Analizándose
Paz y Armonia
Sobre la Paz
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La Paz (Segunda y última entrega)

 

13. Ninguna persona podrá a la larga saber qué es lo bueno para ella. (Ohr Yejezkel: Mijtavim, Págs. 170 y 267-268).
Nos falta la paz espiritual debido a que nos sentimos ansiosos y preocupados, por lo que ya nos ha ocurrido en el pasado o por lo que pudiera sucedernos en el futuro y en consecuencia suponemos que esos hechos nos son perjudiciales. La realidad en cambio, es que jamás podremos conocer anticipadamente cuáles serán las consecuencias de los hechos; ser despedido de un empleo, verte obligado a mudarte de tu casa, o la pérdida de dinero, podrán todas estos hechos conducirte a otros acontecimientos que te serán provechosos. Fuiste despedido de un trabajo, pero podrías encontrar una mayor satisfacción en tu próximo empleo. Tuviste que mudarte de tu casa, pero una semana más tarde un rayo cayó sobre ella, causando un incendio que la quemó totalmente en medio de la noche, provocando la muerte de todos sus ocupantes. La pérdida de dinero que sufriste te impidió llevar a cabo el viaje en avión que estabas proyectando, lo cual incidió a que permanecieras en tu casa junto a tu familia creando de tal modo una mayor intimidad con los tuyos. Dado que no nos es posible conocer lo que es realidad resultaría mejor para nosotros, deberíamos al menos observar cada acontecimiento bajo una óptica neutral (si no estamos capacitados para conceptuarlos positivamente), en lugar de mostrarnos irritados y alterados.

14. Trata de desarrollar una actitud tolerante hacia los hábitos e idiosincrasias de los demás. Si permites que estos aspectos te incomoden, te hallarás constantemente abrumado por otras personas. En tal sentido, trata de transformar esta molestia potencial en un sentimiento más positivo. Si por ejemplo, estuvieras asistiendo a una clase en la que alguien interrumpiera frecuentemente con preguntas irrelevantes, no te sientas molesto por ello; enfoca cada pregunta como una oportunidad para desarrollar tus «músculos de tolerancia».

15. Para alguien que no esté habituado a involucrarse en asuntos de mayor importancia, aún los tópicos menores adquirirán gran relevancia ante sus ojos, pero si lo estuviera estos últimos nada significarán para él y considerará ridículo si otras personas reaccionan exageradamente ante estas banalidades. Como ejemplo de lo expresado, podemos citar el acto de realizar compras; para una persona pobre cada pequeño artículo que él adquiere constituirá un hecho trascendente y será cuidadoso de la forma en que invierta cada centavo, pero para el presidente de una corporación comercial, solamente serán importantes los negocios que involucren la inversión de grandes sumas de dinero. (Jojmah Umussar, Vol. 1, Pág. 317).
Si concentras tu atención en las gigantescas dimensiones del universo, muchos sucesos insignificantes que pueden importunar a otras personas, resultarán demasiado pequeños ante tus ojos para que te ocupes de ellos. («¿Cómo ha de afectar este incidente al universo en su totalidad?»). Análogamente, si una persona enfocara la dimensión de la eternidad, los inconvenientes disminuirán su importancia.

16. Sin tener en cuanta la cuantía de la riqueza y las posesiones de que dispones, no podrás tener paz espiritual a menos que logres vencer tus sentimientos de envidia, combatir tus deseos y superar tus demandas del consenso de los demás. Si careces de control en estas áreas, sólo lograrás destruir tu vida. (ver Pirke Avos 4:21).

17. Muchos de los pensamientos que perturban la paz espiritual de una persona, son de carácter imaginario. Cuando se introduce un nuevo estilo o invento, la gente se apasiona por ellos. Las cosas nuevas reciben mucha publicidad y despiertan excitación. Todos aquellos que se apasionan por lo novedoso, no aciertan a darse cuenta de que están viviendo en un mundo de fantasía. (Alai Shur, Pág. 185).

18. A una persona que tenga bitojen disfrutará constantemente de la paz espiritual debido a que tiene conciencia que todo aquello que el Todopoderoso realice será fundamentalmente para su bien. Todo aquel que carezca de bitojen tendrá por el contrario una tendencia a padecer constantemente aún cuando las cosas le resulten bien, manteniéndose nervioso y lleno de incertidumbre frente a su futuro. Acerca de una persona en tales condiciones, se expresa en el Mishlé que todos los días del pobre –en sabiduría- serán días desdichados. (Jovos Haljovos, 4:5).
El concepto de bitojen consiste en la comprensión de que todos los aspectos de la vida de una persona son guiados por el Todopoderoso. Esto incluye la vida en sí misma y la muerte, sus alimentos, vestimenta, su lugar de residencia, su salud y enfermedades. El bitojen requiere que una persona acepte la voluntad del Todopoderoso en estas áreas, porque toma conciencia que El ha elegido para el ser humano aquello que será definitivamente para su bien. (Jovos Haljovos, 4:4).

19. Si el Todopoderoso no avanzara para proteger el empeño del hombre, entonces toda su labor habría sido en vano ya se trate del apoyo y cuidados prodigados a un solo ser humano o para la protección y seguridad de una ciudad entera. Los hombres no pueden hacer más que aquello que les corresponde, limitándose a preparar el terreno para llegar al objetivo propuesto, pero a pesar de que en su intento insuman todas sus energías, no podrán asegurarse la certeza de lograr su propio éxito. Una persona común toda vez que tome conciencia de la ineficacia de los esfuerzos humanos, se lamentará constantemente, viéndose impulsado a redoblar sus energías. Perderá el sueño y el descanso y no podrá disfrutar siquiera del pan que lo alimenta. Sin embargo, es a través del conocimiento de la insuficiencia del esfuerzo humano, que el hombre percibirá el tierno amor del Todopoderoso, de Su amistad, y de esta manera habrá de adquirir la serenidad necesaria que le permita conciliar el sueño en paz. Todo cuanto esté más allá del límite del vigor y el discernimiento del ser humano, habrá de encomendárselo a «Su amigo» el Todopoderoso. (Rabí S. R. Hirsch: Los Salmos 127:1,2).

20. El hecho de tener bitojen, el cual le proporcionará a la persona la paz del espíritu, no tendría que confundirse con una actitud fatalista frente a la vida, lo que significa que no debemos adoptar una conducta pasiva y abstenernos de emprender las acciones tendientes a nuestro bienestar, lo cual debe no obstante interpretarse que cuando emprendamos esas acciones, habrá que tener en cuenta que el resultado definitivo de las mismas dependerá del Todopoderoso, debiendo por lo tanto aceptarse Su voluntad. Tendrás pues paz espiritual independientemente del resultado que obtengas, y además mientras estés en acción no habrás de sentir pánico. Haz lo necesario según lo requieran las circunstancias, pero no reacciones con desesperación. (Daas Jojmah Umussar, Vol. 1, Pág. 10).

21. Existe un dicho popular: «No dejaremos nada librado al azar» y en esta manifestación está implícita una expresión de arrogancia y de falta de conocimiento de la presencia del Todopoderoso. (Mijtav MaiEliyahu, Vol. 1, Pág. 188).
Si tu paz espiritual depende de tu certidumbre de que posees un control completo sobre toda la situación al igual que sobre todas las posibles derivaciones de la misma que pudieran surgir, estarás expuesto a sufrir una decepción. Sería arrogante de tu parte pensar que posees la capacidad de proveer hasta el último detalle de lo que pudiera salir mal. Esto constituye una imposibilidad, y exigir lo imposible importa una segura frustración. Ningún ser humano está dotado de la facultad superior que le permita preverlo todo, y en tal sentido deberás tener conciencia de que es posible que suceda lo imprevisible. Planifica en la medida que lo creas adecuado, pero ten en cuenta que independientemente del alcance de tus planes, siempre existirán dificultades que pudiste no haber imaginado previamente. Esperando que siempre puedan presentarse acontecimientos inesperados y aceptándolos, poseerás una paz espiritual muy superior a la que esté basada en la expectativa irreal de poseer un control absoluto sobre los hechos.

22. Cuando estés dedicado a ayudar a los demás, especialmente cuando experimentes un sentido de responsabilidad hacia la comunidad, podrás con frecuencia sentir la falta de paz espiritual. Recuerda la palabra de los Sabios (Pirke Avos 2:21): «No dependerá de ti poder completar la obra, y por otra parte, no estarás exento de intentarlo» (Rabí Eliyahu Meir Bloj: Shiurai Daas, Pág. 113).

23. Los pensamientos de una persona no están directamente controlados por ella misma, en idéntico nivel al que lo está su comportamiento. La mente de una persona está constantemente en actividad y no permanece fija, enfocada en un solo tópico. La primera técnica que necesitas dominar para poder controlar tus pensamientos, es la de eliminar las distracciones y la confusión y la de concentrarte en un solo tema. Esto resulta difícil y para nuestras mentes implica soportar una pesada carga. Sin tener en cuenta si una idea es de mayor o menor importancia, una vez que penetre en tu mente permanecerá en ella y puede llegar a distraerte. Si una persona tuviera una carga física tan pesada que lo doblegara, no le sería nada fácil tratar de sacársela de encima. Los pensamientos sobre un determinado tema desplazarán a otros de distinta índole. (Toras Avraham, Pág. 432).
Para lograr la paz espiritual debes aprender a manejar la técnica de aquietar el constante bullicio que se produce en tu mente. Trata tranquilamente de mantener tu mente enfocada en un solo pensamiento, mientras trates suavemente de impedir la entrada de otras ideas. Practica lo expresado durante breves períodos para luego ir incrementándolos en su duración.

24. El estado de ánimo opuesto a la paz espiritual es la ansiedad, que constituye un sentimiento muy molesto y que en los tiempos modernos, una cantidad cada vez mayor de personas tratan de ahogar utilizando tranquilizantes y otros medicamentos. Mientras que en algunas situaciones estos resultan justificados, son innecesarios y potencialmente perjudiciales cuando se los convierte en rutina diaria.
Nuestra reacción corporal frente a la ansiedad nos resulta beneficiosa, sirviéndonos como advertencia frente a un peligro amenazante, y como una señal para que evitemos el daño. La ansiedad resulta contraproducente, cuando no existe una amenaza real para nuestro bienestar. Lo primero que debemos hacer frente a una innecesaria ansiedad, es aceptarla, porque habrás de sentirte peor cuánto más trates de combatirla mentalmente. En este caso deberás repetirte: «Sentir ansiedad no es agradable, pero es tolerable si mi decisión es tolerarla».
Cuando aceptas tu ansiedad, la misma tenderá a atenuarse.
El próximo paso consiste en determinar qué pensamientos preocupantes son los que le estás transmitiendo a tu mente. Comprobarás que generalmente te estás diciendo a ti mismo, que resultan muy negativas determinadas situaciones o las consecuencias de ciertas acciones. Si realmente fuera de esta manera, trata de hacer algo para evitar su efecto. Si el hecho no fuera tan terrible en realidad (y por lo general no lo es), o no puedes hacer nada para cambiar la situación, deberás entonces aceptarla. Cuando puedas aceptar mentalmente las consecuencias de una situación, te sentirás mucho más tranquilo.

25. Te sientes relajado cuando te tomas unas vacaciones, porque tu mente está en reposo. El cambio del entorno externo te facilitará dejar de lado los aspectos estresantes de tu vida diaria. Aunque no tengas siempre la posibilidad de irte a las montañas o de viajar a Suiza, toda vez que te sientas tenso y bajo el efecto del estrés, podrás tener la posibilidad de emprender un viaje mental por lugares pacíficos y serenos. Sentado en tu silla con los ojos cerrados, puedes imaginarte que te encuentras en un lugar del mundo donde puedes sentirte tranquilo. No desees estar allí, pero siéntete como si realmente te encontraras en ese lugar. Comprueba lo tranquilo que comienzas a sentirte, al figurarte mentalmente que te encuentras en una placentera pradera o bosque. Imagínate desprovisto de preocupaciones y de ansiedades. Mientras que una persona no utilice esta técnica para evadirse de tratar sus problemas, diez o quince minutos de la misma serán tan reparadores como si se tratara de una breve siesta y tiene la propiedad de aliviar tensiones.

Zelig Pliskin

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