Vaetjanán (2)
5
1 Moshé (Moisés) llamó a todo Israel y le dijo: «Oye, Israel, los decretos y las ordenanzas que Yo hablo a vuestros oídos hoy; estudiadlos y sed cuidadosos de cumplirlos.
2 El Eterno, nuestro Dios, estableció un pacto con nosotros en Jorev.
3 No con nuestros antepasados El Eterno estableció este pacto, sino con nosotros, nosotros que estamos hoy aquí, todos los que estamos vivos.
4 Cara a cara El Eterno habló con vosotros en la montaña, de entre el fuego.
5 Yo estaba parado en ese momento entre El Eterno y vosotros para expresarles diciendo la palabra de El Eterno, pues tenías miedo del fuego y no subisteis a la montaña:
Primer mandamiento
6 Yo soy El Eterno, tu Dios, Quien te sacó de la tierra de Egipto, de la casa de la esclavitud.
Segundo mandamiento
7 No tendrás –reconocerás– a otros dioses en Mi presencia –fuera de Mí.
8 No te harás una imagen tallada ni ninguna semejanza de aquello que está arriba en los Cielos ni abajo en la Tierra ni en el agua debajo de la tierra.
9 No te postrarás ante ellos ni los adorarás, pues Yo soy El Eterno, tu Dios, un Dios celoso, Quien tiene presente el pecado de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación con Mis enemigos;
10 pero Quien muestra benevolencia con miles de generaciones a aquellos que Me aman y observan Mis preceptos.
Tercer mandamiento
11 No tomarás para jurar en el Nombre de El Eterno, tu Dios, en vano, pues El Eterno no absolverá a nadie que tome Su Nombre en vano.
Cuarto mandamiento
12 Guarda el día de Shabat, para santificarlo, tal como te lo ordenó El Eterno, tu Dios.
13 Seis días trabajarás y harás toda tu labor;
14 mas el séptimo día es Shabat para El Eterno, tu Dios; no harás ninguna labor, tú, tu hijo, tu hija, tu esclavo, tu sirvienta, y tu toro y tu burro y todo tu animal y tu converso dentro de tus puertas, para que tu esclavo y tu sirvienta puedan descansar como tú.
15 Y recordarás que fuiste esclavo en la tierra de Egipto y El Eterno, tu Dios, te sacó de allí con mano fuerte y con el brazo extendido; por eso te ordenó El Eterno, tu Dios, hacer el día de Shabat.
Quinto mandamiento
16 Honra a tu padre y a tu madre, como te ordenó El Eterno, tu Dios, para que se prolonguen tus días y para que sea bueno para ti sobre la tierra que El Eterno, tu Dios, te da.
Sexto mandamiento
17 No matarás;
Séptimo mandamiento
y no cometerás adulterio;
Octavo mandamiento
y no robarás;
Noveno mandamiento
y no prestarás falso testimonio contra tu prójimo.
Décimo mandamiento
18 Y no desearás la mujer de tu prójimo, y no desearás la casa de tu príjimo, su campo, su sirviente, su sirvienta, su buey, su burro, ni nada que le pertenezca a tu prójimo.
19 Estas palabras El Eterno las dijo a toda vuestra congregación en la montaña, desde en medio del fuego, la nube y la nube espesa, una gran voz, constante, y Él las inscribió en dos Tablas de piedra y me las dio.
20 Ocurrió que cuando oísteis la voz de en medio de la oscuridad y visteis la montaña que ardía en fuego, todas las cabezas de vuestras tribus y vuestros ancianos se aproximaron a mí.
21 Dijeron: «He aquí que El Eterno, nuestro Dios, nos ha mostrado Su gloria y Su grandeza, y oímos Su voz de en medio del fuego; este día vimos que Dios le habla a una persona y puede vivir.
22 Pero ahora ¿por qué habríamos de morir cuando este gran fuego nos consuma? Si continuamos oyendo más tiempo la voz de El Eterno, nuestro Dios, ¡moriremos!
23 Pues ¿hay algún ser humano que haya oído la voz del Dios Viviente hablando de en medio del fuego, como nosotros, y haya vivido?
24 Tú debes acercarte y oír todo lo que El Eterno, nuestro Dios, dirá y tú debes decirnos todo lo que El Eterno, nuestro Dios, te dirá a ti, entonces oiremos y haremos».
25 El Eterno oyó la voz de vuestras palabras, cuando hablasteis conmigo y El Eterno me dijo: «Oí la voz de las palabras de este pueblo, que te ha hablado; hizo bien en todo lo que habló.
26 ¿Quién puede asegurar que este estado del corazón ha de permanecer para temerme y observar todos Mis preceptos todos los días, para que sea bueno para ellos y para sus hijos por siempre?
27 Ve y diles “Regresad a vuestras tiendas”.
28 Pero en cuanto a ti, quédate aquí conmigo y te diré todo el precepto y los decretos y las ordenanzas que les enseñarás y ellos realizarán en la Tierra que he de darles, para poseerla.»
29 Tendréis cuidado de actuar tal como os ordenó El Eterno, vuestro Dios, no os desviaréis ni a la derecha ni a la izquierda. 30 En todo el camino que El Eterno, vuestro Dios, os ha ordenado, iréis, para que viváis y sea bueno para vosotros, y prolonguéis vuestros días en la Tierra que habréis de poseer.
6
1 Éste es el precepto y los decretos y las ordenanzas que ordenó El Eterno, vuestro Dios, que se os enseñe, para realizarlos en la Tierra a la que cruzáis para poseerla,
2 para que temáis a El Eterno, vuestro Dios, para que observéis todos Sus decretos y preceptos que os ordeno, tú, vuestro hijo y vuestro nieto, todos los días de vuestra vida, para que se prolonguen vuestros días.
3 Escucharás, Israel, y tendrás cuidado de realizarlos, tal como El Eterno, el Dios de tus antepasados, habló para ti, para que sea bueno para ti, y para que te multipliques mucho, en una tierra en la que fluye la leche y la miel.
4 Oye, Israel: El Eterno es nuestro Dios, El Eterno es Uno.
5 Amarás a El Eterno, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todos tus recursos.
6 Y estas palabras que Yo te ordeno hoy estarán sobre tu corazón.
7 Las enseñarás con profundidad a tus hijos y hablarás de ellas cuando estés sentado en tu casa, mientras andes en el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes.
8 Átalas como una señal sobre tu brazo y como insignia entre tus ojos.
9 Y escríbelas en las jambas de tu casa y en tus portales.
10 Ocurrirá que cuando El Eterno, tu Dios, te traiga a la Tierra que juró a tus antepasados, a Abraham, a Itzjak (Isaac) y a Iaacov (Jacob), que te daría: ciudades grandes y buenas que no construiste,
11 casas repletas de todo lo bueno que no llenaste, cisternas cinceladas que no cincelaste, huertos y olivos que no plantaste, y comerás y te saciarás,
12 ten cuidado de no olvidar a El Eterno, Quien te sacó de la tierra de Egipto, de la casa de la esclavitud.
13 A El Eterno, tu Dios, temerás, a Él servirás, y en Su Nombre jurarás.
14 No iréis tras otros dioses, de los dioses de los pueblos que os rodean.
15 Pues un Dios celoso es El Eterno, vuestro Dios, entre vosotros, para que la ira de El Eterno, vuestro Dios, no se encienda contra vosotros y Él os destruya de la faz de la tierra.
16 No probaréis a El Eterno, vuestro Dios, como Lo probasteis en Masá.
17 Ciertamente observaréis los preceptos de El Eterno, vuestro Dios, y Sus testimonios y Sus decretos que Él os ordenó. 18 Haréis lo que es recto y bueno a los ojos de El Eterno, para que sea bueno para vosotros, y vendréis y poseeréis la buena Tierra que El Eterno juró a vuestros antepasados,
19 expulsando a todos vuestros enemigos de ante vosotros, tal como habló El Eterno.
20 Si tu hijo te interroga mañana, diciendo: «¿Qué son los testimonios y los decretos y las ordenanzas que os ordenó El Eterno, tu Dios?».
21 Le dirás a tu hijo: «Esclavos fuimos del Faraón en Egipto, y El Eterno nos sacó de Egipto con mano fuerte.
22 El Eterno colocó señales y maravillas, grandes y malas, en contra de Egipto, en contra del Faraón, y en contra de toda su casa, ante nuestros ojos.
23 Y a nosotros nos sacó de allí para traernos, para darnos la Tierra que Él juró a nuestros antepasados.
24 El Eterno nos ordenó que realizáramos todos estos decretos para temer a El Eterno, nuestro Dios, para nuestro bien, todos los días, para darnos vida, como este día.
25 Y será un mérito para nosotros si tenemos cuidado de realizar todo este precepto ante El Eterno, nuestro Dios, tal como Él nos ordenó.
7
1 Cuando te traiga El Eterno, tu Dios a la Tierra a la que vienes allí para poseerla, muchas naciones serán expelidas de ante ti: el jeteo, el girgasheo, el amorreo, el cananeo, el perizeo, el jiveo, y el iebuseo, siete naciones más grandes y más poderosas que ti,
2 y cuando El Eterno tu Dios las entregare ante ti, y las derribares, las destruirás por completo; no entablarás un pacto con ellas ni les tendrás consideración.
3 No te casarás con ellas; no le darás tu hija a su hijo y no tomarás su hija para tu hijo,
4 pues él hará que tu hijo se aleje de Mí y adoren los otros dioses; entonces la ira de El Eterno ardería contra ti y Él te destruiría rápidamente.
5 En cambio, esto es lo que les harás: sus altares quebrarás, sus columnas destruirás, sus árboles sagrados cortarás y sus imágenes talladas quemarás con fuego.
6 Pues un pueblo sagrado eres para El Eterno, tu Dios; El Eterno, tu Dios, te ha elegido para que seas para Él un pueblo atesorado entre todos los pueblos que hay sobre la faz de la tierra.
7 No por ser los más numerosos entre todos los pueblos es que El Eterno os deseó y os eligió, pues sois los menos numerosos entre todos los pueblos.
8 Sino que a causa de Su amor hacia vosotros, y por cuidar el juramento que juro a vuestros padres, El Eterno os sacó con mano fuerte y os redimió de la casa de la esclavitud, de la mano del Faraón, rey de Egipto.
9 Debes saber que El Eterno, tu Dios, Él es el Dios, el Dios fiel, Quien guarda el pacto y la benevolencia para los que Lo aman y para los que observan Sus preceptos, por mil generaciones.
10 Y Él paga a Sus enemigos en su vida para hacer que perezcan; Él no se demora con Su enemigo: Le paga en su vida.
11 Observarás el precepto y los decretos y las ordenanzas que yo te ordeno hoy, para que las realices.