Occidente, Oriente y Medio Oriente
Occidente concibió toda una gama de sistemas de percepción de la realidad, y desarrolló sus sociedades basándolas en el ámbito material-sensorial como un fin en sí mismo.
Oriente hizo algo similar en el área espiritual.
Cada una de estas grandes áreas de la humanidad elaboró sistemas de percepción de la realidad, a partir de uno de esos aspectos sin considerar la interacción armónica de ambos.
Aunque notemos una influencia en ambas direcciones, observamos que tanto Occidente como Oriente finalmente se aferran a sus tradiciones reaccionando ante toda intromisión que perturbe su forma de vida y concepción de la realidad.
Israel, situado en el Medio Oriente, percibe lo material y lo espiritual como dos aspectos de una misma realidad [18], como ya fue explicado en Espiritual y Material.
La auténtica concepción y forma de vida judía transmitida por la Torá, principalmente en su comprensión interior a través de la Kabalá, conduce al hombre a expresar en cada acto, mitzvá que realiza, la unidad inmanente de toda la realidad.
«Lo material» y «lo espiritual» pueden ser «buenos» o «malos» dependiendo del uso que hagamos de ellos. La evaluación de la realidad depende de los objetivos y no de definiciones teóricas desligadas de la actitud humana (consultar El bien y el mal y El objetivo).
El Rav áshlag nos explica que toda sabiduría se evalúa de acuerdo a su objetivo; sosteniendo que lo auténticamente espiritual es el camino hacia el logro de la voluntad altruista, y lo material aquello que nos conduce al egoísmo[19].
Ahora podemos comprender por qué muchas veces lo que parece en primera instancia «espiritual» no es más que codicia, dado que los objetivos son egoístas. Por el contrario, cuando se emplea concientemente el dinero, el tiempo, etc. en realizar mitzvót, «lo material» pasa a ser más espiritual que muchas «formas de espiritualidad», ya que el objetivo es el altruismo.
[18] Nos referimos a la original percepción judía de la realidad, siendo que muchos integrantes del pueblo de israel, debido a la educación que recibieron, desconocen su propia cultura.
[19] «Maamarei Shamáti», pag. 107, del Rav Barúj Shalom Ashlag