Vaietze (1)
PARASHAT VAIETZÉ – SECCIÓN VAIETZÉ
10 Iaacov (Jacob) salió de Beersheba y se dirigió hacia Jarán.
11 Se topó con el lugar y allí pasó la noche, pues el sol se había puesto; tomó de las piedras del lugar y las dispuso en derredor de su cabeza, y se recostó en aquel lugar.
12 Y soñó, y he aquí que había una escalera colocada sobre la tierra cuyo extremo llegaba hasta los Cielos; y he aquí que ángeles de Dios subían y bajaban por ella.
13 Y he aquí que El Eterno estaba parado sobre él y dijo: «Yo soy El Eterno, Dios de Abraham, tu padre, y Dios de Itzjak (Isaac); la tierra sobre la cual yaces a ti te la daré y a tus descendientes.
14 Tu simiente será como el polvo de la tierra y te extenderás, hacia el oeste, el este, el norte, y el sur; y todas las familias de la tierra se bendecirán en ti y en tu descendencia.
15 He aquí que Yo estoy contigo; te guardaré dondequiera que vayas y te devolveré a esta tierra; pues no te abandonaré hasta que haya hecho lo que he hablado a tu respecto».
16 Iaacov (Jacob) se despertó de su sueño y dijo: «Ciertamente El Eterno está presente en este lugar, ¡y yo no lo sabía!».
17 Y tuvo miedo, y dijo: «¡Qué terrible es este lugar! ¡Ésta no es otra que la Casa de Dios, y ésta es la puerta de los Cielos!».
18 Iaacov (Jacob) se levantó temprano a la mañana y tomó la piedra que había colocado en derredor de su cabeza y la puso como pilar; y vertió aceite en su cúspide,
19 y llamó al lugar Bet-El; sin embargo, Luz era el nombre original de la ciudad.
20 Iaacov (Jacob) hizo un voto, diciendo: «Si Dios ha de estar conmigo, ha de guardarme por este camino que voy; dándome pan que comer y ropa que vestir;
21 y si retornare en paz a la casa de mi padre, y si El Eterno ha de ser un Dios para mí,
22 entonces, esta piedra que he colocado como pilar será la casa de Dios y todo lo que me des habré de diezmarlo para Ti».
29
1 Iaacov (Jacob) se puso de pie y se dirigió hacia la tierra de los pueblos del este.
2 Observó y he aquí que había un pozo en el campo. Y he aquí que junto al pozo había tres rebaños de ovejas asentados, pues de ese pozo daban de beber a los rebaños, y la piedra que había sobre la boca del pozo era grande.
3 Cuando se reunían todos los rebaños en aquel lugar, hacían rodar la piedra de la boca del pozo y daban de beber a las ovejas; luego volvían a colocar la piedra en su sitio, en la boca del pozo.
4 Iaacov (Jacob) les dijo: «Hermanos míos, ¿de dónde venís?». Y ellos dijeron: «Somos de Jarán».
5 Él les dijo: «¿Acaso conocéis a Labán hijo de Najor?». Y ellos dijeron: «Lo conocemos».
6 Él les dijo: «¿Está bien?». Y ellos respondieron: «Está bien; he aquí su hija Rajel (Raquel) viene con el rebaño».
7 Dijo él: «El día es largo aún; todavía no es momento de reunir el rebaño; dadle de beber a las ovejas y continuad pastando».
8 Mas ellos dijeron: «No podremos hasta que todos los rebaños hayan sido reunidos y hagan rodar la piedra de la boca del pozo, entonces daremos de beber a las ovejas».
9 Mientras él estaba hablando aún con ellos, Rajel (Raquel) llegó con las ovejas de su padre, pues ella era pastora.
10 Y cuando Iaacov (Jacob) vio a Rajel (Raquel), hija de Labán, el hermano de su madre, y a las ovejas de Labán, el hermano de su madre, Iaacov (Jacob) se acercó e hizo rodar la piedra de la boca del pozo y dio de beber a las ovejas de Labán, hermano de su madre.
11 Entonces Iaacov (Jacob) besó a Rajel (Raquel); y alzó su voz, y lloró.
12 Iaacov (Jacob) le dijo a Rajel (Raquel) que era pariente de su padre y que era hijo de Rivka (Rebeca); ella fue corriendo a contarle a su padre.
13 Y sucedió que cuando Labán oyó la noticia de Iaacov (Jacob), hijo de su hermana, que fue corriendo hacia él, lo abrazó, lo besó y lo llevó a su casa; él le relató a Labán todos estos hechos.
14 Entonces Labán le dijo: «Efectivamente, ¡eres de mi misma sangre! Y se asentó con él durante un mes.
15 Labán le dijo a Iaacov (Jacob): «¿Simplemente porque eres pariente mío me vas a servir gratis? Dime, ¿cuál será tu salario?».
16 Labán tenía dos hijas. La mayor se llamaba Lea y la menor se llamaba Rajel (Raquel).
17 Los ojos de Lea eran delicados, mientras que Rajel (Raquel) era de hermosa forma y bella apariencia.
18 Iaacov (Jacob) amaba a Rajel (Raquel), y dijo: «Trabajaré para ti durante siete años por Rajel (Raquel), tu hija menor».
19 Dijo Labán: «Mejor será que te la dé a ti y no a otro hombre; asiéntate conmigo».
20 Y Iaacov (Jacob) trabajó siete años por Rajel (Raquel) y fueron ante sus ojos como unos pocos días, tanto la amaba.
21 Iaacov (Jacob) le dijo a Labán: «Entrégame a mi mujer, pues se ha cumplido mi término, y me allegaré a ella».
22 Y Labán reunió a toda la gente del lugar e hizo un banquete.
23 Y al anochecer tomó a su hija Lea y se la llevó a él; y él se allegó a ella.
24 Y Labán le dio a su sirvienta, Zilpá, como sirvienta para su hija Lea.
25 Y, a la mañana, he aquí que era Lea. Y le dijo a Labán: «¿Qué es esto que me has hecho? ¿Acaso no fue por Rajel (Raquel) que trabajé para ti? ¿Por qué me has engañado?».
26 Dijo Labán: «Eso no se acostumbra en nuestro lugar, entregar a la menor antes que a la mayor.
27 Completa la semana de ésta, y te será dada también la otra por el trabajo que habrás de hacer para mí siete años más».
28 Iaacov (Jacob) así lo hizo y completó la semana de ella; y él le dio a su hija Rajel (Raquel) por mujer.
29 Y Labán le dio a Rajel (Raquel), su hija, a Bilá, su sirvienta, para que fuera sirvienta suya.
30 Él se unió también a Rajel (Raquel) y amó a Rajel (Raquel) más que a Lea; y trabajó con él otros siete años.
31 El Eterno vio que Lea era odiada, y abrió su matriz; pero Rajel (Raquel) permaneció estéril.
32 Lea concibió y dio a luz un hijo, y lo llamó Reuben (Rubén), porque dijo: «Porque El Eterno ha percibido mi aflicción, pues ahora mi marido me amará».
33 Y concibió nuevamente y dio a luz un hijo, y dijo: «Porque El Eterno ha oído que soy odiada, me ha dado éste también», y lo llamó Shimón (Simeón).
34 Nuevamente concibió y dio a luz un hijo, y dijo: «Esta vez mi marido se unirá –ilavé- a mí, pues le he dado tres hijos»; por eso lo llamó Levi.
35 Y concibió una vez más y dio a luz un hijo, y dijo: «Esta vez agradeceré –odé– a El Eterno»; por eso lo llamó Iehuda (Judá); entonces dejó de dar a luz.
30
1 Rajel (Raquel) vio que no le había dado hijos a Iaacov (Jacob), y tuvo celos de su hermana; le dijo a Iaacov (Jacob): «Dame hijos, si no soy como una persona muerta».
2 Y se despertó la ira de Iaacov (Jacob) contra Rajel (Raquel), y dijo: «¿Acaso yo estoy en lugar de Dios, Quien te ha negado el fruto del vientre?».
3 Dijo ella: «Aquí está mi sirvienta Bilá, allégate a ella, para que dé a luz sobre mis rodillas y yo también pueda construirme a través de ella».
4 Le dio a su sirvienta Bilá por mujer y Iaacov (Jacob) se allegó a ella.
5 Bilá concibió y le dio un hijo a Iaacov (Jacob). 6 Entonces Rajel (Raquel) dijo: «Dios me ha juzgado –danani– y también ha oído mi voz y me ha dado un hijo». Por eso lo llamó Dan.
7 Bilá, la sirvienta de Rajel (Raquel), concibió nuevamente y le dio a Iaacov (Jacob) un segundo hijo. 8 Y dijo Rajel (Raquel): «¡Numerosas plegarias –niftalti– a Dios ofrecí acerca de mi hermana y fui respondida!». Y lo llamó Naftali (Neftalí).
9 Cuando Lea vio que había dejado de dar a luz, tomó a su sirvienta Zilpá y se la dio a Iaacov (Jacob) por mujer.
10 Zilpá, sirvienta de Lea, le dio a Iaacov (Jacob) un hijo.
11 Y Lea dijo: «¡Ha llegado buena suerte! –ba gad-». Y lo llamó Gad.
12 Zilpá, sirvienta de Lea, le dio un segundo hijo a Iaacov (Jacob).
13 Lea dijo «¡Para mi felicidad! –beoshrí-. Pues las mujeres me felicitarán». Y lo llamó Asher (Aser).
14 Reuben (Rubén) fue en los días de la cosecha del trigo y halló mandrágoras en el campo, y se las trajo a su madre Lea; Rajel (Raquel) le dijo a Lea: «Por favor, dame algunas de las mandrágoras de tu hijo».
15 Pero ella le dijo: «¿Acaso no fue bastante que tomaras a mi marido, y ahora también quieres tomar las mandrágoras de mi hijo?». Dijo Rajel (Raquel): «Por eso, en pago por las mandrágoras de tu hijo, se unirá a ti esta noche».
16 Cuando Iaacov (Jacob) llegó del campo al anochecer, Lea salió a recibirlo, y dijo: «Vendrás a mí, pues ciertamente te he conseguido a cambio de las mandrágoras de mi hijo». Y se unió a ella aquella noche.
17 Dios escuchó a Lea; y ella concibió y le dio a Iaacov (Jacob) un quinto hijo.
18 Y Lea dijo: «Dios me ha dado mi recomensa –sejarí-, pues le di mi sirvienta a mi marido». Y lo llamó Isajar (Isacar).
19 Entonces Lea concibió nuevamente y le dio a Iaacov (Jacob) un sexto hijo.
20 Dijo Lea: «Dios me ha otorgado un buen regalo –zevadani-; ahora mi marido vivirá conmigo, pues le he dado seis hijos». Y lo llamó Zebulún (Zabulón).
21 Luego tuvo una hija y la llamó Dina.
22 Dios recordó a Rajel (Raquel); Dios la escuchó y abrió su matriz.
23 Ella concibió y dio a luz un hijo, y dijo: «Dios se ha llevado –asaf– mi vergüenza».
24 Y lo llamó Iosef (José), diciendo: «Que El Eterno me agregue otro hijo».
25 Y cuando Rajel (Raquel) dio a luz a Iosef (José), Iaacov (Jacob) le dijo a Labán: «Déjame partir, para que vaya a mi lugar y a mi tierra.
26 Dame a mis mujeres y a mis hijos, por los que trabajé para ti, y me iré; porque tú conoces el trabajo que hice para ti».
27 Mas Labán le dijo: «Si he hallado gracia en tus ojos, he sabido, por adivinación, que El Eterno me ha bendecido por tu causa».
28 Y dijo: «Dime cuál es tu salario y te lo daré».
29 Mas él le dijo: «Tú sabes cómo te he servido y cómo estuvo tu ganado conmigo.
30 Pues lo poco que tenías antes de que yo llegara se incrementó en gran manera desde que El Eterno te bendijo con mi llegada; y ahora, ¿cuándo haré yo también algo para mi propia casa?».
31 Dijo: «¿Qué te puedo dar?». Y dijo Iaacov (Jacob): «No me des nada; si haces esto, continuaré pastando y cuidando a tus ovejas.
32 Pasaré hoy por todo tu rebaño. Quita hoy de allí todos los corderos con motas o manchas, todos los corderos marrones entre los corderos, y todas las cabras con manchas o motas, y ése será mi salario.
33 Que mi rectitud atestigüe por mí en el futuro, cuando revises mi salario; cualquier cabra que encuentres en mi posesión que no tenga motas ni manchas, o cualquier cordero que no sea marrón, es robado».
34 Y dijo Labán: «De acuerdo. Será como tú dices».
35 Y aquel mismo día, quitó los chivos rayados y manchados, y todas las cabras moteadas y manchadas, todas las que tenían color blanco, así como también los corderos marrones, y dio en mano de sus hijos. 36 Y puso una distancia de tres días entre él y Iaacov (Jacob); y Iaacov (Jacob) se ocupó de apacentar el resto del rebaño de Labán.
37 Iaacov (Jacob) tomó varas de álamo frescas, de avellano y de castaño. Raspó con rayas sacándole la corteza, descubriendo el interior blanco de sobre las varas.
38 Y colocó las varas ya descortezadas en los abrevaderos de agua a los que iban a beber los rebaños, enfrente de los rebaños, para que se estimularan a concebir cuando iban a beber.
39 Los rebaños se estimulaban con las varas y daban a luz a crías con rayas, con motas y con manchas. 40 Iaacov (Jacob) separó a los corderos e hizo que los rebaños estuvieran frente a los rayados y a todos los marrones de los rebaños de Labán. Formó hatos propios y no los puso con los rebaños de Labán.
41 Cada vez que era época de apareamiento de los rebaños demarcados con ataduras, Iaacov (Jacob) colocaba las varas en los abrevaderos, frente al rebaño, para que los vieran y se estimularan a concebir con las varas.
42 Pero cuando se trataba de rebaños tardíos, no las colocaba; de ese modo, los tardíos iban para Labán y los demarcados, para Iaacov (Jacob).
43 El hombre se volvió extraordinariamente próspero y adquirió cuantiosos rebaños, siervas y siervos, camellos y asnos.