Estudiando
5. Shoftim
El Libro de Devarim (Deuteronomio)
+100%-

Shabat Shoftim: Drasha,

Por Rabbi Mordechai Kamenetzky

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“Señales hacia la Eternidad”

La Tora no sólo nos dice de qué manera vivir nuestras vidas y hacia donde ir, sino que esta semana tambien nos dice como llegar a cada lugar. Primero la Tora nos cuenta acerca de un hombre que fue negligente y accidentalmente mató a otra persona. Para este homicida culposo, debemos establecer ciudades de refugio donde puede escapar y vivir hasta poder
regresar de vuelta a su casa. «Distanciarán tres ciudades para ustedes en medio de la Tierra que Hashem, su D-os, les da para poseer (Deuteronomio 19:2). Pero la Tora nos dice además otra cosa: «Preparen ustedes el camino … y será para que cualquier asesino escape allí.” (ibid v.3)

Rashi cita el Talmud, precisamente al tratado de Makot donde dice que habian carteles en cada cruce de caminos que indicaban «Refugio, Refugio!», orientando a la ciudad de refugio mas cercana. Pero, ¿por qué? ¿No deberían los carteles indicar el camino a Jerusalem, ya que miles de viajeros del norte y el sur peregrinan allí para las fiestas? ¿Por qué los carteles en las rutas indicaban el camino para llegar a las ciudades que alojan delincuentes y no el camino a la ciudad más santa de Israel?

El Rab Meir Shapiro, estableció una de las Yeshivot (seminarios rabínicos) más prestigiosas de Europa. La yeshiva Jajmei Lublin, no sólo tenia un magnifico Beit Midrash (sala de estudio), sino que ademas tenia espaciosos dormitorios y un enorme comedor. La calidad del alojamiento evitaba a los jovenes estudiantes de la Yeshiva de la vergüenza de tener que comer mendigando en las casas de personas adineradas de la ciudad.

Pero para que esto sucediera, el Rab Shapiro viajo alrededor del mundo, cruzando el océano varias veces hasta los EEUU y Canada para juntar fondos para la Yeshiva. De hecho, el Rab Shapiro hasta trabajo como
director de canto en una prestigiosa congregación Norteamericana a cambio de mil dólares para la Yeshiva.
En cierta oportunidad, de visita en la oficina de un prominente hombre de negocios, (que se había alejado del camino que siguieron en Europa sus padres y abuelos), le hicieron al Rab una pregunta inusual.

“Rab”, el hombre de negocios le pregunto. «¿Por qué usted tiene que ver a tantos judíos para lograr su cometido? ¿Si Hashem quisiera que su Yeshiva realmente floreciera, por qué no arregló las cosas de tal modo que a traves de un solo generoso filántropo se sostenga la Yeshiva? “Después de todo” continuo diciendo el empresario, “abundan las instituciones aqui en los EEUU que se mantienen con un solo benefactor…»

El Rab Shapiro sonrió. «Déjeme explicarle: Hashem no sólo quiere que la Yeshiva Jajmei Lublin prospere, sino que tambien quiere que muchas personas en America sepan lo qué allí ocurre. Si alguien me habria dado un
cheque lo suficientemente grande, yo ya habría retornado a Europa en el siguiente barco, y nunca le hubiera hablado por ejemplo a usted acerca del
judaismo, acerca de su herencia, su pasado, y su futuro! Ahora sin embargo, me encuentro con centenares de judíos que me han escuchado hablar y conocen el tremendo amor a la Tora que nuestros estudiantes tienen. Muchas personas han oído del trabajo que hacemos y nuestra devoción enseñando Tora. Todos nuestros benefactores saben que tratado del Talmud
estudiamos y cómo aplicamos la Tora en la vida cotidiana.

Muchos me preguntan acerca del tamaño del edificio, otros sobre los Sifrei Tora (libros) que tenemos en el Aron Kodesh (Arca Sagrada)… Piense, cuando solo una persona se encarga de todo, ya nadie más se interesa en su desarrollo ni en los detalles del progreso. Ya no es mas la obsesión de la gente, ni siquiera la responsabilidad compartida de una comunidad! No hay excitación ni entusiasmo!

Imagine ahora esta escena: Un hombre mata accidentalmente; tiene que escapar rapido a la ciudad de refugio. Esta persona no sabe dónde queda la ciudad, y golpea en la puerta de una casa. «Hola,» le dice al dueño de casa. «Acabo de matar a alguien, um … accidentalmente. ¿Sabe usted dónde queda el Miklat (la ciudad de refugio)?». Todo el mundo empieza a hablar
de este asesino, se genera ansiedad colectiva, miedo, desesperación. Todo este “revuelo” perjudica al homicida culposo. El chisme del asesinato se propaga rápidamente. Y es por eso que los carteles en la rutas y caminos están colocados y las instrucciones son claras para que los asesinos se refugien en las ciudades, y no hay necesidad de preguntas… al menos hasta que la situación se aclare.

Por otra parte, estan los viajes a Jerusalem: No hay carteles indicadores en las carreteras. No hay signos. Alguien que esta perdido en el camino debe tocar la puerta y preguntar: ¿»disculpeme, sabe usted como llegar a Jerusalem?»

“¡Oh! ¿Usted va para Yerushalayim!». «Tal vez usted puede llevar este paquetito a mi hijo que esta en la Yeshiva allí…» ¡(Algunas cosas nunca cambian!). “¡Oh! ¡Usted va para Jerusalem! Deje este papelito en el Kotel (Muro de los lamentos) por mi!”

Cuando las personas comparten alegrias, siempre hay excitación y tumulto. La alegria se multiplica y hasta se siente espiritualidad en el aire…todo esto es una sana cadena que contagia kedusha (santidad)!

Dedicado por la familia Martz en memoria de Nettie Martz y Florence Martz

Rabbi Mordechai Kamenetzky

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