El que percibe, lo percibido y la percepción
Estos aspectos que, como fue expuesto, se hallan unificados en el Kadósh Barúj Hú, en el hombre constituyen las tres dimensiones y medios para alcanzar la conciencia objetiva de la realidad. Para que ello suceda tendremos que armonizar todos los componentes de la Creación, entendiendo que cada ser es único e insustituible. De lo contrario, nuestra imagen de la realidad se reducirá a una mera justificación de nuestras limitaciones y debilidades.
a) El que percibe
Es el deseo de recibir, el aní, al ir tomando conciencia de la Voluntad Superior, el Anojí.
En el lenguaje de la Kabalá, al aní, se lo denomina klí, (véase Or y Klí)
La conciencia capta al que percibe (al deseo), como espacio, sea éste material, emocional o mental, en el cual se produce la percepción.
b) Lo percibido
Es la Plenitud Infinita manifestada «desde» la Esencia de toda la realidad: el Kadósh Barúj Hú.
En el lenguaje de la Kabalá se lo denomina Or, (ver Or y Klí)
c) La percepción
Es el resultado del «encuentro» entre «el que percibe», el klí, con «lo percibido», el Or (consultar La percepción de la realidad).
En la comprensión humana, la percepción es aprehendida como el instrumento mental de nuestra voluntad que permite «movernos» a través de los diferentes niveles de conciencia.
La conciencia capta a la percepción, o sea al proceso a través del cual el que percibe (el deseo) aprehende lo percibido, como tiempo.
Su realidad es Una y Unica, la multiplicidad surge en nuestra percepción a causa de las diferentes formas a través de las cuales «el que percibe», el yo, aprehende «lo percibido»: como el klí percibe al Or .
Al tomar conciencia y responsabilizarnos de las consecuencias que generan las diferentes formas en que podemos expresar nuestro deseo de recibir: egoísmo o altruismo, comienza la unificación de el que percibe, lo percibido y la percepción. Entonces surge la conciencia de nuestra máxima identidad, el Anojí, «donde todos somos» Uno: El Kadósh Barúj Hú.