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Januca
Janucá - Un poco de historia
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La Historia de Januca segun la Meguilla de Antioco

Esta meguilá (rollo) se encuentra en un libro de rezos muy antiguo editado en Salónica (y fue copiado de allí al libro de plegarias de los judíos sefardíes impreso en Viena en el año 1829), siendo este texto uno de los pocos libros que restan de nuestros antiguos escritores. Fue escrita originalmente en arameo y luego traducida al hebreo y esta traducción hebrea es la que aparece en los libros. El original arameo se mantuvo críptico por años hasta que el sabio filólogo Pilipawsky la imprimió en ambos idiomas, arameo y hebreo, en el año 1850, según un manuscrito que encontró en la Biblioteca Real de Londres; el dicho filólogo acota en su edición que al parecer el texto de de mucha antigüedad pudiendo ser parte de la literatura apócrifa, como el libro de los Macabeos.

Reseña histórica.

Después de la muerte de Alejandro Magno (3404 a.m.), sus generales se repartieron el imperio, siendo protagonistas durante veinte años de grandes luchas y peleas por obtener el poder. Los diádocos, o sucesores o herederos, lucharon entre ellos y después de estos primeros generales gobernaron los llamados epígonos, nacidos después. La lucha por el poder hegemónico duró casi cincuenta años, hasta el 3454 a.m. en que murió el último de los diádocos, Seleuco I Nikátor. Este último fue el fundador de la dinastía de los seleúcidas.

Esta dinastía gobernó aprox. hasta el año 3695 a.m. Su territorio comprendía Babilonia y Siria y gran parte de Asia Menor. Este vasto territorio se extendía hacia el este, hacia lo que hoy es Pakistán y comprendía toda la gran meseta de Irán hasta llegar a las montañas de la India y por el norte hasta los desiertos del mar de Aral. Estaba constituido por 20 pueblos de distintas razas, lengua y religión, con un total de más de 30 millones de habitantes. Tuvo dos capitales: Antioquía en Siria (actualmente Antakya, Turquía) y Seleucia del Tigris en Mesopotamia.

Esta dinastía fue heredera de la cultura helenística que procuraron difundir, pero gobernaron al modo de sus antecesores los reyes sirios, mesopotámicos y persas, haciéndose sus reyes adorar como a dioses.

Introducción.

1 Fue en los días de Antíoco (1), rey de Grecia (2), monarca poderoso y fuerte, agresivo en su reinado y obedecido por todos los reyes. 2 él conquistó a muchas naciones y subyugó a vigorosos reyes, destruyendo sus palacios, quemando sus templos y encarcelando a sus súbditos. 3 Desde los tiempos de Alejandro Magno no se había levantado un rey así en todo el territorio allende el gran río (3). 4 Antíoco construyó una metrópolis junto al mar para que le sirviera se asiento a su reinado y la llamó la ciudad de Antioquia (4), como su nombre. 5 También Bagris (5), su virrey, construyó otra ciudad frente a esta última y la denominó Bagris, por su nombre.

(1) Antíoco IV, epifanes (el epíteto epifanes significa imagen, siendo abreviatura de su denominación completa: «theou epifanu, nikeforu», imagen de dios, portador de la victoria), comenzó a perseguir al pueblo judío en el año 3621 y murió en el año 3627 a.m. (Según los cálculos tomados del libro de cronologías «Séder Hadorot», y del testimonio de esta meguilá); en una de sus campañas militares tomó la ciudad de Jerusalem y promulgó decretos de corte religioso, prohibiendo el judaísmo en todas sus manifestaciones e intentando establecer el culto idolátrico.

(2) Grecia, es decir el Imperio Seleúcida, como se explica en la reseña histórica; la meguilá lo denomina Grecia debido al elemento cultural helénico que prevaleció en sus instituciones.

(3) Allende el gran río, al parecer la meguilá se refiere al río Eufrates, allende el cual se extendía el imperio de los seleúcidas hasta la India e Irán, aunque obviamente la soberanía de estos reyes se extendió también más acá del gran río. La meguilá toma como referencia geográfica el gran río, siendo un hito ya conocido en los textos de la época.

(4) La ciudad de Antioquia (la moderna Antakiye, en Turquía) está ubicada al lado oriente del río Orontes, a unas 20 millas del mar siendo Seleucia su puerto. Fue originalmente fundada por Seleuco I, Nikátor aprox. hacia el año 3450 a.m., quien la hizo capital de su imperio en Siria. Los reyes de esta dinastía fueron agregando barrios y arquitectura helénica a la ciudad original, siendo Antíoco IV, epifanes, quien construyó la cuarta parte de la metrópolis y le dio su tono cosmopolita, entonces fue llamada «Tetrapolis», la cuarta ciudad.
(5) Bagris, llamado Baquides en el libro de los Macabeos (I Mac. Vii. 8,9) y en los textos históricos de de Flavio Josefo («B. J.» i. 1, 2, 3), este último lo describe como un hombre de cruel naturaleza, aunque de esta meguilá se desprende que tenía dotes de estratega y agudo entendimiento.

I Primera campaña: Nicanor

6 En el año veintitrés de su reinado (6), que es el año doscientos trece de la construcción del Templo, planeó subir a conquistar la ciudad de Jerusalem. 7 Entonces convocó a sus ministros y les dijo: «Ustedes ya saben que entre nosotros vive el pueblo de los judíos, cuya capital es Jerusalem. 8 Ellos no sacrifican a nuestros dioses y no cumplen con nuestras leyes, abandonan los decretos del rey para sólo cumplir con sus preceptos. 9 También ellos esperan el día de la caída de los monarcas y los soberanos, y repiten constantemente «¡cuándo reinará nuestro rey sobre nosotros, y gobernaremos sobre el mar y sobre el continente, cuándo el mundo entero estará en nuestras manos!» 10 No es honroso para ningún soberano permitir que estos existan sobre la superficie de la tierra, 11 ¡Vamos, subamos contra ellos y anulemos de ellos el pacto de su religión: Shabbat, el novilunio y la circuncisión! (7)» Estas palabras agradaron a todos sus ministros y generales. 12 En aquel momento se levantó Antíoco, el rey, y envió a Nicanor (8), su mariscal, con un gran ejército y con muchas tropas en contra de la ciudad de Yehudá, en contra de Jerusalem. 13 Este mató a muchas personas y construyó un altar idolátrico en el Templo, en el lugar donde declaró el Dios de Israel a sus siervos los profetas: «allí he de posar mi presencia para siempre», en aquel lugar los helénicos degollaron un cerdo y trajeron su sangre hasta el atrio santo.

(6) El primer Templo fue construido en el año 2928, 480 años después de la salida de Egipto (ocurrida el año 2448 a.m.) y estuvo en pie durante 410 años hasta que fue destruido por los babilónicos en el año 3338 a.m., según las profecías después de esta destrucción el pueblo judío estaría en exilio durante setenta años, al final de los cuales el Templo sería reconstruido e Israel volvería a la tierra de promisión, por lo tanto el segundo Templo fue reconstruido en el año 3408, cumpliéndose así la profecía. Según el testimonio de esta meguilá, 213 años después de la construcción de este segundo Templo, es decir en el año 3621, Antíoco Epifanes, hace su primera campaña en contra de Israel. Según este mismo texto tal año era el año veintitrés de su reinado, es decir que fue entronizado el año 3598, y sabemos por el testimonio del libro cronológico «Séder Hadorot» que persiguió al pueblo judío durante seis años hasta su muerte, que ocurrió por ende el año 3627, mismo año en el que ocurre el milagro de Janucá.

(7) Los comentaristas explican que lo helenistas no pusieron sus ojos en todos los preceptos de la Torá, sino sobre tres preceptos que precisamente quisieron anular de Israel. Tal vez porque pensaron que la anulación de estos tres preceptos conllevaría la destrucción de toda la religión judía. Como esta meguilá lo declara quisieron hacer olvidar shabat, novilunio y circuncisión, estos preceptos simbolizan la particularidad del pueblo judío, siendo una señal de la diferenciación de Israel y de las demás naciones. Así el Shabat es una señal del pacto entre el pueblo judío y el Creador del universo, como se declara: «entre Mi y entre los hijos de Israel es una señal perpetua»; así mismo el precepto de santificar el primer día del mes, el novilunio, mandato especial para el pueblo judío cuyas festividades se fijan según el nacimiento de la luna, siendo una influencia proveniente del cielo junto con testigos que ratifican este momento, siendo la presencia de Israel como santificador del tiempo. El precepto de la circuncisión es la señal del pacto de santidad de la continuidad del pueblo, en tanto símbolo del alma que se materializa como pueblo judío.

(8) Nicanor, general sirio, encomendado por Antíoco para reprimir la revuelta de los judíos, así también leemos en el apócrifo libro de los Macabeos (I, vii, 26,50), quien fue finalmente vencido por Yehudá, según el libro de los Macabeos o por Yojanán, como nos relata esta meguilá.

14 Cuando esto ocurrió, escuchó Yojanán, el hijo de Matatiahu, Cohén Gadol (9), que así había sucedido, se llenó entonces de celo y de ira, su rostro cambió y comenzó a pensar que se podía hacer contra esto. 15 Entonces Yojanán, el hijo de Matatiahu, se hizo una espada de doble filo, de dos palmos de larga y de uno de ancha, y la escondió debajo de sus vestidos. 16 Vino entonces a Jerusalem y se paró en la entrada del Templo y gritó así a los guardias: «Yo soy Yojanán, el hijo de Matatiahu, y he venido para presentarme delante de Nicanor» 17 Vinieron los guardias donde el general sirio y le dijeron que el Cohén Gadol de los judíos está parado en la entrada, entonces Nicanor dijo que lo trajeran a su presencia. 18 Yojanán fue traído delante de Nicanor, el general le dijo entonces: «Eres tú uno de los rebeldes, que se revelaron en contra del rey y no quieren paz en su reinado» 19 Yojanán le respondió: «Señor mío, yo he venido delante de tu presencia, lo que desees yo haré…» 20 Entonces Nicanor le dijo: «Si deseas hacer mi voluntad, toma un cerdo y deguellalo sobre un altar, cuando lo hagas te vestiremos con ropa real y te montaremos en el caballo de rey y serás contado entre los preferidos del soberano». 21 Cuando escuchó Yojanán le respondió así: «Señor mío, yo temo que cuando los hijos de Israel sepan esto me lapiden, 22 Por eso, que salga toda persona delante de ti para que nadie se entere» Nicanor ordenó entonces que todos los presenten salgan de delante de él. 23 En aquella hora, levantó Yojanán sus ojos al cielo y pronunció una plegaria delante del Creador diciendo: «Dios mío y Dios de mis padres, Abraham, Itzjak, Yaakov, no me entregues en manos de este incircunciso, porque si me asesina irá después y se vanagloriará en el Templo de Dagón, su dios, y dirá – mi dios lo hizo caer en mis manos» 24 En ese momento Yojanán dio tres pasos hacia él y le clavó la espada en el corazón del gentil y lo arrojó muerto en el atrio santo. 25 Delante del Creador del universo Yojanán declaró así: «Dios mío, no consideres sobre mi un pecado el hecho de haberlo matado en este lugar sagrado, sino que del mismo modo entrega a todas las tropas que vinieron con él a sitiar Yehudá y Jerusalem». 26 Yojanán, el hijo de Matatiahu, salió en aquel día a luchar contra las tropas enemigas y logró matar a muchos de ellos. 27 El número de muertos que mató en aquel día fue de setecientos setenta y dos mil que eliminaron estos a aquellos. 28 Cuando volvió, construyó una columna a su nombre y la llamó «macabí», el que mata a los vigorosos (10).

(9) Los Macabeos. Había una familia de cohanim de la ciudad de Modiim, descendientes directos de Shimón, el justo. Shimón, el justo, tenía un hermano llamado Elazar, quien fue Cohén Gadol después de su muerte, y este último tuvo un hijo, Menashé, que le sucedió; sólo después de la muerte de Menashé, Yojanán, el hijo de Shimón, el justo, asumió como Cohén Gadol. Conocemos de él dos hijos, Yehudit, la heroína de Janucá y Matatiahu, quien tenía cinco hijos (Rashí a Devarim 33,11 dice que los Hasmoneos eran doce hermanos; aunque según el testimonio de Flavio y del libro de los Macabeos eran cinco): Yehudá, Shimón, Yojanán, Yonatán, Elazar. Según otras fuentes Yonatán era el menor. De todos lo hermanos, Shimón fue quien instauró las dinastía de los Hasmoneos, siendo cohén y rey. Esta familia se llamaba «Hashmonaim», tal vez debido a su importancia (cf. Tehilim 68, 32).

(10) El apelativo «macabí», lo escribían los hijos de Matatiahu sobre sus banderas y escudos, no sólo Yehudá, como simplemente se piensa, y significa «Mi kamoja Baelim YHVH», o «Matatiahu Cohén Ben Iojanán». Según otras versiones la palabra «macabí» proviene del griego y significa héroe, varón de guerra (cf. Séder Hadorot). Una tercera tradición dice que este nombre deriva de la palabra «makébet», martillo, al parecer porque usaban herramientas de trabajo como armas.

II Segunda campaña: Bagris

29 Cuando supo Antíoco que Nicanor, su mariscal, había sido asesinado se molestó muchísimo y mandó que trajeran a Bagris, el malvado, conocido además con el apodo de «el que engaña a su pueblo». 30 Antíoco le dijo a Bagris: «Acaso no supiste o no escuchaste lo que me han hecho los hijos de Israel, han matado a mis tropas y han saqueado mis campamentos y a mis ministros. 31 Ahora ustedes están seguros de su dinero y piensas que sus mansiones les pertenecen. ¡Vamos, subamos contra ellos y anulemos el pacto que hizo con ellos su Dios: Shabbat, novilunio y circuncisión!» 32 Bagris, el malvado, con todas sus tropas y campamentos vino a Jerusalem y mató allí a muchas personas y decretó sentencias contra el que guarde Shabbat, novilunio y circuncisión. 33 Cuando esto ocurrió y se escuchó el edicto real, encontraron a un hombre que había circuncidado a su hijo, los trajeron y los colgaron frente al niño. 34 También una mujer, que dio a luz un hijo después de la muerte de su marido, circuncidó a su hijo a los ocho días, subió a la muralla de la ciudad con su hijo en los brazos, 35 y desde allí gritó: «A ti te llaman Bagris, el malvado, ustedes piensan que podrán eliminar de nosotros el pacto que el Creador hizo con nosotros, no eliminaremos jamás el pacto de nuestros padres: Shabbat, novilunio y circuncisión, de nuestra descendencia no será nunca quitado». 36 Entonces, esta mujer arrojó a su hijo a la tierra y se tiró ella después y murieron ambos como si fueran uno; muchos de los hijos de Israel que vivieron en aquellos días hicieron así y no cambiaron el pacto de sus padres.

37 Hubo entre los hijos de Israel que se dijeron los unos a los otros: «¡Vamos ocultémonos en una caverna para que no tengamos que profanar el día de Shabbat!» Y fueron denunciados delante del cruel Bagris. 38 Este malvado mandó a unos soldados que vinieron y se ubicaron en la entrada de la caverna y les gritaron: «¡Judíos, salgan de esta caverna y vengan con nosotros, coman de nuestro pan, beban de nuestro vino y practiquen nuestras costumbres!». 39 Los hijos de Israel les contestaron: «Nosotros recordamos lo que nos mandó Dios sobre el monte de Sinaí: seis días trabajarás y harás todas tus labores y el día séptimo reposarás… por lo tanto es mejor para nosotros morir en esta caverna y no profanar el día de Shabbat. 40 Como vieron los enemigos que los judíos no salían, trajeron leños a la entrada de la caverna y los quemaron y murieron como mil entre hombres y mujeres. 41 Después de este hecho, se levantaron los cinco hijos de Matatiahu, Yojanán y sus cuatro hermanos y combatieron contra el enemigo y mataron muchos de ellos y los expulsaron a las islas del mar ya que confiaron en el Dios del cielo (11).

(11) La victoria de la segunda campaña, según los testimonios históricos ocurrió en Bet Jórón, al noroeste de Jerusalem, donde el ejército helenista, comandado por Sirón, había acampado. Yehudá y sus hermanos los atacaron de improviso y lograron vencerlos. Esta victoria ocurrió aproximadamente en el año 3625 a.m.

III Tercera campaña: Bagris y todos los ejércitos.

42 Entonces Bagris, el malvado, se escapó en un barco y huyó donde Antíoco, el rey, y junto con él había soldados rescatados de la espadas. 43 Y dijo Bagris delante de Antíoco, el rey, «Tú eres el rey, encomendaste poner decretos para anular de los judíos Shabbat, novilunio y circuncisión; esto es un gran engaño y trae una gran revuelta. 44 Incluso si fueran todos los pueblos y naciones de varios idiomas no podrían contra los cinco hijos de Matatiahu, ellos son más fuertes que los leones, más ágiles que las águilas y más rápidos que los osos. 45 Ahora, mi rey, espero que mi consejo sea aceptado por ti, no combatan contra estos hombres con un ejército pequeño, pues si haces la guerra contra ellos así serás avergonzado delante de todos los demás reyes del mundo. 46 Manda escribir cartas a todos los estados de tu reino para que vengan los generales de todos lo ejércitos, que nadie quede sin venir, que traigan elefantes cubiertos de armaduras junto con ellos.» 47 Este consejo agradó a Antíoco, el rey, y mandó cartas a todos los estados de su reino y vinieron todos los generales de todos los ejércitos y naciones y trajeron con ellos elefantes cubiertos de armaduras. 48 Por segunda vez vino Bagris, el malvado, contra Jerusalem, entonces rompió la muralla de la ciudad, rompió la entrada y destrozó en el Templo trece destrozos (12), también las piedras del templo las destruyó hasta hacerlas polvo. Pensó el malvado en su corazón que esta vez ellos no podrían contra él, porque eran grandes sus batallones y la fuerza que tenía en sus manos. Sin embargo el Dios de los cielos no pensó así.

(12) En rededor del Templo había letreros escritos en diferentes idiomas, donde se advertía que los gentiles no podían entrar más allá de cierto límite, estas advertencias causaron la ira de los helenistas, y viendo en esto una discriminación las destruyeron.

49 Cuando escucharon los cinco hijos de Matatiahu, se levantaron y vinieron hasta Mitzpé Gilaad, lugar donde se habían refugiado algunos de los hijos de Israel desde tiempos del profeta Shmuel. 50 Decretaron un ayuno y se sentaron sobre cenizas para pedir misericordia delante del Dios de los cielos. 51 Entonces Yehudá el primogénito, Shimón el segundo, Yojanán el tercero, Yonatán el cuarto y Elazar el quinto idearon una estrategia. 52 Su padre los bendijo y les dijo: «Yehudá, hijo mío, te pareces a Yehudá, el hijo de Yaakov, que fue comparado con un león. 53 Shimón, hijo mío, te pareces a Simón, el hijo de Yaakov, que mató a los habitantes de Shjem. 54 Yojanán, hijo mío, te pareces a Avner, el hijo de Ner, general de los ejércitos de Israel. Yonatán, hijo mío, te pareces a Yonatán, el hijo de Shaul, que mató al pueblo de los filisteos. 55 Elazar, hijo mío, te pareces a Pinjás, el hijo de Elazar que celó el celo divino y salvó al pueblo judío». 56 Con esta bendición partieron los cinco hijos de Matatiahu en aquel día y combatieron contra los enemigos y mataron a muchos de ellos, sin embargo en estas batallas fue muerto Yehudá. (13) 57 Cuando sus hermanos vieron que murió Yehudá, volvieron donde su padre. 58 Entonces el padre les gritó: «¡Por qué volvieron!» y ellos le respondieron: «Porque ha muerto nuestro hermano Yehudá, quien era importante como todos nosotros» 59 Matatiahu les dijo en aquel momento: «¡Yo saldré a la guerra con ustedes y combatiré al enemigo, para que no se pierda la casa de Israel… y ustedes están temerosos por su hermano!» 60 Y salió Matatiahu en aquel día con sus hijos a la guerra y combatió a los enemigos. 61 El Dios de los cielos les entregó a todos los enemigos más vigorosos en sus manos y mataron a muchos de ellos, todos los que portaban espadas y todos los arqueros, de los generales de los batallones y los oficiales no quedó remanente, y se escaparon el resto de las tropas a países lejanos. 62 Elazar estaba en una de las batallas tratando de matar a un elefante, y se ahogó en el estiércol del elefante, y cuando volvieron le buscaron entre los vivos y los muertos y no lo encontraron hasta que finalmente lo hallaron ahogado en el estiércol del animal (14). 63 Los hijos de Israel se alegraron mucho que los enemigos fueron entregados en sus manos, a algunos quemaron a otros mataron por la espada y a otros colgaron e árboles. 64 Bagris, el malvado que engaña a su pueblo, el pueblo judío lo quemó en el fuego. 65 Entonces Antíoco, el rey, cuando supo que Bagris había sido muerto junto con todos los generales de todos los ejércitos, se escapó en un barco y huyó a países lejanos. En cada lugar al que llagaba surgían revueltas en contra suya y le llamaban «el fugitivo» (15).

(13) Yehudá, llamado el macabeo murió en un combate contra Bagris, aunque los textos históricos fijan este hecho después de la purificación del Templo, durante la batalla de Elaza, sabemos por la tradición judía que Yehudá fue líder de la revuelta después de su padre Matatiahu, duarante seis años, si la revuelta comenzó en el 3621 y Matatiahu la comandó durante un año, como nos enseñan los sabios, quiere decir que Yehudá murió en el año 3628, un año después de la purificación del Templo. La batalla de Elaza fue una victoria para el ejército de los rebeldes a pesar de la muerte de Yehudá. Sus hermanos encontraron su cuerpo y lo trajeron a Modiim donde lo enterraron, según lo que nos relata Flavio, Yojanán tomó el liderazgo de la revuelta contra los helenistas (según el texto Séder Hakabala del Raavad, quien le sucedió fue Yonatán), durante seis años, después el mandato pasó a su hermano Shimón, fundador de la dinastía de los Hasmoneos, en el año 3634 a.m., quien gobernó durante dieciocho años.

(14) Flavio Josefo escribe en De bello Judaico 1,5 que el ejército de los enemigos se encontró con los Macabeos en un lugar llamado Bet Zejaria (cf. También libro de los Macabeos I, vi, 28-47; Mac. II xiii, 14-17), al sur de Jerusalem. Y antes que comenzara el combate, Elazar vió al más grande los elefantes armados y pensó que sobre la alta torre que portaba se encontraba el propio rey Antíoco, entonces corrió hacia él y trató de subir al animal, como se dio cuenta que no pudo clavó su espada en el vientre del elefante y este calló sobre él matándolo. Según el testimonio de Flavio y del apócrifo de los Macabeos esta batalla fue un triunfo para el enemigo y una derrota para los judíos; aunque la meguilá aquí indica que fue una de las batallas, podemos responder por lo tanto que en el combate de Beit Zejaria, donde murió Elazar, el enemigo venció, pero en posteriores combates los macabeos vencieron y esto relata la meguilá infra.

(15) La venganza divina recayó sobre Antíoco y fue castigado por su maldad contra la Torá, y a pesar que sus campañas anteriores no tuvieron éxito, por una cuarta vez trató de conquistar Jerusalem. Cuando marchaba con su ejército pasó con sus jinetes al lado de los elefantes armados, y de pronto uno de estos rugió terriblemente, lo que asustó a los caballos amarrados a su carruaje y este se volcó, entonces el rey cayó a tierra y se quebró sus huesos y su carne empezó a pudrirse. Sus esclavos lo levantaron y lo cargaron un corto trazo, pero como el olor que despedía era tan intenso, que nadie lo soportaba, finalmente lo tiraron a un lado del camino y se escaparon, su carne se desprendió de su cuerpo y sus intestinos se volcaron sobre la tierra, muriendo de esta forma.

66 Después de estos acontecimientos, vinieron los hijos del Hasmoneo al Templo y reconstruyeron las entradas destruidas (16), repararon los destrozos y purificaron los atrios de los muertos y de las impurezas. 67 Y buscaron aceite puro para encender el candelabro y no encontraron sino un cántaro cerrado con el sello del Cohén Gadol, lo cual era una prueba que estaba puro. Tenía este cántaro la cantidad suficiente para encender un día. 68 Y el Dios de los cielos que estableció su Nombre allí lo bendijo e hizo que encendieran con él ocho días. 69 Por este motivo estableció el Hasmoneo y fortaleció el hecho, y el pueblo de Israel con ellos, de hacer estos ocho días, días de banquetes y alegrías como los días festivos que están mencionados en la Torá, y de prender velas para publicar a todos que el Dios del cielo le había concedido la victoria. 70 En estos días no se podrá hacer discursos fúnebres ni decretar ayunos a no ser que fuera recibido desde antes, y se debe rezar delante de Dios. 71 No obstante, el Hasmoneo y sus hijos y sus hermanos no decretaron que fueran días de reposo de las labores. Desde aquellos días ya no resurgió el imperio de los griegos. 72 Recibieron el reinado los hijos del Hasmoneo y sus descendientes desde aquel tiempo hasta la destrucción del Templo divino, doscientos seis años. 73 Por lo tanto, los hijos de Israel desde aquel día, en todos sus exilios, guardan estos días y los llaman días de banquetes y alegrías, desde el veinticinco del mes de kislev durante ocho días. 74 Desde aquellos tiempos y hasta siempre no se apartarán de ellos pues fue durante la época del Templo en que los cohanim, lo levitas y los sabios los establecieron sobre el pueblo judío y su descendencia para siempre (17).

(16) Cuando entraron los griegos al Templo, impurificaron todos los aceites, así ocurrió cuando los hasmoneos vencieron buscaron aceite para encender el candelabro y no encontraron sino un cántaro que estaba cerrado con el sello del Cohén Gadol, que no tenía sino para encender un solo día, y sucedió un milagro y pudieron encender durante ocho días. Al año siguiente fijaron estos días como días de fiesta con cantos y lectura del Halel. (Shabbat 21b). Según la cronología establecida por esta meguilá y según el testimonio de las fechas que surgen de los escritos bíblicos el reinado de los hasmoneos comenzó en el año 3621 a.m., y después de seis años de arduas guerras lograron expulsar a los helenistas sirios del área del Templo, el milagro relatado en esta meguilá y en el Talmud ocurrió en el año 3627 a.m, sin embargo la guerra continuó otra generación hasta el año 3634 a.m., año en el cual el Sanedrín denominó a Shimón, el único hijo de Matatiahu que vivía, como gobernador. La dinastía de los Hasmoneos duró según nos enseñan los sabios por 103 años, es decir desde la revuelta contra Antíoco liderada por Matatiahu en el 3622 hasta el 3725, año en que comienza el reinado de la familia de Herodes, también 103 años, hasta el 3828, año en el que los romanos destruyen el segundo Templo. Sabemos que este segundo Templo, fue construido en el 3408 y duró 420 años, es decir hasta el 3828 a.m.

(17) Rambam escribe: «Se apiadó el Dios de nuestros padres y los salvó de sus manos y los rescató, vencieron los hasmoneos, los grandes cohanim, los mataron y salvaron a Israel de las manos de los enemigos, entonces establecieron un rey de entre los cohanim y volvió el reinado a Israel más de doscientos años hasta la destrucción del segundo Templo» (Hiljot Janucá, 3,1).

1 comentario
  1. VICTOR ZEPEDA

    Gracias por el artículo, quisiera citarlo para un trabajo académico, podrían darme el nombre del autor, saludos cordiales.

    01/08/2019 a las 10:57

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