporcionó, igual que un sirviente a quien su patrón envía en una misión y luego golpea al patrón con el mismo bastón que este le entregó para esa misión. ¡Qué tremendo insulto! No obstante, D-os soporta este insulto y continúa proveyendo de energía vital a los seres humanos, incluso cuando estos manejan mal esa energía para desafiar la voluntad de D-os.
El primero de los trece niveles de compasión está tomado de Miqueas (7:18): “Quién es D-os como Tú”. Rabí Cordovero enumera los parámetros del primer nivel, y luego indica varias formas en las que los seres humanos pueden emular el perdón Divino.
¿Quién es D-os como Tú?
Este nivel demuestra que D-os es un Rey que soporta el insulto hasta un grado inconcebible. Sin lugar a dudas, no hay nada oculto a la conciencia Divina y no hay ni un solo instante en el que el ser humano no obtenga nutrición y sustento del Poder Supremo que desciende desde Arriba. Por lo tanto, la persona jamás peca contra D-os sin recibir al mismo tiempo de Él un flujo vital de energía. Y es ese mismo flujo el que les da vida a sus miembros, pero a pesar de que la persona utiliza esa energía para pecar, D-os no se la niega. En absoluto. Por el contrario: D-os soporta este insulto y continúa proveyendo a la persona de fuerza vital, si bien la persona abusa de este poder al utilizarlo para pecar, para rebelarse y para ofender a D-os. Pero, a pesar de todo, D-os soporta el insulto.
No podemos decir que D-os no tenga el poder de privar al transgresor de esa energía. ¡En absoluto! D-os tiene el poder de consumir las manos y los pies de la persona con apenas pronunciar una sola palabra, tal como hizo con Jeroboam (Reyes I 13:4). D-os tiene el poder de detener el flujo de energía, diciendo: “Dado que tú pecas contra Mí, entonces a partir de ahora pecarás con tus propias fuerzas, no con las Mías”. No obstante, D-os no le niega ese beneficio, sino que Él soporta el insulto y continúa enviando el flujo de poder que provee a esa persona de la bondad Divina. Este es un nivel de insulto y tolerancia imposible de describir con palabras.
Es por eso que los ángeles se refieren a D-os como el Rey Insultado. Ese es el significado de “Quién es D-os como Tú”. Tú eres un D-os de benevolencia y generosidad, un D-os que tiene el poder de vengarse y quedarse con lo que Le pertenece, pero a pesar de todo Tú muestras tolerancia al insulto, hasta que la persona se arrepiente.
Este es un nivel que cada persona debe emular: la tolerancia. Debemos tolerar el insulto incluso en este grado, y no debemos negar la bondad que les brindamos a los demás.
- Comentario
El concepto del Rey que soporta el insulto (literalmente: el “Rey Insultado”, Pirkei Heijalot 25) es una de las imágenes más poderosas del Tomer Devorá. Rabí Cordovero no se refiere a que D-os se sienta molesto por este insulto, ya que el antropomorfismo de emoción Divina se usa sólo para que el ser humano pueda entender. En realidad, D-os no se siente insultado, sino que somos nosotros los que nos comportamos de una manera vergonzosamente insultante.D-os es la única fuente de energía en este mundo —abundante y generosa— y sin este flujo de energía Divina absolutamente nada podría existir. Dado que somos seres humanos, se deja a nuestro criterio cómo manejar esa energía: o para bien o para mal. Pero si elegimos utilizarla de manera prohibida, Le estamos causando un gran insulto al Rey. El aspecto más sorprendente de este nivel es que D-os no nos retira esa provisión de energía, ni siquiera cuando la persona hace mal uso de ella para fines prohibidos. El Midrash describe un revelador ejemplo de este nivel (Tanjuma, Ki Tisa 14): cuando se abrió el Mar Rojo para permitir que los judíos escaparan de los egipcios que los venían persiguiendo, un grupo de judíos insistió en traer con ellos un ídolo a través de las aguas partidas. ¡Incluso en ese momento, en que D-os les estaba posibilitando el escape, estos judíos insistieron en apegarse a aquello que D-os tanto aborrece! Del mismo modo, prosigue el Midrash, cuando los judíos en el desierto recibían el milagroso sustento del maná, algunos de ellos reservaron varias hogazas de pan para presentar ofrendas al becerro de oro.D-os estaría absolutamente dentro de los límites normales de la moralidad si pusiera fin de inmediato a estos servicios esenciales, tal como ocurrió con el Rey Jeroboam, cuyo brazo se paralizó en el instante mismo en que trató de adorar a un ídolo. D-os habría podido quitar el poder que mantenía a las aguas en su sitio, dejando, por ejemplo, que las olas cayeran sobre los judíos que huían. D-os habría podido dejar de enviar el flujo de maná desde el Cielo. No obstante, el Rey que soporta insultos toleró también esa provocación y continuó proveyendo al pueblo judío de su sustento. De hecho, tal como señala Rabí Eliahu Dessler (Mijtav MiEliahu 3:69, citado por varios comentaristas), nuestra intransigencia incluso convierte a D-os en un socio reacio de la transgresión: al proveernos energía con la cual pecamos, D-os se ve forzado a ser partícipe de nuestra fechoría. Sin embargo, en vez de limitar el grado de nuestro libre albedrío, D-os soporta el insulto, haciendo caso omiso del respeto y la sumisión que nosotros Le debemos en agradecimiento por nuestras vidas mismas.El Talmud expresa este nivel de otra manera (Meguilá 31): “Allí donde se encuentra la grandeza de D-os, allí se encuentra Su humildad”. En otro pasaje (Ioma 69), Moisés es criticado por varios profetas posteriores por la terminología que usa en la plegaria: “Vino Moisés y dijo: ‘el D-os que es Grande, Poderoso e Imponente’. Vino Jeremías y dijo: ‘Hay forasteros bailando en el santuario [del Templo destruido]. ¿Dónde está la imponencia de D-os?’. Moisés quitó la palabra ‘Imponente’. Vino Daniel y dijo: ‘Hay forasteros subyugando a los hijos de D-os. ¿Dónde está el Poder de D-os? Moisés quitó la palabra ‘Poderoso’. Vinieron los Hombres de la Gran Asamblea y dijeron: ‘Al contrario: este es el Poder de D-os, porque la abrumadora Compasión de D-os da paciencia a los malvados. Ese es el Poder y la Imponencia del Santo Bendito Sea’”.Quizás la forma más fácil de imaginar este nivel en términos humanos sea contemplando la relación entre un padre y su hijo adolescente. Siendo un padre de seis hijos, tengo bastante conocimiento personal de las pruebas de tolerancia que mi mujer y yo hemos soportado a medida que fuimos guiando a nuestros hijos a través de esa época tan difícil en que ya no eran niños pero tampoco eran todavía adultos. Como padres cariñosos y responsables, tanto mi esposa como yo nos dedicamos a proporcionarles a nuestros hijos los recursos materiales, morales y espirituales que necesitaban para adquirir independencia en forma sana. Pero muchas veces hacen falta años, e incluso décadas, para que el hijo tome conciencia de la tremenda abnegación que tienen los padres, que ni siquiera abren la boca para quejarse. Durante toda esa época oscura de ignorancia y rebelión adolescentes, hasta el hijo más adorable y más cariñoso puede llegar a decir cosas que duelen muchísimo y puede tomar decisiones que les causan enorme dolor a los padres, pero estos no obstante siguen proveyendo a ese hijo de todo lo que necesita, esperando que en algún momento el hijo madure y se comporte de manera sana y productiva.La simetría entre la relación padre-hijo y la de D-os-ser humano, por muy sorprendente que pueda ser, es sólo un ejemplo de la clase de relación propia del primer nivel de compasión: relaciones que son esencialmente una de las partes ofreciéndole su bondad a la otra, que no sabe valorarla como corresponde. El principio de soportar el insulto puede aplicarse al jefe que tolera a un empleado ingrato o al cónyuge que persevera sin una palabra de agradecimiento mientras atraviesa épocas muy difíciles en su matrimonio. Estos comportamientos tienen su límite, si bien Rabí Cordovero no los analiza en forma explícita en su libro y especialmente no en esta sección, que trata de la sefirá de Kéter. Disciplinar a un hijo, amonestar a un empleado y poner fin a una relación son cosas que existen en la ley judía, pero la tarea que se resume en el primer capítulo es el perdón, no la justicia. El tema del sexto capítulo, basado en el atributo de Guevurá (Poder) explora ese aspecto de las relaciones humanas.
El primer nivel de compasión nos habla a un nivel humano, quizás porque no hay nada que nos duela tanto como que no sepan valorarnos. Cuando sentimos dolor por ese motivo, Rabí Cordovero nos insta a que hagamos una pausa y reflexionemos acerca de la tolerancia del Rey que soporta insultos y se abstiene de reaccionar hasta que se disipa el dolor. Puede ser útil y apropiado comunicar nuestros sentimientos, pero también podemos por lo menos tratar de esperar un día o dos antes de plantear el tema con la persona que nos agravió. Incluso es posible que podamos elevarnos por encima del dolor, lo cual es una forma muy valorada de crecimiento espiritual. Cuando menos, vamos a poder elegir una forma de encarar el tema que minimice el enfrentamiento.
El Tomer Devorá a pesar de su delgado perfil, puede llegar a ser una obra arrolladora. Es posible que sea difícil procesar o asimilar trece niveles diferentes de compasión, especialmente en una primera lectura. Para ayudar al lector que trata de entender a fondo los trece métodos diferentes de perdón, tal vez resulte útil tener en cuenta los siguientes escenarios teóricos en los que el primer nivel puede aplicarse a casos de la vida cotidiana.
Aplicaciones prácticas
- Lea está parada en la caja exprés del supermercado del barrio. El cartel anuncia claramente las restricciones de esta caja: como máximo, diez productos. Hace ya un rato que está esperando que llegue su turno, y no hay nadie detrás de ella. Entonces una señora muy amable se le acerca sonriendo y le pregunta si puede cederle el turno en la cola, porque está muy apurada por llegar a casa. Lea también está apurada por llegar a casa, pero como estuvo leyendo el Tomer Devorá, generosamente le hace señas con la mano de que pase primero. Mientras se está felicitando a sí misma por su excepcional gesto de bondad, Lea se da cuenta de que la señora lleva en el canasto una cantidad enorme de productos. Lea los cuenta: ¡dieciocho! Mucho más de lo permitido en una caja exprés. ¿Cómo se atrevió esta mujer a aprovecharse de la generosidad de Lea, burlándose de las reglas del supermercado, y haciendo que tenga que esperar casi el doble de tiempo? No obstante, Lea se acuerda del Rey que soporta insultos. D-os nos provee de energía vital incluso cuando nosotros la usamos con fines rebeldes, y Lea deja que la mujer siga haciendo la cuenta, y no le dice nada. ¡Bravo!
- El hijo adolescente de Samuel le falta el respeto y se comporta como un ingrato. Pensando en el Rey que soporta insultos, Samuel recuerda que la rebelión de esta etapa de la vida forma parte del proceso de maduración. Samuel trabaja consigo mismo para librarse de todo el enojo y todo el dolor de su corazón y reprende a su hijo con prudencia, eligiendo formas de castigo que ayuden a su hijo a valorar el constante amor y apoyo de Samuel y a la vez evita toda forma de castigo que aumente el distanciamiento entre padre e hijo. Samuel siempre le da a su hijo la oportunidad de redimirse a sí mismo y evitar el castigo, recordando que el objetivo del castigo no es lastimar a su hijo sino ayudarlo a que crezca espiritualmente y a que desarrolle una forma sana de independencia.
- Abraham leyó el Tomer Devorá y quiere ser proactivo, desarrollando su capacidad de perdonar, para que cuando llegue el momento de la verdad, esté preparado. Con ese fin, él practica dedicar libremente su tiempo, energía y finanzas de manera incondicional, preparándose para dar sin esperar gratitud a cambio. Se trata de un ejercicio que no es nada fácil pero él decide empezar con un pequeño proyecto: elige tres amigos con los que hace ya tiempo que no habla y les escribe una carta a cada uno, no por correo electrónico, sino una carta a la antigua, con papel y bolígrafo. Abraham envía las tres cartas sin esperar respuesta.
Extraido del Libro Imitando a D-os
Dr. Henry Abramson
excelente escrito, muy interesante el pensamiento judio.