Sobre la plenitud
La idea central de la Creación es la de dar plenitud a las creaturas por lo que se incorporó en el alma el deseo de recibir ese placer. El deseo es el instrumento y recipiente para recibir, siendo que la intensidad del placer es proporcional al deseo de recibirlo.
Cuando el hombre comienza a sobreponerse a la dependencia del plano material-sensorial surge paulatinamente la conciencia de los estados de plenitud.
Cuando experimentamos plenitud no sentimos diferencia entre ésta y el deseo de recibirla, sino que los percibimos como una unidad. En cambio, cuando anhelamos la plenitud que no poseemos, los distinguimos claramente.
El Shabat «es la puerta» al objetivo de toda la realidad: la plenitud infinita que existe «desde siempre», independiente y previa a la Creación.