Libro Bamidbar (Números)
Masei
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Masei (2)

35

1 El Eterno habló a Moshé (Moisés) en las planicies de Moab, junto al Jordán, en Jericó, diciendo:
2 «Ordena a los Hijos de Israel que les den a los levitas de la posesión de su propiedad: ciudades donde habitar y un espacio abierto para las ciudades en todo su contorno les daréis a los levitas.
3 Las ciudades serán suyas para residencia, y su espacio abierto será para sus animales, para su riqueza y para todas sus necesidades.
4 Los espacios abiertos de las ciudades que les daréis a los levitas, desde la muralla de la ciudad hacia fuera, serán mil codos en todo su contorno.
5 Mediréis desde afuera de la ciudad del lado oriental dos mil codos; del lado sur, dos mil codos; del lado occidental, dos mil codos; y del lado septentrional, dos mil codos, con la ciudad en el medio; esto será para ellos, para los espacios abiertos de las ciudades.
6 Las ciudades que les daréis a los levitas serán: las seis ciudades de refugio que procuraréis para que el asesino huya allí y les daréis además cuarenta y dos ciudades.
7 Todas las ciudades que les daréis a los levitas serán: cuarenta y ocho ciudades, ellas y sus espacios abiertos.
8 Las ciudades que les daréis de la propiedad de los Hijos de Israel, de los más numerosos aumentaréis y de los menos numerosos disminuiréis, cada uno de acuerdo con su herencia que heredarán, dará de sus ciudades a los levitas».

Las ciudades de refugio

9 El Eterno habló a Moshé (Moisés), diciendo:
10 «Háblales a los Hijos de Israel y diles: cuando crucéis el Jordán a la tierra de Canaán,
11 designaréis ciudades para vosotros, ciudades de refugio serán para vosotros, y el asesino huirá allí, el que quite una vida en forma involuntaria.
12 Las ciudades serán para vosotros un refugio del redentor, para que el asesino no muera hasta que se presente ante la asamblea para el juicio.
13 En cuanto a las ciudades que designaréis, habrá seis ciudades de refugio para vosotros.
14 Tres ciudades designaréis del otro lado del Jordán, y tres ciudades designaréis en la tierra de Canaán; serán ciudades de refugio.
15 Para los Hijos de Israel y el converso y el residente entre ellos serán refugio estas seis ciudades, para que huya allí cualquiera que asesine a una persona de forma involuntaria.
16 Si lo hirió con un instrumento de hierro y murió, es un asesino; el asesino ciertamente será condenado a muerte.
17 O si lo hirió con una piedra del tamaño de la mano, con la que uno moriría si lo golpearan, y murió, es un asesino; el asesino ciertamente será condenado a muerte.
18 O si lo hirió con un instrumento de madera del tamaño de la mano por medio del cual uno puede morir, y murió, es un asesino; el asesino ciertamente será condenado a muerte.
19 El redentor de la sangre, él matará al asesino; cuando lo encuentre, él lo matará.
20 Si lo empujó por odio o se lanzó sobre él desde una emboscada y murió;
21 o si por enemistad lo golpeó con la mano y murió, el atacante ciertamente será condenado a muerte, es un asesino; el redentor de la sangre matará al asesino cuando lo encuentre.
22 Pero si en forma repentina, sin enemistad, lo empujó o sin emboscada lanzó cualquier instrumento sobre él;
23 o con cualquier piedra con la cual uno puede morir, sin haber visto, haciendo que cayera sobre él y murió, pero no era su enemigo ni buscaba hacerle el mal,
24 entonces la asamblea juzgará entre el atacante y el redentor de la sangre, de acuerdo con estas leyes. 25 La asamblea rescatará al asesino de la mano del redentor de la sangre y la asamblea lo devolverá a la ciudad de refugio adonde había huido; habitará en ella hasta la muerte del Gran Sacerdote que ha sido ungido con el aceite sagrado.
26 Pero si el asesino alguna vez saliera del límite de la ciudad de refugio a la que ha huido,
27 y el redentor de la sangre lo encontrare fuera del límite de su ciudad de refugio, y el redentor de la sangre matare al asesino, éste no tiene culpa de sangre.
28 Pues debe habitar en su ciudad de refugio hasta la muerte del Gran Sacerdote, y tras la muerte del Gran Sacerdote el asesino retornará a la tierra de su propiedad.
29 Esto será para vosotros decreto de justicia para vuestras generaciones, en todos vuestros lugares de residencia.
30 Todo el que ataque a una persona, se matará al asesino según el testimonio de testigos, pero un solo testigo no atestiguará contra una persona en lo concerniente a la muerte.
31 No aceptaréis rescate por la vida de un asesino que es merecedor de la muerte, pues ciertamente será condenado a muerte.
32 No aceptaréis rescate por el que huyó a su ciudad de refugio para volver a habitar en la tierra antes de la muerte del Sacerdote.
33 No traeréis culpa sobre la tierra en la que os encontráis, pues la sangre traerá culpa sobre la Tierra; la Tierra no tendrá expiación por la sangre que fue derramada en ella, excepto por medio de la sangre de aquel que la derramó.
34 No impurificaréis la Tierra en la que habitáis, en la que Yo moro, pues Yo soy El Eterno, Quien mora entre los Hijos de Israel.

36

1 Las cabezas de los padres de la familia de los hijos de Gilad, hijo de Majir, hijo de Menashe, de las familias de los hijos de Iosef (José), se acercaron y hablaron ante Moshé (Moisés) y ante los líderes, las cabezas de los padres de los Hijos de Israel.
2 Dijeron: «El Eterno ha ordenado a mi amo que dé la Tierra como herencia por sorteo a los Hijos de Israel, y a mi amo El Eterno le ha ordenado que dé la herencia de Tzelofejad nuestro hermano a sus hijas.
3 Si ellas se casan con uno de los hijos de las tribus de los Hijos de Israel, entonces su herencia será sustraída de la herencia de nuestros padres y será agregada a la herencia de la tribu en la que se encuentren; será sustraída de la parte de nuestra herencia.
4 Y cuando llegue el Jubileo para los Hijos de Israel, su herencia será agregada a la herencia de la tribu en la que se encuentren; y de la herencia de la tribu de nuestros padres su herencia será sustraída».
5 Moshé (Moisés) ordenó a los Hijos de Israel según la palabra de El Eterno, diciendo: «Correctamente habla la tribu de los hijos de Iosef (José).
6 Ésta es la palabra que El Eterno ha ordenado respecto de las hijas de Tzelofejad, diciendo: que sean mujeres de aquel que sea bueno a sus ojos, pero únicamente en la familia de la tribu de su padre se casarán.
7 La herencia de los Hijos de Israel no circulará de tribu en tribu; sino que los Hijos de Israel unirán cada hombre a la herencia de la tribu de sus padres.
8 Cada hija que herede una herencia de las tribus de los Hijos de Israel se casará con alguno de una familia de la tribu de su padre, para que los Hijos de Israel hereden cada uno la herencia de sus padres.
9 La herencia no circulará de una tribu a otra, pues las tribus de los Hijos de Israel unirán cada hombre a su propia herencia.
10 Tal como El Eterno le ordenó a Moshé (Moisés), así hicieron las hijas de Tzelofejad.
11 Majla, Tirtza, Jogla, Milka y Noa, las hijas de Tzelofejad, se casaron con hijos de sus tíos.
12 Con primos de las familias de los hijos de Menashe, hijo de Iosef (José), se casaron, y su herencia permaneció en la tribu de la familia de su padre.
13 Éstos son los preceptos y las ordenanzas que El Eterno ordenó por intermedio de Moshé (Moisés) a los Hijos de Israel en las planicies de Moab, en el Jordán, junto a Jericó.

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