Relatando
Historia
La Historia Judía: La Providencia Divina en Acción
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Tercera parte

Extraido de Mas alla de toda duda

La guerra volvió en 1967. El mismo líder egipcio, Gamel Abdul Nasser, movilizó a 100.000 soldados hacia el desierto de Sinai. Ordenó que los «Cuerpos de Paz» de las Naciones Unidas salieran del área. Increíblemente, aceptaron. Unos días más tarde, firmó un pacto con el Rey Hussein de Jordania. El mismo día, fuerzas iraquíes tomaron posiciones en la frontera israelí-jordana.

El 5 de junio, el ejército israelí nuevamente lanzó un ataque preventivo. En un solo día, destruyó toda la fuerza aérea de Egipto. Jordania y Siria declararon, ambas, la guerra. En seis días, Israel derrotó a los tres ejércitos. Cada uno de estos ejércitos era varias veces mayor que el suyo. Hasta el día de hoy, los expertos no pueden explicar adecuadamente la victoria de 1967. Por supuesto, carecen de explicaciones porque ellos sólo buscan causas y efectos naturales. No entienden que todo en la historia judía se reduce a una causa: la protección de D’s a través de la Providencia Divina. Pero continuemos.

La Guerra de Iom Kipur en 1973 fue, de muchas maneras, una victoria más grandiosa que la de 1967. Egipto y Siria lanzaron con éxito un ataque sorpresa mientras la mayoría de los judíos se hallaban rezando en el día más sagrado del año. Esta vez, el enemigo penetró en las líneas israelíes. Totalmente desprevenida, Israel parecía sentenciada. Los periodistas de los diarios extranjeros escribieron sobre el «fin de Israel» y el «inminente holocausto». Incluso los líderes israelíes estaban públicamente descorazonados y esperaban lo peor.
No obstante, los judíos «de alguna forma» vencieron y conquistaron. Y nadie podría decir que fue el superior ejército israelí esta vez. Habían sido tomados por completa sorpresa. Estaban a merced de sus enemigos. Lo único que los salvó en esos cruciales primeros días fueron eventos que no eran otra cosa más que milagrosos – en una palabra (o en realidad, dos): Providencia Divina.

Sólo para ilustrar la clase de Providencia Divina de la que estamos hablando, permítame mencionar la bien conocida historia sobre el general sirio encargado de conducir su columna de tanques directamente hasta el corazón de Israel. él se encontró con un camino abierto a Tel Aviv -literalmente un camino abierto-. Sin embargo, misteriosamente, mandó detener su insuperable columna de tanques y tropas. Esta vacilación le brindó a los israelíes un valioso tiempo que, eventualmente, llevó a la victoria israelí… y a una corte marcial para el general sirio. En su juicio se le pidió que explicara su decisión.

«No puede ser tan fácil, pensé para mí mismo», dijo él. «Deben de estar esperándome. Debemos estar yendo directamente hacia una emboscada. Los israelíes nos van a atacar por ambos lados». Así que se detuvo. Esa decisión del general no tenía sentido. Su ataque sería por total sorpresa. ¿Por qué, entonces, se detuvo? ¡Porque no había nadie allí para oponérsele! ¡Idiota! ¡Por supuesto que nadie estaba allí -tú los sorprenderías! ¡Esa es toda la idea de un ataque sorpresa! ¡Es Iom Kipur! ¡Los judíos están rezando! ¡Esa es la razón por la que no había nadie allí!
Pero él se detuvo de todas formas – porque tenía temor de una emboscada. Vaya usted a explicar esto racionalmente.

Yo lo explicaré. Es llamado «la mano de D’s». El versículo dice: «El corazón del rey y de sus ministros (esto es, incluso sus generales), están en manos de D’s» (Proverbios 21:1). «Mano de D’s», Providencia Divina. Llámelo como le guste pero los judíos no estaríamos hoy aquí si no hubiese Alguien allí arriba cuidándonos a cada paso.
Tomó sólo dieciocho días al ejército israelí recuperarse completamente y reestablecer las fronteras de Israel. El mundo estaba legítimamente pasmado. Aunque las víctimas fueron numerosas, el pueblo judío permaneció, a pesar de tenerlo todo en contra.

Rab Shmuel Waldman

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