Sirve a Dios con alegría – capitulo X (II parte)
ANHELO DE VER EL MISTERIO DIVINO
Explican los comentadores que el gran mar canta un cántico de alabanza, como en el versículo [1], «para que mi gloria pueda cantarte alabanzas y no quedarse callada», y también [2], «Oh Elohim, no guardes más silencio». El mar siempre está estimulado para cantar las alabanzas del yijud-unificación celestial, como lo ha explicado mi maestro, de bendita memoria [3]. Sus olas son espíritus del Trono que también están inspirados para cantar. Lo que antecede nos ayuda a comprender el Zohar [4]:
Dice el versículo [5], «Cuando se levantan sus olas, Tú las aquietas» (teshabejem).» La expresión hebrea «teshabejem» proviene de la misma raíz que shevaj-alabanza. Al alzarse las olas, son dignas de alabanza porque se elevan inspiradas por su anhelo de ver el yijud-unificación. Derivamos de esto que quien quiera ver y comprender el misterio Divino, aún cuando no se le permita, se le considera sin embargo digno de alabanza y todos le celebran.
Los espíritus celestiales del Trono van y vienen para ver y percibir la luz Divina un poco más allá de sus poderes de percepción. A pesar de que retroceden y no pueden captar lo que queda más allá de su capacidad, sin embargo los alaban por ansiar percibir más y unirse en un vínculo apasionado a la luz Divina.
De igual modo, después de la muerte, las almas agradecen y alaban al Altísimo, como lo explica el Zohar [6]:
Al final del Shabat – en el momento en que el ruaj-espíritu desciende del Edén superior donde ha morado durante el shabat, el alma-nefesh alumbra y resplandece hasta el Edén inferior con la luz Divina y con la energía que ha recibido del ruaj. Fortalecida con esta energía, el alma-nefesh entonces, se endereza en su tumba, y se materializa en su forma anterior, en su cuerpo pasado. Se forma luego una vestidura para la esencia de los huesos, y todos los huesos del interior de esa forma se levantan de la tumba, celebran y agradecen al Altísimo, como lo sugiere el versículo[7], «Todos mis huesos dirán: «Oh Eterno, ¿quién es como Tú?» Observa que no está escrito que todos los huesos «dicen», sino «dirán», en el futuro, o sea, cuando se levanten de la tumba.
Y si el ojo físico tuviese el permiso de ver las formas celestiales, en particular la vestidura de los huesos, durante las noches después que termina el shabat, las noches de Rosh Jodesh-[las primeras noches del mes lunar], y las del tiempo de las pascuas, vería la apariencia de formas en pie sobre las tumbas, agradeciendo y alabando al Altísimo. Valdría la pena verlo, ya que toma lugar literalmente en este mundo, pero la simpleza de espíritu del hombre le impide distinguirlas.
CáNTALE TU ANHELO DE éL
Como todos los seres celestiales cantan su apego a El, del mismo modo, tú también has de cantar y alabar para causar dicha a tu Hacedor, con el propósito de vincularte a El, porque la canción enciende el anhelo del vínculo apasionado. Cuando recuerdes todos los beneficios y bondades que te otorgó, sentirás como describimos en la oración el shabat por la mañana [8]:
Aunque nuestra boca estuviera llena de canciones como la mar … no acertaríamos, oh Señor, Dios nuestro, expresarte nuestra gratitud ni bendecir Tu Nombre, oh Rey nuestro, ni la milésima y ni la diezmilésima parte de los favores, milagros y maravillas que hiciste con nosotros y con nuestros padres en el pasado. … Por lo tanto … el espíritu y el alma que insuflaste en nuestro ser, y la lengua que pusiste en nuestra boca, todos ellos agradecerán, bendecirán, alabarán, glorificarán, y cantarán siempre a Tu Nombre, oh Rey nuestro.
Esta era la intención del rey David al decir [9]: «Tu bondad me hará dichoso, porque Tú viste mi aflicción». La dicha que sentía David provenía de su conciencia del amor que Dios le había mostrado. Por lo tanto, David estaba constantemente cantándole a su Hacedor y nos recomendó que le imitásemos y cantásemos las alabanzas de Dios, como dice el versículo [10], «Regocijaos en el Eterno, oh justos», y también [11]: «Cantadle un cántico nuevo».
Observamos que siempre que el pueblo de Israel presenció un milagro hecho para ellos, rompieron a cantar. Como dice el versículo[12]: «Entonces cantó Israel este cántico», y también[13], «cantó Deborah».
No puede haber un milagro sin la participación del atributo Divino de jesed-bondad, como lo enseña el Zohar [14]:
Dice el versículo [15], «servid al Eterno con alegría»: La alegría se materializa mediante el cohen-sacerdote, porque él siempre está lejos del din-juicio, ya que la raíz de su alma proviene del atributo jesed-bondad. Un cohen-sacerdote siempre ha de tener el semblante alegre, más que otras personas.
El Zohar cita el versículo «servid al Eterno con alegría» y anota que quien viola un precepto negativo de la Torá ha de rectificarlo ofreciendo un sacrificio, confesando su pecado y sintiéndolo; y si puede derramar lágrimas al expresar su remordimiento, sería mejor para él. Si es así, ¿cómo puede sentir la alegría y el cántico que se le pide? Mientras teníamos el Templo, el proceso dependía del cohen-sacerdote y del levita. Debido a su vínculo con jesed-bondad, el cohen llevaba a cabo la rectificación con alegría, mientras que el levita era responsable por el cántico. El Zohar pregunta entonces [16]:
Ahora que el Templo está destruido y ya no podemos ofrecer sacrificios, el hombre que peca ante su Amo y regresa a él arrepentido evidentemente tiene que sentir amargura en el alma, tristeza y el espíritu quebrantado. ¿Cómo puede este hombre estar alegre y lleno de cánticos, como se le pide?
Nos enseñan, sin embargo, que al alabar a su Amo, regocijarse en su estudio de Torá, y estudiar Torá con su cántico, cumplirá la alegría y la canción que requiere para servir a Dios. El hombre siempre ha de preocuparse por sus pecados, pero durante los momentos en que está alabando al Omnipresente y estudiando Torá, ha de sentir alegría y cantar la melodía de su estudio de Torá con una voz agradable. No obstante, mientras que está sumido en su oración, sentirá que se le rompe el corazón por sus pecados.
Más aún, el Zohar también enseña que la alegría y el cántico son paralelos a yesod-fundamento y maljut-reino [17]. Anota el Talmud [18]que «el hombre siempre debería entrar la distancia de dos puertas en la sinagoga»[19]. Esotéricamente, maljut y yesod representan «dos puertas». Esto implica que el yijud-unificación Divino no es completo a menos que la persona «entre la distancia de dos puertas» es decir, a menos que su oración pueda unificar a maljut y yesod y absorber alegría en su fuente misma. Es con esta alegría que están Israel destinados a terminar su exilio. Así, pues, la causa principal de tu alegría debe ser que Dios te designó como uno de Sus siervos que Le unifican, un privilegio no dado a todos.
Esencialmente, debes sentirte lleno de alegría en el momento de la oración, en particular si estás en la sinagoga o en la sala de estudios. La razón tras esto, es que la oración es una necesidad del Altísimo, como podemos verlo por el hecho que llega a ser una corona para el Rey del mundo. Por lo tanto, dite a ti mismo: ¿Qué hice yo para merecer coronar al Rey del mundo? Si el Rey, por Su gran bondad, me acercó a él, debo dedicarme a Su servicio con alegría.
1-Salmos 30:13.
2-Salmos 83:2.
3-Shaar Mahut Hanhagá.
4-Zohar Noach 69b.
5-Salmos 89:10; trad. Metsudah Tehillim.
6-Zohar Terumá 142a.
7-Salmos 35:10.
8-Nishmat; op. cit.
9-Salmos 31:8; Metsudah Tehillim.
10-Salmos 33:1.
11-Salmos 33:3.
12-Números 21:17.
13-Jueces 5:1.
14-Zohar Vayikrá 8a.
15-Salmos 100:2.
16-Zohar Vayikrá 8a.
17-Zohar Vayikrá 8b.
18-Tratado Berajot 8a.
19-Ya que si se quedase a la entrada, cerca de la puerta, parecería que tenía prisa por irse.
Eliahu de Vidas