Libro Devarim (Deuteronomio)
Shoftim
+100%-

Shoftim (2)

19

1 Cuando El Eterno, tu Dios, derribare a las naciones cuya Tierra te da El Eterno, tu Dios, y las poseas y te establezcas en sus ciudades y en sus casas,
2 separarás tres ciudades para vosotros de en medio de tu Tierra que te da El Eterno, tu Dios, para que la poseas.
3 Prepara para ti el camino, y divide en tres partes la frontera de la Tierra que te hace heredar El Eterno, tu Dios; y ellas serán para cualquier asesino, para que huya allí.
4 Éste será el caso del asesino que huyere allí y viviere: el que atacare a su prójimo sin conocimiento y sin odiarlo desde ayer ni desde anteayer;
5 o el que viniere con su prójimo al bosque para talar árboles y su mano blande el hacha para cortar el árbol y el hierro se deslice de la madera y encuentre a su prójimo, y éste muera; él huirá a una de estas ciudades y vivirá,
6 para que el que redime la sangre no persiga al asesino, pues su corazón estará caliente, y le dará alcance, pues el camino es largo, y lo atacará mortalmente, y no hay juicio de muerte sobre él, pues no lo odiaba desde ayer ni desde anteayer.
7 Por eso te ordeno, diciendo: separarás tres ciudades para vosotros.
8 Cuando El Eterno, tu Dios, ensanche tu frontera, tal como juró a tus antepasados, y te diere toda la Tierra que dijo a tus antepasados que les daría,
9 cuando observes todo este precepto, que te ordeno hoy para cumplirlo de amar a El Eterno, tu Dios, y de ir por Sus caminos todos los días, entonces agregarás otras tres ciudades a estas tres.
10 No se derramará sangre inocente en tu Tierra que te da por herencia El Eterno, tu Dios, pues entonces la sangre será sobre ti.
11 Pero si hubiere un hombre que odia a su prójimo y le prepara una emboscada y se alza contra él, y lo ataca mortalmente y muere, y él huye a una de estas tres ciudades,
12 entonces los ancianos de su ciudad enviarán a traerlo de allí y a colocarlo en manos del que redime la sangre, y morirá.
13 Tu ojo no lo compadecerá; eliminarás la sangre inocente de Israel y será bueno para ti.
14 No moverás el límite de tu prójimo, que marcaron los antiguos, en la herencia que has de heredar en la Tierra que te da El Eterno, tu Dios, para que la poseas.
15 No se presentará un solo testigo contra un hombre por ninguna iniquidad ni por ningún error, en relación con ningún pecado que pueda cometer; de acuerdo con dos testigos o tres testigos se confirmará el caso.
16 Si se presenta un testigo falso contra un hombre para declarar falsamente en su contra,
17 entonces los dos hombres entre los que existe la contienda se presentarán ante El Eterno, ante los sacerdotes y los jueces que estuvieren en esos días.
18 Los jueces inquirirán a fondo, y he aquí que el testimonio era un falso testimonio; habló falsamente en contra de su hermano.
19 Le harás como aquello que él conspiró hacerle a su hermano y eliminarás el mal de entre vosotros.
20 Y los que queden escucharán y temerán, y ya no continuarán haciendo como este mal entre vosotros. 21 Tu ojo no compadecerá; alma por alma, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie, todo esto, en lo referente al valor monetario de cada uno de estos miembros.

20

1 Cuando salgas a la batalla contra tu enemigo y veas caballo y carroza, un pueblo más numeroso que tú, no les temerás, pues El Eterno, tu Dios, Quien te sacó de la tierra de Egipto está contigo.
2 Ocurrirá que cuando te acerques a la guerra, el sacerdote se aproximará y le hablará al pueblo.
3 Les dirá: «Oye, Israel, os acercáis hoy a la batalla contra vuestros enemigos; que vuestro corazón no decaiga; no temáis, no os precipitéis ni os quebrantéis ante ellos.
4 Pues El Eterno, vuestro Dios, es El Que va con vosotros, para luchar por vosotros con tus enemigos, para salvaros».
5 Entonces los oficiales le hablarán al pueblo, diciendo: ¿Quién es el hombre que ha construido una nueva casa y no la ha inaugurado? Que vaya y regrese a su casa, para que no muera en la guerra y otro hombre la inaugure.
6 Y ¿quién es el hombre que plantó un viñedo y no lo redimió? Que vaya y regrese a su casa, para que no muera en la guerra y otro lo redima.
7 Y ¿quién es el hombre que se ha comprometido con una mujer y no se ha casado con ella? Que vaya y regrese a su casa para que no muera en la guerra y otro hombre se case con ella.
8 Los oficiales continuarán hablándole al pueblo, diciendo: ¿Quién es el hombre que es temeroso y débil de corazón? Que vaya y regrese a su casa, y que no quebrante el corazón de sus hermanos, como el suyo. 9 Cuando los oficiales hayan terminado de hablarle al pueblo, los líderes de las legiones tomarán el comando a la cabeza del pueblo.
10 Cuando te acerques a una ciudad para librar batalla con ella, llamarás a ella a la paz.
11 Acontecerá que si te responde en paz y se abre a ti, entonces todas las personas del pueblo que se hallen dentro de ella serán tributo para ti y te servirán.
12 Pero si no hace la paz contigo, sino que hace la guerra contigo, la sitiarás.
13 El Eterno, tu Dios, la entregará en tu mano y golpearás mortalmente a todos sus varones por el filo de la espada.
14 Únicamente las mujeres, los niños pequeños, los animales, y todo lo que haya en la ciudad, todo su botín, lo tomarás para ti; comerás el botín de tus enemigos, que te dio El Eterno, tu Dios.
15 Así harás con todas las ciudades que están muy lejos de ti, que no son las ciudades de estas naciones. 16 Pero de las ciudades de estos pueblos que te da por herencia El Eterno, tu Dios, no dejarás con vida a ninguna persona.
17 Sino que los aniquilarás por completo: al jeteo, al amorreo, al cananeo, al perizeo, al jiveo y al iebuseo, tal como te ordenó El Eterno, tu Dios.
18 Para que no te enseñen a actuar de acuerdo con todas sus abominaciones que realizaron para sus dioses y peques ante El Eterno, tu Dios.
19 Cuando sities a una ciudad durante muchos días para hacerle la guerra para tomarla, no destruyas sus árboles blandiendo el hacha contra ellos, pues de ellos comerás, y no lo troncharás; ¿acaso el árbol del campo es un hombre para que sea sitiado por ti?
20 Únicamente el árbol que sabes que no es un árbol de comida, es decir, frutal, podrás derribarlo y troncharlo, y construir un baluarte contra la ciudad que hace la guerra contigo, hasta que la conquistes.

21

1 Si se hallare un cadáver caído en el campo y no se sabe quién lo atacó en la Tierra que te da El Eterno, tu Dios, para que la poseas,
2 tus ancianos y jueces saldrán y medirán la distancia que hay hasta las ciudades que se encuentran alrededor del cadáver.
3 Ocurrirá que en la ciudad más cercana al cadáver los ancianos de esa ciudad tomarán una becerra, con la que no se hayan hecho trabajos, que no haya sido arrastrada con un yugo.
4 Los ancianos de esa ciudad harán descender la becerra a un valle árido, que no pueda ser trabajado ni pueda ser sembrado, y desnucarán allí la becerra en el valle.
5 Los sacerdotes, descendientes de Levi, se acercarán, pues a ellos los eligió El Eterno, tu Dios, para que Le oficien y bendigan con el Nombre de El Eterno, y según su palabra será determinada cada disputa y la pureza o impureza de cada afección.
6 Y todos los ancianos de la ciudad más cercana al muerto, lavarán sus manos sobre la becerra que fue desnucada en el valle.
7 Hablarán y dirán: «Nuestras manos no derramaron esta sangre y nuestros ojos no vieron.
8 Expía por Tu pueblo Israel que redimiste, El Eterno: ¡no pongas sangre inocente en medio de Tu pueblo Israel!». Entonces la sangre será expiada para ellos.
9 Pero tú eliminarás la sangre inocente de entre vosotros cuando hagas lo que es recto a los ojos de El Eterno.

Textos relacionados
Shoftim (1)

Deje su comentario

Su email no se publica. Campos requeridos *

Top