Estudiando
7. Ki Tavó
El Libro de Devarim (Deuteronomio)
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Shabat Ki Tavó: Reflexiones,

Esta semana leemos la parasha Ki Tavo. «Y será «Ki Tavo» (cuando vendrán) a la tierra que Hashem, vuestro D-os, les ha dado como porción para heredar y morarán allí. Y tomarán los primeros frutos de la tierra que Hashem les ha dado y los colocaran en una canasta«. 26:1-2

Estos primeros frutos, los bikurim, son traídos al Beit HaMikdash (Templo de Jerusalem) donde se entregan al Kohen {sacerdote}. Después de una temporada de agobiador esfuerzo trabajando la tierra, estos primeros frutos son cariñosamente traídos como un regalo para Hashem. La entrega de los bikurim demuestra la convicción del judío que, despues de todo, no es el arduo trabajo ni el esfuerzo de cada uno quien produce resultados, sino la bendición de Hashem.

El concepto de riqueza, y la sensibilidad que debe tener una persona con aquellas que no tienen, se menciona a lo largo de toda la parasha de bikurim.

«Y el Kohen tomará la canasta de su mano». 26:4

El Talmud en el tratado de Bava Kamma 92A señala que esto parece estar de acuerdo con el famoso dicho que dice que «la pobreza sigue a la pobreza». Conocemos tambien otra frase popular que dice que «los ricos son cada vez
más ricos». El versiculo en la parasha dice que el Kohen se lleva consigo las canastas con las frutas. Pero en el caso de los ricos, sus bikurim no son traidos en canastas comunes, sino en vasijas de oro y plata. El Kohen las vacia y luego las devuelve al rico. Los pobres, en cambio, traen sus bikurim en canastas que el Kohen se lleva junto con las frutas… y no son devueltas a sus dueños.

Hay varias explicaciones ofrecidas en lo que se refiere a la razón detrás de esta ley aparentemente extraña. El Darchei Mussar escribe que los ricos, al traer sus bikurim en vasijas de oro y plata se sentian importantes, orgullosos de su poder. Por este motivo sus vasijas no podían ser aceptadas como parte del regalo. El Kohen, de cierta manera, estaba diciéndoles «no necesitamos su dinero».

La actitud de los pobres, sin embargo, era realmente diferente. Con humildad y sin mucho para dar, ofrecen sus bikurim a Hashem y la canasta tambien se santifica junto con las frutas, y es por eso que son conjuntamente aceptadas como una ofrenda.

El Lev Aharon ofrece otra explicación. Los ricos traen un amplio surtido de hermosas frutas producidas en sus exuberantes y fértiles campos. Estas frutas son removidas de las hermosas vasijas que posteriormente son devueltas. Los pobres, sin embargo, ofrecen las pocas frutas que habían logrado producir en sus sencillos campos. Si el Kohen vaciara las frutas de su canasta, el pobre podría llegar a sentirse avergonzado de su insignificante ofrenda. El Kohen por consiguiente acepta las frutas y la canasta como su ofrenda.

No es fácil saber sensibilizarse con los sentimientos de aquellas personas que tienen menos que nosotros. Durante mi ultimo viaje a Estados Unidos, este ultimo verano, pase unos dias en una comunidad bendecida con algunas
mansiones bastante asombrosas. Caminando durante shabat, vi que una hermosa casa estaba rodeada a sus dos costados dos mansiones increibles. Me dio pena por el dueño de esa casa… pobre tipo habría gastado cientos de miles de dólares para comprarse esa hermosa casa, pero para cualquier dirección que salga, se debe sentir como si su casa es demasiado pequeña!

Esta lección de los bikurim -que todo lo que tenemos es un regalo de Hashem – nos salva de exhibir escaradamente nuestra riqueza y nos sensibiliza hacia aquellas personas que Hashem no ha bendecido del mismo modo.

El Rab Sholom Schwadron zt»l, el Maggid de Ierushalayim, era muy conocido por sus insipradores discursos que daba alrededor del mundo entero. Él vivió de manera increíblemente modesta debido a que se negaba a aceptar cualquier pago por sus discursos. Hasta el fin de su vida, el Rab Sholom no tenia un refrigerador ni agua corriente en su apartamento; el agua que usaba la sacaba de un pozo cercano.

A pesar de su situacion personal, el Rab Sholom amaba la mitzvah de dar tzedakah (caridad) con todo su corazón. Un yerno del Rav Sholom conto el siguiente incidente que lei en la biografía del Rab Sholom, «Voice of Truth».

En una cierta víspera de Iom Tob (un día de festividad) en el que fue invitado a pasar a la casa del Rab Sholom, algunos minutos antes de que comience el Iom Tob, oyó que estaban golpeando la puerta. Era un hombre pobre que
estaba de pie en la entrada.

De repente oyó un grito de una de las hijas del Rav Sholom que lo llamaba.
«¡Mira lo que Abba (Papa) está haciendo! ¿Por qué está haciendo eso»¡
Mira lo que Abba (Papa) está haciendo!» El yerno fue a la puerta principal donde vio al Rav Sholom desdoblando una hermosa camisa nueva frente a los felices ojos del pobre. Él había comprado la camisa en Inglaterra y la guardo en su armario durante cuatro meses, esperando para estrenarla en honor al dia festivo.

Después de mostrarle al pobre la hermosa camisa de Inglaterra, el Rab Sholom la tomo, la volvio a doblar y se la devolvió en su original envoltura. ¡»Tómela! Usted debería tener una camisa nueva. ¡Que tenga un hermoso Yom tov«.

Cuando entro a la casa después de que el pobre se había ido con su nueva camisa, la hija del Rav Sholom se acerco. ¡»Abba! ¿Si no tenias dinero para darle y tuviste que darle una camisa, por qué le diste la mas bella, especial y nueva de las camisas…la de Inglaterra? ¿Por qué?».

El Rab Sholom vio la angustia de su hija y guardó silencio. Mientras tanto, tomo un volumen del Rambam (Maimonides) del estante de libros y comenzo a leer. » Una persona que tiene el deseo de ofrecer un sacrificio, debería dar de la mejor calidad de lo que esta ofreciendo. Ésta es la ley con todo. Si uno va a construir un sinagoga, debería contruirla más bella que su propia morada. Al alimentar a un pobre, hay que ceder de la mejor y más dulce comida de su mesa. Al vestir a alguien sin ropas, hay que ofrecer la ropa más bonita».

A medida que se aproxima Rosh HaShanah -el impresionante Dia del Juicio- debemos tener una clara perspectiva de quién verdaderamente somos sin confundirnos por los bienes que tenemos. Esta es una invitacion para que
pensemos de que modo podemos humildemente compartir lo que nos ha sido dado con otros, elevándonos asi al nivel de esas canastas de los bikurim que el Kohen se quedaba y santificar nuestros «regalos» delante de Hashem.

Shabat Shalom!

Rabbi Ciner

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