Profundizando
La Torá y la Actividad Económica
Temas Varios
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Cinco Niveles

(Selección extraída del libro «En Busca de la Verdad I», por Rabí Eliyahu Dessler, © Editorial Jerusalem de México)

Ya se ha explicado en el artículo anterior, que debemos dedicarnos solamente a tareas mundanas solamente por una razón: para enseñarnos a ver la providencia de Di-s incluso en el mundo de la actividad mundana. Debemos pasar la prueba y darnos cuenta que la naturaleza carece de poder y todo viene tan solo de Hashem, y la necesidad de estas actividades cambia con el nivel de reconocimiento alcanzado por el individuo. El análisis cuidadoso de las palabras de nuestros Sabios, de bendita memoria, nos permiten distinguir cinco niveles.

El Nivel mas Alto

El primer nivel, el mas alto, es el de la persona que ha pasado con éxito su prueba y que ahora ve a lo natural y a lo milagroso como milagros por igual, habiéndose percatado que la «naturaleza» no tiene ninguna existencia independiente.
Para tal persona ya no existe la prueba de «ganarse el pan con el sudor de la frente». Ya no le servirá. Por lo contrario debe ahora dedicar todo su tiempo rindiendo devoción a Hashem y a su Torah. Sus necesidades mundanas le pueden ser ahora cubiertas en forma abiertamente milagrosa. Ya no existe necesidad de ocultar el milagro que hay frente a él.
Este nivel es descrito por Rabí Shimon ben Yojai en las siguientes palabras: ¿Cómo puede un hombre labrar en el período de labranza, segar en días de cosecha, trillar en los días de trillado, seleccionar el grano en los días que hay que cernirlo? ¿Qué será de la Torah? Pero cuando el pueblo de Israel haga la voluntad de Hashem, su labor será hecha por otros.» .Y esto es en verdad lo que sucedió a Rabí Shimon y a su hijo Rabí Elazar cuando estaban escondidos en la cueva en Galilea durante trece años: «Tuvo lugar un algarrobo y un manantial fueron creados para ellos.

Ninguna Diferencia

Ya nos hemos referido mas de una vez a Rabí Janina ben Dosa quien, no teniendo aceite para la lámpara de Shabbat dijo: «El que dijo al aceite que ardiera puede decir al vinagre que arda» y a raíz de eso la lámpara ardió con vinagre como combustible para todo el Shabbat. Uno podría preguntar: ¿Por qué fue necesario el milagro?. ¿Por qué Hashem no le proporcionó simplemente el aceite?. La respuesta es que el Rabí Janina ya había alcanzado el nivel en que veía a lo natural y a lo milagroso, como milagros por igual, y por lo tanto en los tratos de Hashem con él, no había razón para preferir una cosa sobre la otra.

Ocultando el Milagro

Pero los tzadikim temían al orgullo si los milagros se hacían del conocimiento público, Por lo tanto trataban de ocultar los milagros, en lo posible, con acciones humanas. Cuando el profeta Elisha volvió a la vida al niño muerto «se acostó sobre el niño, con sus ojos en los ojos del niño y su boca en la boca del niño» El leve parecido a los métodos naturales de resucitación ocultaba un poco el milagro. Algo parecido ocurrió en el caso de la viuda de Obadia, Elisha preguntó primero si tenía algo en la casa, para que hubiese algo que pudiera aumentar milagrosamente. No pidió que el aceite fuese creado de la nada. El frasco de aceite ya existente le permitió ocultar un poco el milagro.

Las Piedras de Yaacov

Cuando Yaakov Avinu permaneció esa noche en una ladera solitaria, tomó piedras e «hizo una zanja alrededor de su cabeza para protegerse de los animales salvajes». Es difícil ver que protección contra los animales al acecho podía ofrecer «una zanja alrededor de su cabeza». Desde luego que la protección real era la que milagrosamente daba Hashem. La «zanja» servía solamente para ocultar el milagro.

Los Rebaños de Yaacov

Mas tarde, cuando colocó varas parcialmente peladas en los abrevaderos era aplicable el mismo principio. Las varas eran inútiles y si hubiesen sido útiles, el acto en sí, hubiese sido dudoso. De hecho, el nacimiento de ovejas manchadas y moteadas en los rebaños de Yaakov fue un milagro, como lo señala claramente la Torah. ¿A qué venían las varas, entonces?
Para cubrir el milagro en lo posible.

El Arca de Noaj

Por la misma razón dijo Hashem a Noaj que construyese una gran arca, aunque (nos dice Rambam) sin un milagro, ni el arca diez veces ese tamaño habría podido contener todo lo que debía ir con ella. Si en cualquier forma tenía que ocurrir un milagro ¿Por qué no construir un arca pequeña o ninguna arca?. Para minimizar el milagro, responde Rambam.

La Ultima Acción de Moshe

En las ultimas horas de su vida se le ordena a Moshe rabenu ascender a la cima del Monte Neto y ver la tierra prometida.
Ve el largo y el ancho de la tierra, incluyendo el Neguev, El valle de Jericó y el distante Mar. Todo esto no es visible a alguien parado en el Monte Nevo, mas que a través de un milagro. En ese caso ¿para qué subir al Monte Nevo?. Ya sabemos la respuesta ahora: Para minimizar el milagro. Lo que es asombroso y maravilloso es que incluso Moshe rabenu, el señor de los profetas, el más humilde de los hombres, poco antes de su muerte, tenía aún que ser protegido en esta forma del peligro del orgullo.

Los Milagros son Limitados

Es obvio que los milagros en la vida de Rabí Shimon ben Yojai y Rabí Janina ben Dosa fueron milagros de este tipo. Un algarrobo le fue provisto a Rabí Shimon; los frutos no aparecieron del aire. El vinagre ardió para Rabí Janina; no recibió luz sin una lámpara. La razón se presentó arriba. Esta es la forma en que ocurren los milagros.

El Camino de este Mundo

Pasemos al segundo nivel. El camino de los milagros está reservado para el que ha llegado a la cima de la confianza y la fe, y para quien en el fondo de su corazón, la naturaleza y los milagros son una cosa, como se explicó antes. El ve que la naturaleza es solamente una prueba y no tiene ningún poder propio la voluntad de Hashem. Lo puede todo, y el no necesita de herramientas para realizar sus propósitos. Esta persona puede incluso percatarse de que la naturaleza lejos de ser una influencia positiva en el mundo, es de hecho una fuerza destructora.
Hay otra clase de individuo que puede haber alcanzado un nivel muy alto de fe, pero cuando examina la profundidad de su corazón encuentra que para él naturaleza y milagro no son completamente iguales. No ha llegado aún a la máxima perfección de la confianza en Di-s y en consecuencia no hallará milagros en su sendero. Su destino estará ligado a lo natural; aún tiene que luchar con la «prueba de la naturaleza» hasta la victoria final.
Aún necesita «ganar el pan con el sudor de su frente» , dedicarse a actividades naturales y aprender al mismo tiempo que no hay realidad en ellas.
Éste es el nivel mencionado por el Rabí Yishmael; «Recogerás tu grano»— aplica a ellas (o sea, a las palabras de la Torah) la costumbre de «El camino del mundo», es decir, estudia y practica la Torah, pero también dedícate a la actividad económica; nuestros Rabís agregaron: Muchos hicieron como el Rabí Shimon ben Yojai (o sea, se Abstuvieron de la actividad mundana) y no tuvieron éxito. No tuvieron éxito porque no habían llegado aún al nivel mas alto de perfección y por lo tanto no eran dignos milagros.

Enfrentándose al Reto

Este punto de vista es confirmado por el Rabí Jaim de Bolozhyn, quien escribe que no hay una verdadera diferencia de opiniones entre el rabí Yishmael y Rabí Shimon. El rabí Yishmael quien aconseja ir en pos de la Torah, pero al mismo tiempo no abandonar «El camino del mundo», esta hablando de la persona que no ha llegado aún al alto nivel del que habla rabí Shimon. La visión interior de esta persona esta aún incompleta y si ganase su sustento por medios milagroso, se estancaría para siempre en su imperfección.
(La perfección se puede alcanzar solamente trabajando en el nivel inferior y enfrentándose a sus retos hasta que la ilusión de la «naturaleza» es pulverizada por el esfuerzo espiritual de la misma persona. Es por ello, que la vida del tzadik el orden es primero la naturaleza y luego el milagro, y no viceversa. Si uno empezase la vida con milagros, no quedaría por lograr con el libre albedrío de la persona).
Es por esto, que nuestros Rabís dicen que si se hace un milagro para una persona, se ven reducidos sus méritos. «Mérito» en hebreo es zejut, que proviene de una raíz que significa (pureza). Los milagros hechos para una persona aún indigna de ellos, reducirán su pureza de corazón, puesto que la pureza de corazón surge solamente del esfuerzo espiritual de la persona misma.
Si tal persona se rehusa a seguir «el camino del mundo» y cree que puede confiar en milagros, no tendrá éxito. Rashi comenta sobre las palabras del Rabí Yishmael.
«Aplica a la Torah el camino del mundo porque si llegas a necesitar la ayuda de otra gente, terminarás no aprendiendo Torah en absoluto».

La Voluntad de Hashem

Ese texto prueba que el nivel de que habla Rabí Yishmael es ciertamente muy elevado. El texto del que parte Rabí Yishmael, es «Recogerás tu grano etc.».
¿Cómo es que principia este pasaje?.
«Y sucederá, que si escuchas mis mandamientos de amar a Hashem tu Di-s y servirle con todo tu corazón y con toda tu alma». Cuando a Rabí Shimon se le enfrentó con el texto anterior—-«recogerás tu grano etc.»—- que implica que una persona debe dedicarse a una ocupación mundana, respondió: «Esto se refiere a gente que no cumple la voluntad de Hashem».
Asombrosa declaración, porque ¿cómo puede decirse que la gente que «sirve a Hashem con todo su corazón y toda su alma» no esta cumpliendo con la voluntad de Hashem?. Nos vemos obligados a concluir que una persona puede servir a Hashem con amor y abnegación y no estar cumpliendo aun a la perfección con la voluntad de Hashem. ¿Qué es lo que falta?.
El reconocimiento de lo milagroso en la naturaleza, de que Hashem es el único poder en el universo. Los pasos hacia una fe perfecta, son increíblemente sutiles y diminutos.

Rabí Eliyahu Dessler

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