Vaiera (1)
PARASHAT VAIERÁ – SECCIÓN VAIERÁ
18
1 El Eterno Se le apareció en la planicie de Mamre mientras estaba sentado en la entrada de la tienda, en pleno calor del día.
2 Alzó sus ojos y miró: he aquí que había tres hombres parados frente a él. Él los vio y corrió hacia ellos desde la entrada de la tienda, y se postró sobre el terreno.
3 Y dijo: «Señores míos, si he hallado gracia en tus ojos, por favor no sigas de largo ante tu sirviente».
4 «Que traigan un poco de agua y lavad vuestros pies, y reclinaos debajo del árbol.
5 Iré a buscar un pedazo de pan para que tengan sustento, luego continuaréis, por cuanto ya habréis pasado por el camino de vuestro sirviente». Dijeron ellos: «Haz como dices, tal como has dicho».
6 Y Abraham se apresuró a la tienda, a Sara, y dijo: «¡De prisa! ¡Tres medidas de harina, de sémola; amásala y haz tortas!».
7 Y Abraham fue corriendo al ganado vacuno, tomó un ternero, tierno y bueno, y se lo dio al joven, quien lo preparó enseguida.
8 Tomó crema y leche y el ternero que había preparado, y los colocó delante de ellos; y se paró frente a ellos, debajo del árbol, y ellos comieron.
9 Ellos le dijeron: «¿Dónde está Sara tu mujer?». Y él dijo: «Está en la tienda».
10 Y dijo: «Ciertamente, regresaré a ti el próximo año en esta época, y he aquí que tu mujer Sara tendrá un hijo». Sara estaba escuchando a la entrada de la tienda situada detrás de él.
11 Abraham y Sara eran ya ancianos, muy entrados en años; y en Sara había cesado la regla de las mujeres.
12 Y Sara se rió en su interior, diciendo: «¿Ahora que ya he marchitado volveré a tener la piel delicada? ¡si mi marido está viejo!».
13 Entonces El Eterno le dijo a Abraham: «¿Por qué Sara se ha reído, diciendo: “¿De verdad tendré un hijo, a pesar de ser ya anciana?”.
14 ¿Acaso hay algo que esté por encima de El Eterno? En el tiempo designado regresaré a ti el próximo año en esta época, y Sara tendrá un hijo».
15 Sara lo negó, diciendo: «No me reí», pues tuvo miedo. Pero él dijo: «No es cierto, pues sí te reíste».
16 Los hombres se levantaron de allí, y contemplaron en dirección a Sodoma, mientras Abraham caminaba junto a ellos, acompañándolos.
17 Y dijo El Eterno: «¿Habré de ocultarle a Abraham lo que hago,
18 ahora que Abraham ciertamente ha de convertirse en una gran y poderosa nación, y todas las naciones del mundo se bendecirán en él?
19 Pues lo he amado, porque él ordena a sus hijos y a su familia que sigan el camino de El Eterno, haciendo caridad y justicia, para que El Eterno traiga sobre Abraham aquello de lo que le había hablado».
20 Y El Eterno dijo: «Como ha crecido tanto el clamor de Sodoma y Gomorra, y como su pecado es gravísimo,
21 descenderé ahora y veré: si actúan según el clamor que Me ha llegado, los destruiré. Y si no, lo sabré».
22 Los hombres se fueron de allí en dirección a Sodoma, mientras que Abraham siguió de pie ante El Eterno.
23 Abraham se adelantó y dijo: «¿Acaso destruirás también a los justos, junto con los malvados?
24 Suponiendo que existan cincuenta justos en la ciudad ¿acaso destruirías el lugar, en vez de salvarlo por los cincuenta justos que hay en su interior?
25 Sería un sacrilegio que Tú hicieras tal cosa, matando al justo junto con los malvados; pues así el justo serán como los malvados. ¡Sería un sacrilegio! ¿Acaso el Juez de toda la tierra no hará justicia?».
26 Dijo El Eterno: «Si encuentro en Sodoma cincuenta justos en toda la ciudad, perdonaré a todo el lugar por ellos».
27 Abraham respondió y dijo: «He aquí que me permití hablar con Mi Señor, si bien no soy más que polvo y cenizas.
28 ¿Qué ocurrirá si a los cincuenta justos les faltan cinco? ¿Destruirías la ciudad a causa de los cinco?». Y Él dijo: «No la destruiré si encuentro cuarenta y cinco».
29 Y continuó hablando con Él, y le dijo: «¿Tal vez se encuentren cuarenta?» Y Él dijo: «No actuaré por los cuarenta».
30 Y él dijo: «Que mi Señor no se enoje y hablaré: ¿Qué ocurrirá si se hallan treinta?». Y Él dijo: «No actuaré si encuentro treinta».
31 Y él dijo: «He aquí que me he permitido hablar con mi Señor: ¿Qué ocurrirá si se hallan veinte?». Y Él dijo: «No destruiré por los veinte».
32 Y él dijo: «Que mi Señor no se enoje, y hablaré una sola vez más: ¿Qué ocurrirá si se hallan diez?». Y Él dijo: «No destruiré por los diez».
33 Cuando El Eterno terminó de hablar con Abraham Se alejó, y Abraham regresó a su lugar.
19
1 Los dos ángeles llegaron a Sodoma al anochecer, y Lot estaba sentado en la puerta de Sodoma; Lot vio, se paró para recibirlos y se postró de cara al suelo.
2 Y dijo: «Contemplad ahora, señores míos; dirigíos, por favor, a la casa de vuestro siervo; pasad allí la noche y lavad vuestros pies; luego os levantaréis temprano y proseguiréis vuestro camino». Y ellos dijeron: «No. Sino pasaremos la noche en la plaza».
3 Y él les insistió mucho; y ellos se dirigieron a él y fueron a su casa; él hizo un banquete para ellos y horneó matzot, y comieron.
4 Todavía no se habían ido a dormir cuando la gente del pueblo, los sodomitas, rodearon la casa, jóvenes y viejos, gente de todos los sectores.
5 Y llamaron a Lot y le dijeron: «¿Dónde están los hombres que vinieron a tu casa esta noche? Sácalos, para que podamos conocerlos».
6 Lot se dirigió hacia ellos, a la entrada, y cerró la puerta tras de sí.
7 Y dijo: «Os ruego, hermanos míos, que no actuéis con maldad.
8 He aquí que tengo dos hijas que jamás conocieron varón alguno. Las traeré a vosotros, y podréis hacer con ellas como os plazca; pero a estos hombres nada hagáis, por cuanto han llegado a la sombra de mi techo».
9 Y ellos dijeron: «¡Hazte a un lado!». Y dijeron: «¿Este vino como extranjero y ahora actúa de juez? ¡Ahora te trataremos a ti peor que a ellos!». Entonces, lo empujaron fuertemente a él, a Lot, y trataron de romper la puerta.
10 Los hombres extendieron la mano e introdujeron a Lot a la casa con ellos y cerraron la puerta.
11 Y los hombres que se hallaban en la entrada de la casa fueron atacados de ceguera, los pequeños y los grandes; y trataron en vano de hallar la entrada.
12 Entonces los hombres le dijeron a Lot: «¿A quién más tienes aquí? ¿Un yerno, tus hijos o tus hijas? Todo lo que tengas en la ciudad sácalo del lugar,
13 porque estamos próximos a destruir este lugar; pues su clamor se ha vuelto grande ante El Eterno, y El Eterno nos ha enviado para destruirlo».
14 Lot salió y habló con sus yernos, los comprometidos con sus hijas, y dijo: «Levantaos y salid de este lugar, pues El Eterno está a punto de destruir la ciudad». Pero los yernos creyeron que era una broma.
15 Y cuando amaneció, los ángeles instaron a Lot diciendo: «Levántate, toma a tu mujer y a tus dos hijas aquí presentes, para que no seas borrado por culpa del pecado de la ciudad».
16 Y él titubeó, así que, gracias a la compasión que le tuvo El Eterno, los hombres lo tomaron de su mano a él, y tomaron de su mano a su mujer y de la mano a sus dos hijas y lo sacaron y lo dejaron fuera de la ciudad.
17 Y mientras los sacaban afuera, uno de ellos dijo: «Huye, por tu vida. No mires hacia atrás ni te detengas en ninguna parte de la planicie; huye a la montaña para que no seas castigado».
18 Lot les dijo: «¡No, por favor, Señor mío!
19 He aquí que tu sirviente halló gracia en Tus ojos y fue muy grande la bondad que hiciste conmigo para salvarme la vida; pero no puedo escapar a la montaña, no sea que el mal se apegue a mí y muera.
20 Por favor: esta ciudad es cercana y es pequeña como para escapar. Escaparé ahí –¿Acaso no es pequeña?– Y viviré».
21 Y él le respondió: «He aquí que te he tenido consideración incluso en esto, que no destruí la ciudad de la que hablas.
22 De prisa, huye allí, pues no puedo hacer nada hasta que no llegues allí». Por eso llamó a la ciudad Tzoar.
23 El sol se salió sobre la tierra, y Lot llegó a Tzoar.
24 El Eterno hizo que lloviera azufre y fuego sobre Sodoma y Gomorra, de El Eterno, de los Cielos.
25 Él precipitó esas ciudades y toda la planicie, con todos los habitantes de las ciudades y la vegetación del suelo.
26 Su mujer miró hacia atrás de él y se transformó en una columna de sal.
27 Abraham se levantó a la mañana temprano en el lugar donde había estado ante El Eterno.
28 Y contempló en dirección a Sodoma y Gomorra y toda la superficie del territorio de la planicie; y vio, y he aquí que el humo se elevaba de la tierra como el humo de un horno.
29 Y así fue que cuando Dios destruyó las ciudades de la planicie, Dios recordó a Abraham; y sacó a Lot de las ruinas cuando precipitó las ciudades en que había vivido Lot.
30 Lot subió de Tzoar y se asentó en la montaña, y sus dos hijas junto con él, pues tenía miedo de permanecer en Tzoar; habitó en la cueva, él y sus dos hijas.
31 La hija mayor le dijo a la menor: «Nuestro padre es anciano y no hay ningún hombre en la tierra que se allegue a nosotras, como es costumbre.
32 Demos de beber a nuestro padre vino y luego nos acostaremos con él, y así tendremos descendencia a través de nuestro padre».
33 Y aquella noche dieron de beber a su padre vino; y la mayor fue y se acostó con su padre, y él no se dio cuenta de que ella se acostó ni de que se levantó.
34 Y al día siguiente, la mayor le dijo a la menor: «He aquí que yo me acosté con mi padre anoche; démosle vino nuevamente esta noche, y te acostarás con él, para que tengamos descendencia a través de nuestro padre».
35 Y dieron de beber vino a su padre también aquella noche; y la menor fue y se acostó con él, y no se dio cuenta de que ella se acostó ni de que se levantó.
36 Y las dos hijas de Lot concibieron de su padre.
37 La mayor dio a luz un hijo y lo llamó Moab; él es el padre de Moab hasta el día de hoy. 38 Y la menor también tuvo un hijo y lo llamó Ben Amí; él es el padre de los hijos de Amón, hasta el día de hoy.
los felicito , esta bien redactada, fácil de estudiar.gracias por la aportación. buen dia.
Excelente, muchas gracias es fácil de entender…