Una nueva realidad
Los seres humanos estamos expuestos a incontables influencias. Cuando algo capta nuestra atención a tal punto de querer poseerlo atraemos forzosamente situaciones en nuestro camino por alcanzarlo.
Las influencias captan al deseo. Lo deseado crea una dependencia, una dirección que activa todo nuestro ser en pos de los objetos que anhelamos. Ello establece un encadenamiento de circunstancias –causas y consecuencias- que marcarán nuestro «destino».
Discerniendo el destino
Básicamente toda forma de vida procura sobrevivir, tanto individual como colectivamente. Ello le crea necesidades: medio-ambiente, alimento, reproducción. La forma en que cada individuo y grupo aprehende estos tres elementos establecerá su «destino».
En los reinos vegetal y animal el «destino» se circunscribe meramente a lo instintivo y material, ellos no poseen búsqueda de la verdad, de justicia, de valores supremos, sentido de la historia, etc. El ser humano, en cambio, posee un potencial que lo puede convertir en el mejor o en el peor de los seres. La relación del hombre con el medio-ambiente, alimento y reproducción no está restringida únicamente a su interacción con los fenómenos naturales. Ser humano significa poseer conciencia moral, lo que no pertenece al campo de los sentidos: el discernimiento espiritual. En cambio, cuando nuestro discernimiento no supera la realidad material-sensorial vemos al mundo como un mero mecanismo instintivo y materialista sin corazón, entonces asociamos el destino humano al de la materia cuyo fin es la disolución, la muerte.
El culpable
Hay quienes temen el fin del mundo y/o el fin de su forma de vida. Unos hablan del Apocalipsis. Otros justifican asesinos suicidas. Los creyentes de todas las religiones y sectas «confirman» ante cada situación las profecías de sus escrituras sagradas y como siempre sucedió utilizan «al otro», al diferente como el causante supremo de todos los males.
A lo largo de la historia humana hemos caído repetidamente en el mismo error: buscar las culpas en el otro. Así siempre encontramos la perfecta excusa para liberarnos de toda responsabilidad.
Análisis altruista
Llegó el momento en que analicemos la historia y nuestra vida en forma altruista y comprendamos que la inercia egoísta no nos ha dado la solución a la problemática humana. El egoísmo llevado a su máximo exponente: el terrorismo suicida, intenta destruir lo que con mucho esfuerzo el altruismo y el progreso de la conciencia alcanzó a partir de los Diez Postulados.
Ya no podemos decir que no sabíamos
Hoy disponemos de nuevos elementos. La velocidad de las comunicaciones y el aumento de la población acelera y pone de manifiesto cada vez más rápida e intensamente lo que sucede en el mundo. El presente revela nuestras carencias y auténticos desafíos. Hoy nuestra responsabilidad es mayor, ya no podemos decir «no sabíamos lo que estaba sucediendo» y dejar nuestro destino en las manos del egoísmo.
La situación actual
El oscurantismo religioso contemporáneo combinado con el desarrollo tecnológico dio lugar a una nueva y macabra etapa en la historia: el terror global. Las alianzas irracionales de la segunda mitad del siglo XX entre naciones tecnológicamente desarrolladas y «teocracias» fundamentalistas creó el caldo de cultivo de la guerra que hoy estamos viviendo.
Irracionalidad
La irracionalidad se adueñó de los organismos que se suponen deben decidir el futuro del mundo.
Apoyan incondicionalmente a los regímenes totalitarios que alimentan el terror y condenan sistemáticamente a la única democracia del medio oriente que lucha contra el terror.
Los resultados están a la vista terror en Buenos Aires, New York, Madrid, Moscú, Beslan, Jerusalem, Tel Aviv, Beer Sheva, etc.
Una nueva realidad
Quienes en su momento le dieron su visto bueno a las naciones que apoyaban el terror hoy despiertan a una nueva realidad: el mal se independizó y se extendió más allá de los «límites previstos». El terror como una plaga incontenible también a ellos los afectó. La disonante sinfonía de alianzas irracionales basadas en intereses egoístas está aturdiendo también a los «oídos menos sensibles» y muchos comienzan a recapacitar.
La historia se repite
Un análisis no muy profundo de la historia nos revela lo que no nos enseñaron nuestros profesores y maestros. Culturas que los libros de historia catalogan como los modelos de la civilización practicaban sacrificios humanos, orgías y mantenían al pueblo en la ignorancia bajo gobiernos demagógicos. También hoy encontramos en muchos lugares del mundo diferentes versiones de esas «prácticas culturales». Esa misma barbarie pagana que los Profetas y Sabios de Israel denuncian a lo largo de toda la historia reaparece revestida en supuestos nacionalismos y pseudo espiritualidad.
Cambiando el destino
Este nuevo «destino» que marca hoy nuestras vidas se puede cambiar. Así como los Diez Postulados han ayudado a través de la historia a que millones de individuos sean dueños de su destino, hoy -si realmente lo deseamos- es posible implementar sistemas educativos altruistas basados en esos Principios Universales que han hecho de este mundo un lugar más civilizado. El destino está en nuestras manos.