Sobre el amor entre los sexos
(Selección extraída del libro «En busca de la verdad», por Rab Dessler,
© Jerusalem de México)
El amor y el afecto que existen a menudo entre un hombre y su esposa es algo notable en la psicologia humana. A primera vista podríamos pensar que este amor no tiene un verdadero contenido personal, tal vez es algo implantado tan sólo en nosotros por el Creador como parte de Su gran plan para preservar al mundo, así como el hambre nos es dada para asegurar la preservación del cuerpo. Ello es, sin embargo, improbable, ya que para conseguir este fin bastarían los impulsos biológicos del deseo físico y del anhelo por tener hijos. ¿Qué objeto tiene este lazo emocional adicional?
He oído decir que este amor de la gratitud: dos personas agradecidas una con la otra porque se ayudan mutuamente a llenar sus instintos naturales, pero se trata de una idea equivocada, pues existe mucha gente desagradecida en el mundo y no deja de existir en ellos el afecto entre marido y mujer.
Más bien debemos decir que este amor surge entre marido y mujer porque se complementan uno al otro. Este hecho proviene de la naturaleza con la que los ha dotado el Todopoderoso. Una persona sola es defectuosa e incapaz de cumplir con su propia función, como dicen nuestros Rabís: «Aquél que no tiene esposa…, no es un ser humano completo». Juntos se complementan uno al otro y al hacerlo se aman uno al otro en virtud del principio que ya hemos establecido: aquel que da, ese ama.
Desde luego que este amor a su vez hará que continúen dando, y el placer y la felicidad que cada uno derrama en el otro mantendrá e intensificará su amor.
Basándonos en esto podemos comprender otro hecho notable.
¿Por qué, encontramos tan a menudo que este afecto entre marido y mujer no parece durar? Hay una respuesta sencilla: las personas son generalmente «tomadores» y no «dadores». Cuando sus instintos biológicos predominan se convierten en «dadores» y «amantes» pero antes de mucho tiempo la naturaleza afloja su mano y recaen en el estado de «tomadores» que tenían antes. Se trata de un cambio imperceptible. Antes estaban unidos en una atmósfera de amor y de concesión mutua, pero de ahora en adelante son «tomadores» una vez más y cada quien empieza a exigir del otro el cumplimiento de sus obligaciones. Cuando empiezan las exigencias, vuela el amor.
Es por ello que siempre digo a una pareja en la felicidad de su dia de nupcias: «Llena a sus corazones en este momento un maravilloso deseo de dar felicidad uno al otro. Cuidáos, mis pequeños y esfuércense por mantener este deseo siempre tan fresco y tan robusto como está en este momento. Debéis saber que en el momento en que empecéis a exigir uno del otro vuestra felicidad llegara a su fin .
Existen algunas personas que no quieren contraer matrimonio y ello se debe a que no pueden liberarse del poder de tomar e incluso sus instintos naturales no pueden convertirlos en «dadores» ni aún temporalmente. En forma análoga, existen parejas que quieren tan pocos hijos como sea posible, fenómeno muy notable en nuestros días; tales personas son especímenes sobresalientes de «tomadores» que no quieren dar incluso a sus propios hijos.
Resumiendo: se logrará una mejor relación entre marido y mujer cuando se entreguen y practiquen la virtud de dar, entonces su amor no tendrá pausa y sus vidas estarán llenas de felicidad y satisfacción mientras vivan en la tierra.
Rabí Eliyahu Dessler
Gracia Rab esto pasaba en mi matrimonio
Hola yo quiero convertirme al judaísmo espero que alguien me ayude quiero dejar de ser católica yo amo a un judío y me escondo porque no me dejan verlo.
Gracias.
Gracias por esta enseñanza, Shalom