La eternidad de la Torá
D-os hizo otro pacto más con el Pueblo Judío, prometiéndoles lo siguiente:
No será olvidada por su simiente…(Devarim 21:31)
Rashi comenta: «Esto es una garantía de que la Torá jamás será olvidada completamente por sus descendientes»
No sólo que la Torá no será olvidada en nuestro medio, sino que seguirá siendo una Torá viva, que se estudiará permanentemente y que Israel cumplirá siempre, y que no se apartará de sus labios hasta el final de los días. Tal como está escrito:
Y en cuanto a Mí, éste es Mi pacto con ellos, dice el Eterno: Mi espíritu que es sobre ti, y Mis palabras que he puesto en tu boca, no se apartarán de tu boca, ni de la boca de tu simiente, dice el Eterno, desde ahora y por siempre (Yeshayahu 59:21)
Estas dos promesas -que la Torá no será olvidada y que el Pueblo Judío no desaparecerá- son complementarias, entrelazadas y mutuamente dependientes. La propia Torá señala que la promesa hecha al Pueblo Judío, en el sentido de que jamás será aniquilado del todo, existe únicamente en mérito de su observancia de la Torá y de su fe en D-os. Esto es lo que dice la Torá:
Dije para mí que los esparciría por todos los confines hasta hacer desaparecer todo recuerdo de ellos entre los hombres, si no fuera que el enemigo, pronto a pelear encarnizadamente contra ellos, ensorbecido por la victoria, se atribuyera el mérito a sí mismo y no al Eterno.(Devarim 32:26,27)
El Ramban explica lo siguiente:
D-os creó al hombre para que éste conociera a su Creador y Le diera las gracias. Cuando las naciones pecaron y negaron Su existencia, sólo el Pueblo de Israel permaneció fiel a Su Nombre. Y por medio de Israel El hizo conocer en Egipto las señales y maravillas que testimoniarían que El es el Eterno y el Amo y de ese modo, todas las naciones Lo conocieron.
Por consiguiente, si la memoria de Israel se borrase, las naciones del mundo pronto olvidarían sus señales y maravillas… y el propósito para el que fue creada la humanidad desaparecería por completo. Por eso hacía falta que El deseara establecer a Israel por toda la eternidad como Su Pueblo, pues ellos están cerca de El y Lo conocen más íntimamente que ninguna otra nación.
En otras palabras, a través del Pueblo judío, que porta el Nombre de D-os por todo el mundo, El cumple con Su plan original de creación del mundo. Esta es la base de la promesa hecha a Israel de que continuarán existiendo, a pesar de sus pecados.
Los Sabios explicaron este concepto en el Talmud Yerushalmi, Taanit, cap. 2, halajá 6:
Rabí Shimon ben Lakish dijo en nombre de Rabí Yannai: D-os entremezcló Su gran Nombre con el de Israel, pues las dos últimas letras de la palabra Israel forman uno de los nombres de D-os.
Esto puede compararse a un rey que poseía una llave de un cofre lleno de tesoros. Dijo el rey: «Si dejo la llave tal como está, la voy a perder. Por eso, será mejor que le haga una cadena, para que, si se pierde, por lo menos pueda encontrar la cadena». Lo mismo dijo D-os: «Si dejo a Israel tal como está, las naciones se los tragarán. Por eso les conferiré Mi gran Nombre y así podrán perdurar». ¿Cómo sabemos que es así? Por el versículo de Yehoshua 7:9: «Porque cuando los cananeos y todos los habitantes de la tierra lo sepan, nos rodearán y cortarán nuestro nombre de la tierra y ¿qué harás Tú por Tu gran Nombre?». Y enseguida dice: «Y le dijo el Eterno a Josué: «Levántate». «Levántate» quiere decir «lo que has dicho es válido, y te respaldará».
El Rambam escribe en su Carta a Yemen:
D-os nos explicó a través de Yeshayahu, Su mensajero para nuestra nación, que la señal (entre nosotros y D-os que indicaría que no habremos de perecer) es nuestra observancia de Su Torá y de Su palabra, tal como está escrito: «Y en cuanto a Mí, éste es Mi pacto con ellos, dice el Eterno: Mi espíritu que es sobre ti, y Mis palabras que he puesto en tu boca, no se apartarán de tu boca»
Estas dos garantías, de que el Pueblo Judío no ha de perecer, y de que la observancia de la Torá continuará entre nosotros, se han cumplido en su totalidad. El gran Nombre de D-os habita entre nosotros. La Torá y nuestra fe en un D-os vivo ha preservado a nuestro pueblo, y nos ha mantenido con vida hasta el día de hoy. El Pueblo Judío vive, Am Israel Jai; y la Torá vive y perdura, igual que todas las promesas del pacto que hizo D-os con Su pueblo, Israel.