¿Y Dónde ponemos al Elefante? (Pesaj)

Extraido de Jabad Magazine.
Entre los nombres dados a la matzá, el más intrigante es: pan de la fe. La explicación es, que los judíos dejaron Egipto sin saber si serían protegidos en su travesía por el desierto. Di-s dijo: “vayan hacia adelante y todo estará bien”, y ellos tuvieron fe y partieron en un viaje de cuarenta años con suministros de matzá sólo para 30 días. Es simple entender por qué conmemoramos este evento después más de tres mil años. Semejante despliegue de juicio irracional y de creencia en Di-s, merece un gran reconocimiento. Si se analiza la historia del Éxodo estrechamente, dos palabras saltarán a los ojos. Estos dos vocablos son completamente opuestos. Intentamos integrar uno con el otro tanto como podemos. Sin embargo, cuando no lo hacemos debido a nuestras limitaciones, una aparece cuando la otra se retira. Son conocimiento y fe.
El conocimiento es a la fe es como los Montesco son a los Capuleto; simplemente no se llevan bien. Saber un concepto, es tener la idea en nuestra posesión sin dependencia externa. Cuando uno sabe algo, esto ya es una parte de él y puede manipular el concepto (ver Tania capítulo 3) Cuando alguien cree, lo que está declarando es: ‘’A pesar del hecho que no entiendo, o aun cuando va contra mi pensamiento racional, creo que es la verdad”. Creer así, es cuando predomina la fe por encima de la lógica. Vivimos en un mundo basado en reglas. Todos somos animados desde la niñez a pensar antes de actuar. Como buenos padres, hacemos lo mismo con nuestros niños. Hay veces, sin embargo, en que actuar con el instinto es la opción correcta en lugar de la deliberación intelectual.
Una madre que entra en una casa ardiendo para rescatar a su hijo, está haciéndolo desde un instinto maternal inherente. No se detiene a pensar si arriesgar su vida es algo racional. Ella- como Nike- animaría simplemente “a hacerlo”. En el curso del año hallamos dos situaciones diferentes donde semejante conducta se produce. Una es más frecuente que la otra. Hay seis días de trabajo en la semana como opuesto al Shabat. Durante seis días debemos salir al mundo y tomar decisiones cotidianas y lógicas. ¿Invierto en una compañía o en la otra? ¿Quién va a recoger a los niños? ¡Debo trabajar mucho para sobrevivir!.
Cuando el sol se pone el viernes por la tarde, todo lo anterior sale por la ventana. Ningún trato será hecho. No importa cuánto esfuerzo aplicamos, no hay ganancias para recolectar. Cuando uno se detiene y piensa sobre ello, esto va contra todo lo que Wall Street y similares le dirán. Después de todo, cuanto más tiempo uno dedique, más ganará. Incluso el Talmud nos enseña a creer sólo a aquéllos que han puesto verdadero esfuerzo en su búsqueda. La Torá enseña que un día en la semana, dedique su tiempo a un propósito más elevado en lugar de cuidar su propio universo.
Deje de pensar y comience a creer. Actúe con fe en lugar de lógica. No se trata sobre el esfuerzo sino la relajación. Cuanto más disfruta, mejor. Este concepto es similar a un estudio realizado. Doctores en una universidad formularon una serie de preguntas a niños y adultos. La diferencia en las respuestas era inquietante. Una de ellas era: ¿Cómo colocar un elefante dentro de un refrigerador?. Los adultos respondieron con teorías y fórmulas a esta tarea casi imposible. Los niños tenían una solución más simple. La contestación fue: abrir la puerta y poner el elefante dentro. Muchas veces tendemos a sobre- complicar el problema con el pensamiento racional.
Hay momentos en los que pensamos demasiado. Shabat no debe ser uno de ellos. Observamos Shabat y las Festividades porque creemos y no porque deseamos tomarnos unos días. La otra situación dónde la misma conducta era apropiada fue el Éxodo. No es coincidencia que en el kidush del viernes por la noche en que santificamos el Shabat, mencionamos el Éxodo. Esto es porque los eventos comparten un tema común. Una vez por semana, cuando nuestro racional nos dice que vayamos a trabajar para ganarnos la vida, debemos contrarrestarlo con nuestro instinto judío, el alma judía.
Cuando Di-s les dijo a los judíos que lo siguieran en el yermo desierto, se trataba de una idea ridícula. Sin embargo, los judíos no tenían que entender, sólo creer. Este tipo de fe pura es sostenida por Di-s con gran estima. Es por esta razón que Él se endeudó por siempre con los judíos por haber actuado con emuná peshuta – fe simple. Este año, en la mesa de Seder cuando muerda la matzá, recuerde lo que representa. Es más que sólo un evento; es una perspectiva en la vida. Cuando el Shabat triunfa, recuerde el Éxodo. Todo lo que tiene que hacer simplemente, es abrir la puerta y poner el elefante dentro. Es tan simple como la fe.
Rabbi Mordechai Andrusier