Festejando
Iom Kipur
Reseña de los acontecimientos del Primer Iom Kipur
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Moshé salva al Pueblo Judío

(selección extraída del libro «El Midrash Dice», por el Rabino Moshe Weissman © Ed. Benei Sholem)

El diecinueve de Tamuz, Moshé ascendió al Cielo una vez más. Permaneció allí por cuarenta días, hasta el veintinueve de Av, para suplicar a Hashem perdonar a los Benei Israel.
Moshé presentó su defensa con un explícito vidui (confesión) del gran mal que los Benei Israel habían cometido. Sólo después de ello él mencionó los varios puntos que podrían amenguar su culpa.
Rezó, «Señor del Universo, Tú Mismo les causaste a ellos pecar puesto que Tú los colmaste de oro y plata durante ietziat Mitzraim. Un león sólo patea si un comedero completo de carne es colocado próximo a él.»
Moshé luego presentó sus argumentos a favor de K-lal Israel con tal intensidad y fervor que el sintió que su cuerpo completo estaba febril. El estaba realmente enfermo de preocupación acerca del jet haeguel y la furia de Hashem.
«¿Por qué, Hashem,» él rogó, «debería Tu furia arder contra Tu pueblo a quien Tú has sacado de la tierra de Egipto? Ellos nunca tuvieron la intención de que el Becerro fuera un ídolo. Lo hicieron a fin de proveer un intermediario sobre el cual Tu shejiná pudiera descansar (al igual que todas las otras naciones que reciben Tu reflejo vía un sar y mazal). Aún cuando hicieron el eguel, no te abandonaron a Ti. Querían reemplazarme a mí.
«Además, considera que ellos solían vivir entre los egipcios que fueron adoradores de ídolos.»

Moshé imploró a Hashem, «No estés enojado, Tú acabas de sacarlos de Egipto, una tierra donde todos adoraban corderos. ¡Ellos estuvieron meramente imitando las costumbres de Egipto!» Moshé arguyó, «Tú recientemente acabas de sacar a los Benei Israel de la idólatra tierra de Egipto.¡Ellos todavía están acostumbrados a los ritos de aquel país y no están aún habituados a Tus modos! Espera un poco, y ¡ellos seguramente producirán acciones que Te sean gratas a Ti!»
Moshé también sostuvo, «Si Tú los destruyes, los egipcios creerán que sus astrólogos predijeron la verdad cuando declararon que la estrella raá se cernería sobre los Benei Israel en el desierto y les causaría perecer. ¡Deja que Tu gran ira se abata y revoca el mal decreto contra Tu pueblo!»
Moshé estaba preparado para perder su vida por K-lal Israel, suplicando a Hashem, «Si Tú no los perdonas, extíngueme de Tu Libro de los Vivos.»
Finalmente, Moshé tomó ayuda de la más fuerte arma de defensa, el mérito de los ancestros. El se volvió en la dirección de la Cueva de Majpelá y exclamó a los ancestros, «¡Asistídme en esta hora cuando vuestros hijos están a punto de ser masacrados como ovejas!» Los ancestros se levantaron y se pararon frente a él.
Dirigiéndose a Hashem, Moshé oró, «Recuerda a Abraham, Itzjak, e Israel, Tus sirvientes a quienes Tú juraste por Tu Santo Nombre, -¡Yo multiplicaré vuestra semilla como las estrellas del Cielo!» ¡Recuerda a las doce santas Tribus, Tus sirvientes, y salva a los Benei Israel en su mérito! Aún si ellos transgredieron los Diez Mandamientos sirviendo al eguel, recuerda que su ancestro Abraham fue probado con Diez Pruebas y todavía no fue recompensado por ellas. Que su recomensa sea que su descendencia sea perdonada.»

Moshé mencionó el mérito de las Diez Pruebas de Abraham, en la esperanza de que éstas protegieran a K»lal Israel del exterminio que ellos merecían por haber transgredido los Diez Mandamientos.
Moshé además argumentó, «Si ellos merecen muerte por la quema, recuerda a Abraham quien, por Tu Gran Nombre, estuvo listo para ser quemado en la caldera de Ur Kasdím. Que su disposición a ser quemado los proteja de una muerte similar. Si deben ser muertos por la espada, exímelos a causa de Itzjak quien inclinó su cuello para ser sacrificado sobre el altar. Si ellos incurrieron en el castigo de exilio, evoca que Iaacov fue al exilio a Laván a fin de cumplir el deseo de sus padres. Permite que su exilio expíe por ellos y salve a los Benei Israel de ser desterrados.
¿Por qué deberías Tú juzgar a los judíos más severamente que a los habitantes de Sedom?»
«Verdaderamente, Yo aplicaré a K-lal Israel la misma regla que Yo apliqué a Sedom,» Hashem respondió. «Si existen diez tzadikím entre ellos (cuya grandeza sea tal que proteja a la comunidad entera), Yo no los destruiré.»
«Yo Te proporcionaré los nombres de diez tzadikím«, Moshé respondió. «¡Yo mismo, Aharón, Elazar, Itamar, Pinjas, Iehoshúa, y Kalev!»
«Aquéllos son solamente siete», Hashem respondió. Moshé no sabía qué decir. El inquirió, «¿Serán los muertos restituídos a la vida?»
«Ellos lo serán,» respondió Hashem. «¡Si es así, une a Abraham, Itzjak, y Iaakov, para completar el número!» rogó Moshé.
Después de cuarenta días de plegaria incesante, Hashem finalmente accedió a perdonar a K-lal Israel– no en su propio mérito, sino a causa de sus grandes ancestros. El ordenó a Moshé, «¡Levántate ahora y conduce al pueblo a Eretz Israel! Mi ángel, no Mi shejiná, irá delante tuyo. Yo he decidido que, antes que destruir K-lal Israel de una vez, Yo removeré los efectos de su pecado gradualmente a lo largo de las generaciones. Cuandoquiera que un castigo sobrevenga al pueblo judío a causa de sus pecados, Yo incluiré en él algo del castigo por el jet haeguel.»
En el último día de Av, Moshé retornó al pueblo. A pesar de que él había evocado la misericordia de Hashem, de tal modo salvando a K-lal Israel de la destrucción, Moshé no había obtenido perdón por su pecado.

Rabino Moshe Weissman

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