La Naturaleza como herramienta
(Selección extraída del libro «En Busca de la Verdad I», por Rabí Eliyahu Dessler, © Editorial Jerusalem de México)
Tercer nivel
Hay algunos que saben que todo viene de Hashem, pero que carecen de la claridad de visión para negar toda realidad a la naturaleza. Ven a la naturaleza como una herramienta en las manos de Hashem, a través de la cual Hashem hace que las cosas sucedan en el mundo, así como un hombre escribe con una pluma.
Entre los niveles segundo y tercero que hemos presentado aquí hay muchos pasos delicados.
En el segundo nivel, cada acción mundana que la persona emprende, es un reto que le da una oportunidad de convencerse a sí mismo de la vanidad de toda empresa. A este nivel es precisamente aplicable el consejo de rabí Yshmael; «Adopta el camino del mundo». Con cada acto mundano se eleva al nivel de su fe, porque él enfrentase a un desafío siempre refuerza moralmente a la persona.
Aumentando la Actividad
Tal persona debe incrementar sus actividades mundanas, ya que con cada victoria en esa área se acerca mas a la fe perfecta. Puesto que está haciendo esto en aras del cielo, el trabajo de sus manos se verá bendecido como dice la Torah «Hashem tu Di-s te bendecirá en todos tus trabajos y en toda empresa de tu manos».
Es lo mismo que expresa la Guemará al decir: «¿Qué debe hacer el hombre para ser rico?. Debe dedicarse con intensidad a los negocios y actuar honestamente. Ha de pedir misericordia de Quien es amo de todas las riquezas». La combinación de «Dedicarse a los negocios» y «Pedir misericordia», es decir, el reconocimiento de Hashem en la oración debe ser entendido como se dijo arriba.
Hasta el Máximo de la Propia Capacidad
En este contexto, es que entendemos las palabras de Rambam, que ya citamos antes en parte: «Hicieron (al arca) muy grande, para minimizar el milagro; así es con todos los milagros….que un hombre haga todo lo humanamente posible y deje el resto en manos del Cielo. En forma análoga, en el caso de Yaakov, escribe: «(Yaakov) no confiaba en su rectitud y trato de salvarse (de Esav) con lo mejor de sus capacidades». Es decir, que no consideraba que había alcanzado el Nivel 1, y por lo tanto consideraba adecuado dedicarse a actividades mundanas para su propia protección y la de su familia. Para estas grandes figuras, la actividad mundana en si, era en aras del Cielo, y debía ser equivalente a la actividad espiritual—-«el estímulo desde abajo», que genera «el estímulo desde arriba».
Encontramos en forma análoga. «si una persona ve (antes de Pesaj) que le esta yendo bien a la cosecha que madura tarde, debe apresurarse y sembrar una cosecha temprana para que se haya desarrollado bien antes que legue a ser juzgada en Pésaj». Mientras aplica esta desusual diligencia, la persona debe aún, estar consiente que su sustento depende de Hashem y no de sus propias acciones.
El pasar esta prueba, le traerá bendiciones y prosperidad. (Esto será explicado de nuevo mas adelante).
El Extremo inferior de la Escala
El que vive a nivel inferior, debe preocuparse de que las actividades mundanas, en vez de aclarar su visión, lo induzcan lentamente a conceder realidad a la naturaleza.
Si ese es el caso, tal actividad es peligrosa para él y debe tratar de reducirla a un mínimo.
El amorá Samuel dijo: «En el siguiente punto soy como «vinagre hijo de vino» en comparación con mi padre (es decir, estoy por debajo de sus estándares). Mi padre solí inspeccionar sus propiedades dos veces al día, mientras que yo las inspecciono tan solo una vez al día». Esta declaración no parece encajar en el marco. La Guemará presenta una serie de declaraciones por parte de hijos, que dicen estar por debajo de los estándares fijados por sus padres pero todos estos se refieren a asuntos de Religiosidad. El inspeccionar uno su propiedad dos veces al día, no parece pertenecer a esta categoría, Y si Shmuel consideraba que eso era algo bueno ¿Por qué no lo hacía?.
Esto se hace menos difícil de entender, si tenemos en mente lo escrito mas arriba. Shmuel nos dice que su padre se hallaba a un nivel alto en el que era adecuado que incrementase sus actividades mundanas, puesto que esto lo llevaba a más altas cimas de fe y confianza. Esta era la medida de la religiosidad de su padre; pero Shmuel se consideraba a sí mismo en un nivel mas bajo—-«como el vinagre en relación al vino»—–comparado con su padre y tenía miedo de realizar mas actividades mundanas de las estrictamente necesarias.
Los Cuatro Reyes
Hay un Midrash muy profundo que proporciona un notable apoyo a nuestra tesis:
Había cuatro reyes, cada uno de los cuales pedía una cosa diferente…(1) David Dijo: Perseguiré a mis enemigos y los alcanzaré… y David los abatió… (2) Asa se irguió y dijo: No tengo poder para matar. Yo perseguiré y tú (Di-s) has el resto…(3) Hehoshafat se irguió y dijo: No tengo ni el poder para matar o para perseguir; yo cantaré cantos de alabanza y tu harás el resto..(4) Jizkiya se irguió y dijo: No tengo el poder ni para perseguir, ni para matar, ni para cantar cantos de alabanza. Yo dormiré en mi cama y tú harás todo.(Se citan textos en apoyo a cada afirmación, pero para ser breves los hemos omitido aquí).
Sacamos algo en claro de este Midrash.
Cuando se trata de metas mundanas, el nivel de dedicación humana a ser adoptado esta en relación directa al grado en que uno reconoce el poder supremo de Hashem.
Mientras menos es el propio nivel de fe, menos ha de dedicarse uno a empresas mundanas; e inversamente, mientras más grande es la propia fe, mas deberá uno dedicarse a tales empresas. El nivel de reconocimiento de David, era lo bastante alto como para permitirle perseguir y derrotar a sus enemigos. Asa, cuatro generaciones después sintió que no había alcanzado tan alto estándar; si lo lograba la victoria final podía caer en la trampa de atribuir su éxito a «su poder y a la fuerza de su mano». Yehoshafat creyó que la persecución podría tener este efecto y limito sus esfuerzos a la esfera espiritual, contentándose con entonar cantos de alabanza.
Lo más asombroso es que Jizkiyahu, estaba preocupado de que incluso la dedicación espiritual pudiese opacar su reconocimiento del poder absoluto de Hashem; podía caer en el error de atribuir la derrota de sus enemigos a sus propios méritos para evitar este sutil error—. Una preocupación que esta mucho mas allá de nuestro entendimiento—— estaba dispuesto a yacer en su lecho y a dejar todo en manos de Hashem.
Parece que hay situaciones en las que el reconocimiento de la absoluta majestad de Hashem, supera a toda otra consideración, y esto es lo que nos salva de problemas catástrofes.
Las Dos Caras de un Milagro
Un último ejemplo. La Guemará cuenta: «Había una vez una persona cuya esposa murió y le dejo un bebe que precisaba ser amamantado, y él, no podía pagar una nodriza.
Sucedió un milagro y al hombre le crecieron pechos que semejaban los pechos de una mujer y el mismo amamanto a su hijo». Dos amoraim expresan en la Guemará puntos de vista divergentes sobre este suceso. Uno exclama: «¡Qué grande es este hombre, por quien se realizó tal milagro!» Mientras que el otro se expresa en sentido contrario «¡Cuán ruin es este hombre por quien fue invertido el orden de la creación!».
La primer opinión recalca que el hombre ha de haber vivido a un nivel, capaz de aprender de los milagros. Si hubiese vivido a un nivel mas abajo, en donde ni los milagros despiertas su reconocimiento de Hashem—- ver abajo Nivel 4—- no se le habría concedido un milagro.
La otra opinión deplora que hubiera necesidad de un milagro, puesto que ello muestra que el hombre no vivía a un nivel lo suficientemente alto como para ver la mano de Di-s en los eventos naturales. Si su problema se hubiese resuelto por medios naturales, ello hubiera afectado su reconocimiento de Hashem; Por lo tanto le fue concedido un milagro.
Resumiendo: Este tercer nivel, comprende a la gente cuya fe es reforzada por los milagros, mientras que es debilitada por los procesos naturales. Tal gente debe reducir su uso de los medios naturales en lo posible. A juicio del Cielo, también, se considera más aconsejable llenar sus necesidades en forma milagrosa que a través de causas naturales.
Negación
Cuarto nivel
Sin embargo, la mayor parte de la gente no nota los milagros; les ocurre incluso las cosas más asombrosas, las más notables coincidencias y se limitan a catalogarlas como casualidades completamente explicables en términos naturales. (Ya nos hemos referido a este enfoque en «La Naturaleza de la Naturaleza»).
A esto los ayuda el hecho (explicado arriba) de que cada milagro va acompañado de cierto grado de ocultamiento. Ello basta para que esa gente niegue el milagro y atribuya todo el evento a la pequeña proporción de camuflaje que evita que sea demasiado obvio.
Por ejemplo, sabemos que nuestra madre Sarah, fue milagrosamente bendecida con un niño a los noventa años de edad.
Pero el hecho de que algo tan increíble hubiese ocurrido en casa de Abraham, quien era famoso como el hombre que diseminaba el conocimiento del verdadero Di-s (y se lo había predicho el mismo Di-s) no resulto en un movimiento masivo de teshuvá.
Nada es más fácil que negar el carácter milagroso de un milagro, y aquellos que querían negarlo se vieron ayudados por el hecho de que, como nos lo dicen nuestros Rabís en el día que Sarah dio a luz «muchas mujeres estériles dieron a luz con ella; mucha gente enferma fue sanada, y muchas oraciones recibieron respuesta».
En forma similar, cuando el mar Rojo fue dividido para el pueblo de Israel, todas las aguas del mundo fueron dividas al mismo tiempo. Esto facilito las cosas para todo aquel que quisiera negar el milagro. No son estos los únicos ejemplos.
Gente como esta, que no reconoce a los milagros cuando los ve, no sacara beneficio alguno de ser objeto de milagros. Si se le dan oportunidades adicionales para aprender a cerca de Hashem, y siguen negando, y ello tan solo agregara su carga de pecados.
Se deduce que serán tratados por la providencia, en forma que se ajusta los patrones naturales.
Esto va de acuerdo con la declaración a que hicimos mención arriba «¡Cuán grande es este hombre para que un milagro tan grande le fuera realizado!»—– o sea que es grande en el sentido que reconoce un milagro. En este sentido, por lo menos, es más grande que la mayoría de los humanos que no reconocen los milagros cuando los ven.
Medicina Amarga
El ser tratado conforme a los lineamientos naturales también es malo para tal persona; su único remedio es descubrir que su búsqueda de causas naturales no le trae éxito alguno. Si llega a estar pobre y pisoteado, a pesar de todos sus esfuerzos, eventualmente puede enfrentares a un momento de la verdad. Puede darse cuenta de que todos sus esfuerzos no le sirvieron. Y triste regrese a la oración y a Hashem.
En este sentido que podemos entender la declaración de Di-s a Adam: «Cuando labres la tierra te producirá espinas y abrojos; o sea, puesto que te has dirigido a la naturaleza, te fallará; y con eso te curarás»; este es también el significado de esas declaraciones en apariencias difíciles: «Fue bueno para mí que fui afligido» «te agradezco, Hashem por haber estado enojado conmigo», «No me des riquezas… para que no me sienta satisfecho y niegue a Di-s» y «La pobreza es adecuada para Israel».
El rabí Bajya ibn Pakuda retrato perfectamente este cuarto nivel en su famoso epigrama: «El que confía en causas naturales, será entregado al poder de causas naturales.»
Remedio
¿Qué hay del que tome todos los sucesos como eventos naturales?.
¿ Qué sucede si las piadosas expresiones «baruj Hashem y Beezrat Hashem» llegan fácilmente a sus labios en múltiples ocasiones, pero en su corazón el solo confía en la dedicación mundana en el reino de la naturaleza? ¿Qué pasa si responsabiliza a la casualidad de momentos cruciales de su vida?
Cómo puede esta persona modificar su actividad?
Antes que nada debe reflexionar profundamente sobre la fe y aclarar entre sí la simple verdad de que la naturaleza carece de poder propio. Deberá tratar de reducir en lo posible sus actividades humanas, para que la fe en Hashem se fije en su corazón. E incluso si no triunfa en la esfera mundana, no debe achacar su fracaso a un insuficiente empeño mundano. Debe admitir que su fracaso fue enviado por Hashem, para poner a prueba su verdadera progreso a lo largo del sendero de la fe.
El Ejercito del Yetzer Ha-ra
Quinto nivel
Hay gente que no reconoce en forma absoluta la providencia de Di-s y se dedica en grande a los trabajos mundanos y estos se ven bendecidos por el Cielo. Lejos de agradecer a Hashem por sus donde, Atribuyen su éxito a «mi fuerza y el poder de mi brazo» ¿por qué no se les enseña el error de su actitud con la pobreza y el sufrimiento, como en el caso que discutimos antes?.
La respuesta esta en que se trata de gente que se ha entregado en corazón y alma a la negación de la divina providencia. Se han alejado tanto de esta que ya no merecen atención del cielo. Por el contrario, Han sido entregados en manos del Yetzer ha- ra y se hunden aun mas en el error cuando ven el éxito que tiene sus conducta herrada. Esta situación se asemeja a la de las «mujeres malditas» en el libro de Yirmiyahu que insistían en que mientras adorasen ídolos «ofreciesen libaciones a la reina del Cielo» todo estaría bien con ella y no tendrían problemas.
Es un nivel lastimoso en el que se ha hundido esta gente. Son el ejercito del yetzer ha- ra y su escaparate que puede llevar a otra gente por el sendero equivocado. Todo lo que consiguen en este mundo provienen de la profanación. Cuando el mal sea extirpado de este mundo, se hundirán en el olvido con el.
Que Hashem nos proteja de todo mal y nos ayude a subir a subir en los escalones de la fe y la confianza. Amen
Rabí Eliyahu Dessler