Shavuot HaGadol
Extraido de A traves del fuego y el agua – La Vida de Reb Noson de Breslov
Así como los jasidim del Rebe solían ir a verlo para Shavuot, de la misma manera los jasidim de Reb Noson se reunían con él.
Cada año más y más gente iba a Breslov para Shavuot, en general tratando de llegar la noche anterior para poder concluir juntos la Cuenta del Omer. Era una reunión notable, con todos derramando el corazón y el alma en las plegarias. Se dice que la noche anterior a Shavuot del año 1834, ochenta seguidores se reunieron con Reb Noson. Oraron con tanto fervor que cuando llegaron a la Cuenta del Omer se los pudo escuchar en toda la ciudad. Debido a la gran cantidad que se había reunido ese año, ese Shavuot llegó a ser conocido en los círculos de Breslov como el Shavuot HaGadol («El Gran Shavuot»).
Otro honor para Reb Noson fue la llegada de un invitado muy especial proveniente de Eretz Israel – Reb Shimón. Ese año Shavuot fue viernes y Shabat (13 y 14 de junio). Reb Noson tuvo una gran oportunidad de decir Torá en la noche del Iom Tov y en el Shabat. Luego de oír los discursos de Reb Noson, Reb Shimón dijo: «Siempre pensé en Reb Noson como en un seguidor del Rebe. ¡Ahora puedo ver que él es el Rebe mismo! Yo sé sobre los guter iden (Tzadikim). Yo dejé a todos los Tzadikim conocidos de mi época y me uní al Rebe Najmán, aunque yo era mayor que él. Yo sé quién es un guter id. ¡Les puedo decir que hoy, Reb Noson es el Tzadik de la generación!».
Los otros presentes sintieron lo mismo. Las palabras de Reb Noson fueron tan inspiradoras que comenzaron a susurrar, «Reb Noson es el Rebe». Al oír esto, Reb Noson comenzó a gritar, «¡Yo sé que no soy el Rebe! ¡Yo sé que no soy el Rebe!».
Era insoportable para Reb Noson el ser comparado con el Rebe. Durante la Tercera Comida del Shabat, cuando Reb Noson comenzó a cantar las palabras, «eini kalbin dejatzifin – estos perros descarados», dijo, «¡Perro, vete afuera!», refiriéndose a cualquier pensamiento de orgullo que pudiera sobrevenirle. Luego del Iom Tov, cuando los jasidim fueron a despedirse de él, Reb Noson les dijo, «Ahora que han recibido la Torá, tengan cuidado de no hacer un becerro de oro».
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Ochenta ardoroso seguidores se reunieron con Reb Noson ese Shavuot HaGadol. La mayor parte eran muy pobres, pero todo lo que le pidieron era que enseñase Torá y les diese consejos sobre cómo acercarse a Dios. Cuando la gente le pedía a Reb Noson consejos sobre cómo ganarse la vida, él solía decir: «No tengo consejos sobre el mundo material. Pero si quieren algún consejo sobre cómo acercarse a Dios, de esos tengo muchos» (rabí Eliahu Jaim Rosen). Reb Noson no buscaba ni riqueza ni honor para él mismo. Estaba dispuesto a sacrificarlo todo en aras de lo que él percibía como la verdad. No prometía nada material – ni hijos, ni salud, ni dinero, ni ninguna otra cosa. Sólo demandaba espiritualidad y daba mucho más de lo que recibía.
La conducta de Reb Noson era una afrenta para la institución jasídica y una espina para los líderes jasídicos cuya mayor atracción era el ser un canal para las necesidades materiales de sus seguidores. Un verdadero Tzadik no tendría motivo alguno para sentirse amenazado por el éxito de Reb Noson. Pero hasta el más popular de los líderes no podía dejar de sentir celos si interiormente despreciaba el papel poco espiritual que se veía forzado a representar, así sea por el sentimiento de estar dependiendo de los seguidores adinerados o debido a la necesidad de proteger su prestigio.
El Rebe Najmán enseña que la persona sólo puede ser perfectamente veraz si no depende de nada ni de nadie. Tan pronto como uno se siente dependiente de los demás, así sea en cuestiones monetarias, en cuestiones de estima o por algo más, la persona se vuelve subordinada a ello y no puede hacer nada en público sin que de alguna manera se comporte frente a ellos de una forma especial, aunque sea inconscientemente (Likutey Moharán I, 66:3).
Cuando el Savraner se enteró de cuánta gente se había reunido con Reb Noson para Shavuot se puso furioso. «¿Y qué importancia tiene para usted?», alguien dijo en un esfuerzo por calmarlo, «usted tuvo quinientas persona para Shavuot». «Yo tuve quinientos taberneros para Shavuot», respondió el rav de Savrán, «¡pero él tuvo todas personas temerosas de Dios!» (Imei HaTlaot p.138).
El Zeide de Shpola había dejado por toda Ucrania más que un residuo de hostilidad en contra el Rebe Najmán y sus seguidores. El deseo de los jasidim de Breslov de comunicarse con los maskilim sólo aumentó la suspicacia de la gente. Aquí había un grupo que se negaba a seguir a nadie que no fuera un Rebe muerto, alejándose de los líderes que tantos otros reverenciaban. En lugar de ello buscaban su guía en un hombre que abiertamente se burlaba de los líderes rabínicos… un hombre que escribía sus propias plegarias… un hombre con un poder carismático… un hombre cuyo rostro estaba siempre tan enrojecido que la gente decía que estaba constantemente borracho. Por otro lado, los buscadores espirituales más devotos terminaban siempre en Breslov. Los ingredientes para una bomba de tiempo ya estaban preparados. La mecha esperaba ser encendida.