Analizándose
Ansiedad y Preocupación
Sobre el Miedo y la Preocupación
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Sobreponerse a la preocupación

Extraído de empieza nuevamente ahora. Escrito por el Rab Pliskin

Preocuparse puede ser una fuente importante de dolor en la vida de alguien. Como una persona aprensiva dijo, «Mi vida ha estado llena de tragedias que nunca sucedieron». Cuando alguien se preocupa va a sufrir aunque las cosas funcionen perfectamente bien. La vida de un aprensivo extremo puede ser una tortura. Aun las preocupaciones menores impiden el pensamiento claro y causan infortunio y angustia. Independientemente de cuán buena fortuna tenga uno en su vida, no la va apreciar si la preocupación está en el primer plano de sus pensamientos.

Algunas personas aprensivas creen que la preocupación es parte de su naturaleza y que es imposible librarse de ella. La realidad es que la preocupación es un hábito aprendido. He conocido a muchas personas que fueron aprensivas compulsivas durante muchos años. Aquéllos que consistentemente trabajaron sobre su patrón de pensamiento se sobrepusieron de gran manera a su tendencia a preocuparse. Así también lo puedes hacer tú. Como un ex-aprensivo me dijo, «No me había dado cuenta que podía experimentar tanta dicha en mi vida hasta que me dejé de preocupar».

Cuando sabes que puedes lidiar con el presente, nunca vas a tener que preocuparte por el futuro. El futuro realmente no existe. Finalmente se va a convertir en presente y ya que sabes lidiar con el presente, no hay nada de qué preocuparse.

Analizando tus preocupaciones, te vas a volver consciente que toda preocupación es inútil. La preocupación cae en dos categorías: preocuparse acerca de las cosas que no se pueden cambiar y preocuparse por las cosas que sí se pueden cambiar. En relación con las cosas que no se pueden cambiar, cientos de horas de preocupación no van hacer ni una pizca de diferencia. Te causas dolor adicional añadiendo los efectos desagradables de la preocupación. Si puedes hacer algo para cambiar la situación, toma una acción para protegerte e impedir una pérdida. No desperdicies tus momentos presentes preocupándote.

Preocuparse es escoger de entre todos los pensamientos posibles (millones de ellos), solamente aquéllos pocos que están relacionados con una desgracia potencial o un problema. Siempre tienes la elección de tener pensamientos positivos. Una vez que aceptas tus preocupaciones como resultado de escoger pensamientos específicos, vas a ser capaz de hacer un esfuerzo consciente para evitar pensamientos que te causen dolor innecesario y escoger pensamientos más positivos.

La experiencia es un antídoto para la preocupación. Haz una lista de cosas que te hayan preocupado en el pasado. Ve cuántas de esas cosas negativas cambiaron a mejor de lo que tú creías. También nota cuántas situaciones sí cambiaron como temías, pero fuiste capaz de enfrentarte a ellas de todos modos. Al estar consciente qué tan frecuentemente tus preocupaciones son por nada, vas a eliminar una gran cantidad de preocupación innecesaria.

Cuando estés preocupado, pon por escrito de qué estás preocupado exactamente. ¿Qué es lo peor que podría pasar? Luego escribe las opciones que tienes para enfrentarte al peor escenario. En forma creativa piensa en algunos planes.
Discute la situación con amigos cercanos. A veces, otras personas van a ser capaces de darte sugerencias prácticas que tú mismo no habías pensado. Aun si la otra persona no puede pensar en una solución, con frecuencia, el sólo compartir la carga con alguien la puede aligerar.

Date cuenta que tú escoges tus pensamientos. Siempre escoge en qué te vas a enfocar y cómo vas a evaluar las cosas. Utiliza cada experiencia que te preocupa como un desafío que te va a entrenar a pensar en una forma que enriquezca tu vida. Mientras más enfoques tu mente en alegría, esperanza, humor y valor, más feliz será tu vida.

Rab Pliskin

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