Ekev (2)
10
1 En ese momento, El Eterno me dijo: «Talla para ti dos Tablas de piedra como las primeras, y asciende hacia Mí a la montaña, y haz un Arca de madera para ti.
2 Y Yo inscribiré sobre las Tablas las palabras que había sobre las primeras Tablas que rompiste y las colocarás en el Arca».
3 Entonces yo hice un Arca de madera de acacia y tallé dos Tablas de piedra como las primeras; luego ascendí a la montaña con las dos Tablas en mi mano.
4 Él inscribió sobre las Tablas, según el primer escrito, los Diez Mandamientos que El Eterno dijo a vosotros en la montaña de entre medio del fuego, el día de la congregación y que El Eterno me dio.
5 Yo me di vuelta, bajé de la montaña y coloqué las Tablas en el Arca que había hecho, y allí permanecieron tal como me había ordenado El Eterno.
6 Los Hijos de Israel se trasladaron de Beerot Bene Iaakán a Moserá; allí murió Aarón y allí fue enterrado, y Elazar su hijo ofició en su lugar.
7 De allí se trasladaron a Gudgod, y de Gudgod a Iotvata, tierra de arroyos de agua.
8 En ese momento, El Eterno separó a la tribu de Levi para que transportara el Arca del pacto de El Eterno, para que se parara frente a El Eterno para oficiarle y para que bendiga en Su Nombre hasta el día de hoy.
9 Por eso Levi no tuvo parte ni legado con sus hermanos; El Eterno es su posesión, tal como le dijo El Eterno, tu Dios.
10 Yo permanecí en la montaña como en los primeros días, cuarenta días y cuarenta noches, y El Eterno me escuchó también esta vez y no quiso destruirte.
11 El Eterno me dijo: «Levántate y ve delante del pueblo en la travesía; que vayan y posean la Tierra que les juré a sus antepasados que les daría».
12 Ahora, Israel, ¿qué te pide El Eterno, tu Dios? Únicamente que Le temas a El Eterno, tu Dios, que vayas por todos Sus caminos y Lo ames, y que sirvas a El Eterno, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma,
13 que observes los preceptos de El Eterno y Sus decretos que yo te ordeno hoy, para tu beneficio.
14 He aquí que a El Eterno, tu Dios, Le pertenecen los Cielos y los Cielos de los Cielos, la Tierra y todo lo que hay en ella.
15 Únicamente a tus antepasados El Eterno los quiso para amarlos, y El eligió a su simiente tras de ellos, a vosotros, de entre todos los pueblos, como en este día.
16 Cortaréis la cubierta de vuestro corazón y ya no seréis obstinados.
17 Pues El Eterno, vuestro Dios, Él es el Dios de los dioses y el Amo de los amos, El Dios Grande, el Poderoso y el Temible, Quien no demuestra favoritismo y Quien no acepta soborno.
18 Él cumple con la justicia del huérfano y la viuda, y ama al prosélito para darle pan y ropa que vestir. 19 Amaréis al prosélito pues extranjeros fuisteis en la tierra de Egipto.
20 A El Eterno, tu Dios, temerás, a Él servirás, a Él te unirás y en Su Nombre jurarás.
21 Él es tu alabanza y Él es tu Dios, Quien hizo por ti estas grandes y estas imponentes cosas que vieron tus ojos.
22 Con setenta almas descendieron a Egipto tus ancestros y ahora El Eterno, tu Dios, te ha hecho como las estrellas de los Cielos en abundancia.
11
1 Amarás a El Eterno, tu Dios, y guardarás Su custodia, Sus decretos, Sus ordenanzas y Sus preceptos, todos los días.
2 Debes saber hoy que no a tus hijos, quien no conocieron y que no vieron el castigo de El Eterno, tu Dios, Su grandeza, Su mano fuerte y Su brazo extendido;
3 Sus señales y Sus proezas que realizó en medio de Egipto, al Faraón, rey de Egipto, y a toda su tierra;
4 y lo que Le hizo al ejército de Egipto, a sus caballos y a sus jinetes, a los que cubrió con las aguas del Mar de Cañas cuando ellos os perseguían, y El Eterno hizo que perecieran hasta este día;
5 y Lo que hizo por vosotros en el Desierto, hasta que llegasteis a este sitio;
6 y Lo que hizo con Datán y Aviram, hijos de Eliav, hijo de Reuben (Rubén), cuando la tierra abrió su boca y se tragó a ellos y a sus casas, y sus tiendas y a todas las posesiones que había a sus pies, en medio de todo Israel.
7 Sino que tus ojos son los que ven toda la gran obra de El Eterno, que Él hizo.
8 Y observaréis todo el precepto que yo os ordeno hoy, para que seáis fuertes, y vengáis y poseáis la Tierra por la que cruzáis el Jordán para poseerla,
9 y para que prolonguéis vuestros días sobre la Tierra que El Eterno juró a vuestros antepasados que les daría, a ellos y a su descendencia, una Tierra donde fluye la leche y la miel.
10 Pues la Tierra a la que venís para poseerla, no es como la tierra de Egipto de la que os fuisteis, donde plantabas tu semilla y la regabas a pie, como un huerto de vegetales.
11 Pero la Tierra por la que cruzáis para poseerla es una Tierra de montañas y de valles; de la lluvia de los Cielos beberás agua;
12 una Tierra que El Eterno, tu Dios, examina; los ojos de El Eterno, tu Dios, siempre están en ella, desde el comienzo del año hasta el fin del año.
13 Ocurrirá que si obedecéis Mis preceptos que Yo les ordeno hoy, de amar a El Eterno, vuestro Dios, y de servirlo con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma,
14 entonces Yo proporcionaré lluvia para vuestra Tierra en su momento propicio, las primeras y las últimas lluvias, para que puedas cosechar tus granos, tu vino y tu aceite.
15 Proporcionaré hierbas en tu campo para tus animales y comerás y te saciarás.
16 Sed precavidos, para que vuestro corazón no sea seducido y os descarriéis y sirváis a otros dioses y os postréis ante ellos.
17 Entonces la ira de El Eterno arderá contra vosotros y Él frenará los Cielos para que no haya lluvia, y la tierra no producirá su cosecha; y rápidamente seréis expulsados de la buena Tierra que El Eterno os da. 18 Colocaréis estas palabras Mías sobre vuestro corazón y sobre vuestra alma; las ataréis como señal sobre vuestro brazo y que sean como insignia entre vuestros ojos.
19 Se las enseñaréis a vuestros hijos para hablar de ellas, mientras estás sentado en tu casa, mientras vas por el camino, cuando te vas a dormir y cuando te levantas.
20 Y las escribirás en las jambas de tu casa y en tus portales.
21 A fin de prolongar vuestros días y los días de vuestros hijos sobre la Tierra que El Eterno juró a vuestros antepasados que les daría, como los días de los Cielos sobre la Tierra.
22 Porque si observareis todo este precepto que te ordeno, para realizarlo, para amar a El Eterno, vuestro Dios, para ir por todos Sus caminos y para uniros a Él,
23 El Eterno expulsará a todas estas naciones de ante vosotros, y expulsaréis a naciones más grandes y más poderosas que vosotros mismos.
24 Todo sitio sobre el que pise la planta de vuestro pie será vuestro: desde el Desierto y el Líbano, desde el río, el Río Éufrates, hasta el Mar Occidental, será vuestro límite.
25 Ningún hombre se enfrentará a vosotros; El Eterno, vuestro Dios, impondrá temor y miedo sobre toda la faz de la tierra sobre la que piséis, tal como Él os dijo.