Libro Bereshit (Genesis)
Vaietzé
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Vaietze (2)

31

1 Oyó las palabras de los hijos de Labán, diciendo: «Iaacov (Jacob) tomó todo lo que le pertenecía a nuestro padre y con lo que le pertenecía a nuestro padre hizo toda esta fortuna».
2 Iaacov (Jacob) vio el rostro de Labán y he aquí que no se comportaba con él como antes.
3 Y El Eterno le dijo a Iaacov (Jacob): «Regresa a la tierra de tus padres y a la tierra de tu nacimiento, y Yo estaré contigo».
4 Iaacov (Jacob) mandó a llamar a Rajel (Raquel) y Lea al campo, donde estaba su rebaño,
5 y les dijo: «He visto el rostro de vuestro padre que ya no me dispensa el mismo trato que antes; pero el Dios de mi padre estuvo junto a mí.
6 Sabéis que con todas mis fuerzas serví a vuestro padre,
7 y vuestro padre me ha mentido, cambiándome el salario cien veces; mas Dios no permitió que me hiciera daño.
8 Si decía las moteadas serán tu salario, entonces todo el rebaño paría ovejas moteadas, y si decía las rayadas serán tu salario, entonces todo el rebaño paría ovejas rayadas.
9 Así fue como Dios mermó el ganado de vuestro padre, y me lo entregó a mí.
10 Sucedió una vez, en la época del apareamiento, que alcé mis ojos y vi en un sueño que los cabritos que procreaban el rebaño eran rayados, moteados y veteados.
11 Y un ángel de Dios me dijo en el sueño: “¡Iaacov (Jacob)!”. Y yo dije: “Heme aquí”.
12 Y él dijo: “Alza tus ojos, por favor, y ve que todos los cabritos que procrean los rebaños son rayados, moteados y veteados, pues he visto todo lo que Labán te está haciendo.
13 Yo soy el Dios de Bet-El, donde ungiste un pilar y donde Me hiciste un voto. Ahora levántate y vete de esta tierra, y regresa a la tierra de tu nacimiento”».
14 Rajel (Raquel) y Lea respondieron diciendo: «¿Acaso seguimos poseyendo una parte y una herencia de la casa de nuestro padre?
15 ¿No se nos considera extrañas? Pues él nos ha vendido y ha consumido totalmente nuestro dinero.
16 Pero toda la riqueza que Dios le ha quitado a nuestro padre nos pertenece a nosotras y a nuestros hijos; ahora, lo que Dios te haya dicho, hazlo».
17 Iaacov (Jacob) se levantó y colocó a sus hijos y sus mujeres sobre los camellos.
18 Y condujo todo su ganado y toda la riqueza que había acumulado, las propiedades que había adquirido en Padán Aram, para ir a lo de su padre Itzjak (Isaac), a la tierra de Canaán.
19 Labán había ido a esquilar su rebaño y Rajel (Raquel) robó los ídolos de su padre.
20 Iaacov (Jacob) engañó a Labán el arameo al no decirle que huía.
21 Y huyó con todo lo que tenía. Él se levantó y cruzó el río, y se dirigió hacia el Monte Gilad.
22 A Labán se le dijo al tercer día que Iaacov (Jacob) había huido.
23 Y tomó a sus familiares y los persiguió a una distancia de siete días, alcanzándolos en el Monte Gilad.
24 Pero Dios se apareció a Labán el arameo en un sueño nocturno, y le dijo: «Cuídate de no hablar con Iaacov (Jacob), ni bien ni mal».
25 Labán alcanzó a Iaacov (Jacob). Iaacov (Jacob) había asentado su tienda en la montaña, mientras que Labán había asentado a su familia en el Monte Gilad.
26 Labán le dijo a Iaacov (Jacob): «¿Qué has hecho que me has engañado y has guiado a mis hijas como cautivas de la espada?
27 ¿Por qué huiste de modo tan oculto y me engañaste? Tampoco me dijiste, pues te hubiera despedido con alegría, con canciones, con pandero y con lira.
28 Y ni siquiera me dejaste besar a mis hijos e hijas; has actuado en forma tonta.
29 Podría hacerte cualquier daño, mas el Dios de tu padre Se dirigió a mí anoche, diciendo: Cuídate de no hablar con Iaacov (Jacob) ni bien ni mal.
30 Ahora: te fuiste porque anhelabas ir a casa de tu padre, pero ¿por qué robaste mis dioses?»
31 Iaacov (Jacob) respondió y le dijo a Labán: «Porque tuve miedo, pues pensé que tal vez me robarías a tus hijas.
32 Aquel en el que encontraras a tus dioses, no vivirá; en presencia de nuestra familia comprueba por ti mismo lo que está en mi posesión y llévatelo». Iaacov (Jacob) no sabía que Rajel (Raquel) los había robado.
33 Labán entró a la tienda de Iaacov (Jacob) y a la tienda de Lea, y a la tienda de las dos sirvientas, mas no halló nada. Al salir de la tienda de Lea, entró a la tienda de Rajel (Raquel).
34 Rajel (Raquel) había tomado los ídolos, los había colocado en la montura del camello que montaba, y se sentó encima. Labán revisó toda la tienda, mas no halló nada.
35 Ella le dijo a su padre: «Que mi señor no se disguste porque no me pongo de pie, pero es que me ha llegado la regla de las mujeres». Buscó, mas no encontró los ídolos.
36 Iaacov (Jacob) se enojó y se enfrentó a Labán. Iaacov (Jacob) le dijo a Labán: «¿Cuál es mi falta y cuál es mi pecado que me has perseguido?
37 Cuando revisaste todos mis objetos, ¿qué encontraste de todas tus pertenencias? Colócalo aquí, ante mi familia y la tuya, y que ellos juzguen entre ambos.
38 Todos estos veinte años estuve contigo y tus ovejas y tus cabras jamás abortaron, ni comí los carneros de tu rebaño. 39 Los animales mutilados nunca te los llevé, yo mismo sufría la pérdida, a mí me la exigías, ya fuera que fue robada de día o robada de noche.
40 De día el calor abrasador me consumía, de noche, la helada; el sueño se escapaba de mis ojos.
41 Éstos son mis veinte años en tu casa: catorce años te serví por tus dos hijas; seis años por tus rebaños, y tú cambiaste mi salario cien veces.
42 Si el Dios de mi padre, el Dios de Abraham y el Temor de Itzjak (Isaac) no hubiera estado conmigo, ahora me habrías echado con las manos vacías; Dios vio mi aflicción y el esfuerzo de mis manos, y por eso te reprendió anoche».
43 Entonces Labán habló y le dijo a Iaacov (Jacob): «Las hijas son mis hijas, los hijos son mis hijos y el rebaño es mi rebaño, y todo lo que ves es mío. Pero a mis hijas, ¿qué les podría hacer hoy? ¿O a los hijos a quienes han dado a luz?
44 Ahora, vamos, hagamos un pacto, tú y yo, y Él será testigo entre tu y yo».
45 Iaacov (Jacob) tomó una piedra y la elevó como pilar.
46 Y Iaacov (Jacob) le dijo a sus familiares: «¡Juntad piedras!». Y ellos tomaron piedras y formaron un montículo, y comieron allí sobre el montículo.
47 Labán lo llamó Iegar-sahaduta, mas Iaacov (Jacob) lo llamó Galed.
48 Y Labán dijo: «Este montículo –gal– es hoy testigo –ed– entre tú y yo» por eso lo llamó Galed.
49 Y también Mitzpá, pues dijo: «Que El Eterno vigile –itzef– entre nosotros cuando ya no nos veamos. 50 Si afligieras a mis hijas o si te tomares otras mujeres, además de mis hijas, aunque no haya hombre entre nosotros, ve, Dios será nuestro testigo».
51 Y Labán le dijo a Iaacov (Jacob): «He aquí este montículo, y he aquí el pilar que erigí entre tu y yo.
52 Este montículo y este pilar serán testigo de que no puedo cruzar por sobre este montículo para ir hacia ti, ni tú puedes cruzar este montículo y este pilar para ir hacia mí y hacerme el mal.
53 Que el Dios de Abraham y el dios de Najor juzgue entre nosotros; el dios de su padre». Y Iaacov (Jacob) juró por el Temor de su padre Itzjak (Isaac).
54 Entonces Iaacov (Jacob) sacrificó un animal en la montaña y convocó a su familia para comer pan; y ellos comieron pan y pasaron la noche en la montaña.

32

1 Y Labán se despertó temprano a la mañana; besó a sus hijos y a sus hijas y los bendijo; entonces Labán fue y regresó a su lugar.
2 Iaacov (Jacob) prosiguió su camino y los ángeles de Dios lo encontraron.
3 Iaacov (Jacob) dijo al verlos: «¡Éste es un campamento de Dios!». Y llamó a aquel lugar Majanaim.

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