Viva la vida
El clima en la casa estaba tenso. En el cenicero había restos de muchos cigarrillos y sobre la mesa los pocillos de café a medio tomar. Las caras de Alberto y Jorge mostraban las señas de noches sin dormir por la preocupación y los meses de corridas por la enfermedad de su hermano menor Mario. Como hermanos mayores les tocaba la responsabilidad de decidir en temas tan complejos como sólo las enfermedades suelen causar. El «stress» era claramente perceptible.
Entre los gastos monetarios, los días sin atender el negocio, las familias propias que prácticamente no veían, las corridas con análisis clínicos, las interconsultas médicas, los consejos de vecinos bien intencionados y todo lo que implica «ocuparse» de un enfermo, sus fuerzas se habían agotado hasta el límite.
Y ahora los caminos se partían. ¿A qué médico seguir? Siendo comerciantes, les costaba optar entre lo que dijera una eminencia u otra. Con Mario allí internado, estaba en ellos definir como iba a seguir la cosa.
Alberto prefería seguir la opinión del Dr. Todo Fácil. A su criterio, no se podía hacerlo sufrir más a Mario. Con un medicamento relativamente no costoso y de fácil aplicación, Mario podría salir del hospital, hacer una vida más o menos normal «y que tire hasta donde pueda». Un médico un tanto simpático que no toleraba a los médicos «sádicos».
Jorge estaba empecinado. Sí o sí sentía que había que luchar «aunque nos cueste». Después de horas de analizar lo que le había mostrado el Dr. A lo Seguro, no quería claudicar frente a Alberto. No es que no lo comprendiera. La verdad es que los dos estaban «reventados», pero cada vez que Jorge veía a Mario y pensaba en el potencial que se le había pronosticado de niño, no podía resignarse a que la pelea por su vida terminara allí sin formar una familia, sin dejar un aporte para el futuro.
A: «¿No te das cuenta lo que significa seguir con todo esto? Más sufrimiento. Internación. Muletas. Reposo. Traumas. Rehabilitación. Dietas interminables… Aparte de todo esto los gastos que no sabés cuándo se terminan…»
J: «Todo lo que decís puede ser verdad. Pero mirá que Enrique la pasó y está bien, lo mismo con Mariano, otro tanto para Jonatán, Alejandro,… ¿Te parece que alguno de ellos se arrepiente de lo que atravesaron? Es cuestión de pelearla. Tenés razón. Todo tiene un costo. Las otras cosas de la vida también cuestan y nunca te lo cuestionás. ¡Por qué, de repente, la plata es la que va a decidir!
A: «Todos los que mencionaste, ya no son lo que eran. Mariano ya no viene más a la cancha… Alejandro que siempre jugaba al truco con los amigos se borró. Enrique y Jonatán siempre andan en otra. Pareciera que vivieran en otro planeta. Están todos distintos. Con los libros, pensando… ¿Me vas a decir que eso se llama disfrutar de la vida?»
J: «Alberto… ¿y vos quien sos para decidir por otros? Todos están contentos, viven una vida serena y tranquila. No sé como, pero eso de estar internados parece ser que les dio para pensar. Casi, casi, te digo que les envidio eso de sentir como que se les devolvió la vida, el significado que le dan…»
Los ceniceros están llenos de cigarrillos. Hay más pocillos de café…
EUTANASIA ESPIRITUAL
Hay tantos curanderos que anduvieron y siguen andando sueltos ofreciendo soluciones fáciles. Ya cuando la conquista les parecía ser un poco dificultosa a los judíos en el desierto, luego que algunos espías trajeran informes de lo dificultoso de habitar en la tierra de Israel, salieron rápidamente los que insistieron en buscar un líder y volver a Egipto. Estaban también las palabras de Calev y Iehoshúa que decían y exigían una conducta especial que les abriría las puertas a C-naan. «Si D»s nos ve merecedores, pues entonces tendremos la tierra…» Pero eso de ser merecedores, requería una lucha interna muy ardua.
¿Y hoy? Los «doctores» (Todo fácil) siguen ofreciendo placebos de distintos colores. ¡Cómo hacer sufrir a la gente exigiendo que observe todas las leyes para mantener vivo su judaísmo! Estar tan desintegrado de la sociedad con comida y costumbres distintas. Y… ¿no será muy cara la carne casher? (¿Más que el caviar?) Y… son distintos… no van más a la cancha… no juegan más al truco… y siempre con los libros… ¡cómo pueden disfrutar así de la vida!
El ataque de los «todo fácil» viene de todos los ángulos. No hay tolerancia para quienes siguen la línea del Dr. A lo Seguro. Preferible una muerte tranquila y sedada a pelear.
¿Será realmente así?
«Mientras su alma está en él, espera D»s su mejoría, para brindarle el bien en su final» (Musaf de Iom Kipur)
«Mientras la vela arde, se puede seguir remendando» (Rabí Israel Salanter)
Rab Daniel Oppenheimer