Relatando
Dia del Holocausto (Yom HaShoa)
Historia
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El Sacrificio de la Subjetividad

Extraido de Shoa – Holocausto (no editado aun)

No se puede discutir con alguien que sufrió el Holocausto y ya no tiene fe. La pérdida de su fe no es un asunto intelectual y, por lo tanto, no puede ser remediada apelando a la razón. Es su corazón el que ha sido herido, y la destrucción de su fe es parte de la destrucción total de la Casa de Israel. Algunos fueron heridos en forma física y otros en forma espiritual. El alma sana, por su propia naturaleza, tiene fe en el Creador y Su conducción del mundo.

Si los estudios psicológicos realizados hallaron un porcentaje más alto de enfermedades mentales entre los sobrevivientes del Holocausto, no es sorprendente que la enfermedad espiritual de la negación de Dios aparezca bajo las mismas condiciones de persecución nazi. No se trata a convencer al enfermo de que no tendría que haberse enfermado. La única solución es curarlo.

Tampoco se puede razonar con alguien que no pasó el Holocausto, pero lo utiliza para negar la existencia de Dios para poder actuar como desea. Sólo podemos sacudir su confianza en sí mismo preguntándole si cree ser la primera persona en descubrir la cuestión del sufrimiento de los justos. Sólo podemos decirle que hombres más sabios y más iluminados que él pasaron por sufrimientos que él ni siquiera imagina, y continuaron aferrándose a su fe, y no por ingenuidad. Podemos recomendarle libros de historia judía, en los que leerá acerca de desastres inimaginables (quizás, en una escala relativa, no menos terribles que el Holocausto) que les ocurrieron a los judíos, durante los cuales este pueblo maravilloso y santo fue hacia las llamas con el Shema en los labios.

El presente trabajo, sin embargo, no está dirigido al escéptico. Hablamos de aquéllos que cuestionan el proceder de Hashem con sinceridad, y nuestro objetivo es ayudarlos a tratar un tema tan difícil.

El Admor de Piastchene escribe:
Sacrificar la propia vida (mesirut nefesh) con fe significa que aun en el momento en que el rostro de Hashem está oculto, creemos en El, que todo lo que El hace es para bien, que todo es justo, que todos los isurim (sufrimientos) están llenos del amor de Hashem a Israel.
Por desgracia, hay algunas personas -incluso entre los que eran creyentes- cuya fe fue dañada. Ellos preguntan: «¿Por qué nos abandonaste? Si nos castigas para acercarnos a la Torá y a Tu servicio, es al revés: la Torá y todo lo sagrado está siendo destruido…»

Si un judío dice esto en forma de plegaria, volcando su corazón ante Hashem, está bien. Pero si, Dios no lo permita, hace el planteo con escepticismo, si en el fondo de su corazón su fe no es completa, Dios no lo permita, entonces que Hashem nos proteja.
La fe es la base de todo. Si, Dios no lo permita, nuestra fe es defectuosa, estamos destruidos y nos distanciamos de El…

Y en verdad, ¿qué lugar cabe para el escepticismo ? Es cierto que los isurim como los que sufrimos ahora aparecen sólo una vez en siglos. Pero igualmente, ¿cómo podemos pensar que entendemos los actos de Hashem, o afirmar que si no los entendemos perderemos nuestra fe, Dios no lo permita? Si no podemos entender siquiera la brizna de hierba que Hashem crea, y menos podemos entender el alma, y menos todavía un ángel y menos que menos el pensamiento de Hashem, ¿cómo podemos tratar de entender con nuestras mentes lo que El sabe y entiende?

¿Y por qué nuestra fe habría de dañarse más ahora a causa de estos isurim que por todos los isurim que afectaron a Israel en el pasado? Cuando leímos un versículo, una Gemara o un Midrash, y nos enteramos de los sufrimientos de Israel desde la antiguedad hasta el presente, ¿también se dañó nuestra fe? Entonces, ¿por qué habríamos de dejar de creer ahora? Porque aquellos que claman que nunca antes Israel sufrió isurim como estos están equivocados. Durante la destrucción del Beit ha Mikdash, Beitar, y en otras épocas, ocurrieron calamidades como ésta. (Nota posterior: Sólo las calamidades que ocurrieron hasta el fin de 5702-1942 tienen precedente en la historia. Pero la tortura grotesca y las muertes no naturales que los asesinos inventaron para nosotros, la Casa de Israel, desde fines de 5702-1942, hasta donde yo entiendo de Jazal e historia judía, no tienen precedentes. Que Hashem tenga piedad de nosotros y nos salve de sus manos pronto -18 Kislev, 5703-1943.)

¿Por qué, entonces, nuestro espíritu está más dañado por los isurim de nuestros tiempos? Porque la aflicción que uno experimenta en forma personal lo afecta en grado mayor. Es verdad, los que perdieron su fe afirman que están en shock solamente de ver los sufrimientos de otros. Y es verdad que se preocupan y se afligen por los isurim de otros judíos. Pero, en el fondo, la reacción excesivamente fuerte, hasta el punto de perder la fe, y cuestionar al Cielo con escepticismo, Dios no lo permita, surge de su temor de que ellos también, Dios no lo permita, sufran el terrible destino que sufrieron los otros.

Esto es lo que quisimos explicar antes: que debemos sacrificar nuestra vida, es decir, nuestra subjetividad personal, para mantener nuestra fe. Luego podremos creer con fe perfecta que todo ocurre con justicia y por el amor de Hashem hacia Israel (Esh Kodesh p. 138-140).

Rabí Yoel Schwartz y Rabí Itzjak Goldstein

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