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Un Paso al Mas Aca

Extraido de jabad magazine

En un pasaje que demuestra una perspicaz sensibilidad con respecto al subconsciente del hombre, el Talmud describe la experiencia del embrión en el útero: “Una lámpara se enciende sobre la cabeza del niño a través de la cual puede ver de un extremo del mundo al otro; no existe un día en la vida que la persona experimente más santidad que esos días en el útero de su madre. Ellos [Di-s y los ángeles] le enseñan la Torá completa al niño nonato, pero en cuanto el bebé sale al aire del mundo, viene un ángel y lo golpea suavemente en su boca, causándole olvidarse de toda la Torá“.

Pero ¿cuál es el punto? ¿No es fútil enseñar toda la Torá a un embrión si se le hará olvidarla en breve? Se dan varias respuestas a esta pregunta. Presentaremos una de las respuestas, extraída de las escrituras de Rabi Shneur Zalman de Liadi.

La Melodía Interna

Es sumamente difícil permanecer espiritual y emocionalmente inspirado viviendo en este mundo. Di-s puede darnos vida, pero él no siempre nos concede la inspiración requerida para vivir un estilo de vida significativa y elevada. Necesitamos estimular y motivarnos a través de nuestros propios esfuerzos. ¿Pero cómo? La vida es a menudo estresante y pesada.

También, nuestro físico y los deseos físicos y tentaciones son tan poderosos que eclipsan casi completamente nuestra sensibilidad a la espiritualidad. éste es la razón por la que Di-s infunde a cada niño nonato con la Torá que estudia antes de nacer, aunque después la olvida por completo. Esta implantación de nueve meses de Divinidad y santidad en el cerebro del niño crea una condición en que el mensaje espiritual de la Torá permanece para siempre como la información más familiar para el alma.

La pluralidad, fuerza, buena comida, excelente ropa y tentaciones físicas pueden excitarnos. Las deudas, responsabilidad, pereza y entumecimiento pueden hundirnos profundamente. Sin embargo, a pesar de todas estas sensaciones que son una parte real de nuestras vidas, la voz de nuestra espiritualidad interna – la voz de la Torá que permaneció – tiene una profunda, aunque a menudo inaudible, resonancia dentro de nosotros.

Es como una melodía que uno supo alguna vez y se ha olvidado subsecuentemente. Cuando alguien la canta de nuevo, no tenemos que memorizarla nuevamente, porque la canción siempre era una parte de uno, guardada en la memoria de nuestro cerebro.

La melodía de espiritualidad y la Torá ha estado en los labios de nuestras almas desde tiempo inmemorial. Aunque en el proceso de crecimiento la melodía se puede haber olvidado, ninguno de nosotros tiene que aprenderla nuevamente. Sólo necesitamos prestar atención a las silenciosas vibraciones guardadas dentro de nosotros desde que estuvimos en el útero.

Así que aunque en el nacimiento se no hizo olvidar conscientemente, los restos de la verdad se grabaron en nuestras psiques inconscientes. Cuando descubrimos una verdad en nuestras vidas- cuando somos educados y enseñados de Sabiduría –la verdad resuena, porque ya la tenemos dentro; simplemente se hallaba disimulada bajo las capas conscientes de la existencia.

La función de un verdadero maestro de Torá nunca es enseñar una nueva verdad a las personas, sino ayudarles a acceder profundamente a la verdad grabándola dentro de ellos. Un buen maestro es aquel que nos ayuda a podar las malezas y destapa las flores que hay dentro. O como el escultor italiano Michelangelo una vez dijo: “Vi el ángel en el mármol y lo tallé hasta que lo dejé en libertad.” éste es el significado más profundo en la presentación del Rey Salomón de la novia que dice a su novio: “Atráeme hacia Ti, correremos detrás de Ti, el Rey me ha traído a Sus cámaras”.

La gramática en el versículo parece errada: ¿Si el Rey ya me trajo a las cámaras en el pasado, por qué hay una necesidad a “atráeme” cerca de él en el presente? Pero el Rey Salomón está refriéndose a dos tiempos diferentes en nuestras vidas, el tiempo de la inocencia del pre-nacimiento en contrapunto al tiempo de desilusión de la madurez.

Nos volvemos a Di-s en nuestros días de madurez y decimos: ‘Atráeme hacia Ti, correremos detrás de Ti’ que significa que si Di-s nos atrae un poco, correremos detrás de él. La razón es que subsecuentemente ‘el Rey me ha traído (a nosotros) a Sus cámaras durante los nueve meses en el útero, bastante antes de que desarrolláramos nuestro cinismo, ya hemos experimentado la pureza de la Divinidad

Y. Jacobson

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