Relatando
Historia
La Historia Judía: La Providencia Divina en Acción
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Segunda parte

Cosacos, Iluminismo, Progroms, Estado de Israel

Los años del 1500 no fueron agradables tampoco, pero ya en 1648, los rebeldes cosacos enloquecieron. Durante casi dos años, 1648-1649, mataron judíos por toda Europa oriental con una ferocidad y una barbarie jamás sufrida previamente (que ya es bastante difícil de creer). Afortunadamente, los cosacos estaban sólo armados con armas relativamente simples, como espadas y cosas parecidas. Si hubiesen tenido armas modernas, probablemente se aproximarían a los nazis con su total carnicería. Luego, hacia fines del siglo del 1700, llegó el Movimiento del Iluminismo. Este movimiento consistía en judíos que querían asimilarse para evitar la persecución. Se concentraron en secularizarse tanto como fuera posible y abandonaron la mayor parte, si no todas, sus prácticas religiosas. Comenzó cuando, después de siglos de haber sido tratados, en el mejor de los casos, como ciudadanos de segunda categoría, a los judíos de los países europeos se les otorgó finalmente algunas libertades por primera vez. Sin embargo, el Iluminismo condujo a nuevos problemas, que, de muchas formas, superaron los de las persecuciones físicas que los judíos habían conocido hasta entonces.

Fue a partir del Iluminismo que el movimiento reformista comenzó. Esto causó una escisión entre el pueblo judío y una deserción de nuestras filas que aún nos afecta hasta nuestros días. Y, contrariamente a lo que habían esperado, el Iluminismo no resolvió los problemas del antisemitismo, ni siquiera para aquellos que se habían asimilado. Fue así que, a finales del siglo del 1800, la cuestión Dreyfus en Francia, sacudió al establishment iluminista judío. Un oficial judío del ejército francés fue falsamente acusado de traición. Repentinamente, los «iluminados» gentiles, de los que los judíos Iluministas estaban tan enamorados, mostraron sus dientes y revelaron que podían transformarse en una horda bárbara no menos fácilmente que los cristianos religiosos de la Europa pre-iluminista. El affaire Dreyfus fue un crudo despertar para los judíos que pensaban que imitar la forma de vida de los gentiles era un antídoto contra el antisemitismo.

Los judíos religiosos no iluministas de Europa oriental no fueron nunca tan ingenuos como para creer que la asimilación eliminaría al antisemitismo. No obstante, aun ellos no estaban preparados para las extendidas persecuciones y pogroms a partir de 1880 en adelante. (De hecho, fueron los pogroms y los sucesos de los años 1880 en adelante, los disparadores que causaron las primeras oleadas de judíos de la Europa oriental que emigraron a América.). Luego, como si los tiempos no hubiesen sido lo suficientemente duros, en 1914 se desató la Primera Guerra Mundial en Europa. Llamada la «guerra que terminaría todas las guerras», coincidió con nuevos pogroms desatados por los zares en Rusia en el año 1915. En el período subsiguiente, centenares de miles de judíos fueron asesinados o reducidos a un nivel de pobreza tan grande que la colectividad judía europea nunca se recuperó de ello. Por supuesto, en comparación con la Segunda Guerra Mundial, el sufrimiento judío durante la «guerra que terminaría todas las guerras» suena como nada. Empero, reservaremos nuestra discusión sobre el Holocausto para más adelante.

La mayor parte de las persecuciones les sucedieron a los judíos ashkenazíes en Europa. En rasgos generales, los judíos sefardíes no eran tratados tan mal en las tierras árabes -sin embargo, eso no es decir mucho. Hubo momentos en que grupos encendidos por el fanatismo islámico, diezmaron a las comunidades judías . Y aun cuando la situación fuera relativamente estable, el Korán estipulaba que los judíos debían ser tratados como ciudadanos de segunda categoría. Por supuesto, poco después del comienzo del siglo veinte, la vida para los judíos en los países árabes realmente empezó a deteriorarse. Hacia 1948, persecuciones de judíos sefardíes, auspiciadas por el gobierno, se desencadenaron seriamente y muchos fueron sencillamente arrojados de las tierras en donde sus familias habían morado por siglos.

¿Por qué he listado un breve recuento de estas historias de horror y de persecuciones? Para enfatizar la improbabilidad de nuestra supervivencia. ¿Qué otro pueblo en la historia de la civilización, ha tenido su sangre derramada tanto como el nuestro y haya aún sobrevivido para contarlo? Ninguno. Ningún otro pueblo ha estado ni siquiera tan cerca. Cualquiera que piense acerca de esto objetivamente, tiene que darse cuenta de que hay sólo una explicación para nuestra supervivencia: la Providencia Divina. D’s nos ha estado cuidando a pesar de las persecuciones. (Naturalmente, uno podría preguntar: Si D’s nos ha estado cuidando, entonces ¿cómo es que todos estos terribles eventos pudieron siquiera ocurrir? ésta es una pregunta a la cual regresaremos más adelante en este capítulo). A través de todas las persecuciones aún sobrevivimos, lo que fue posible solamente por medio de Su protección. Es la única forma lógica de comprender nuestra historia.

Por supuesto, la era post Segunda Guerra Mundial ha tenido también la clara Providencia Divina. Pregúntese: luego de una historia tan larga y sangrienta, especialmente después del Holocausto, ¿cuáles eran las probabilidades de que el pueblo judío no sólo sobreviviera sino que se reconstruyera, y no únicamente que se reconstruyera sino que lo hiciera al mismo tiempo que una población de árabes superándolos en número de más de cien a uno, se lanzara a cortarles el cuello? ¿Cuáles son las chances? Los árabes odian a los judíos. Y estamos hablando acerca de un odio que no conoce límites; un odio que desafía el sentido común. No obstante, prevalecimos. Piense en esto. ¿Cuáles eran las probabilidades? Permítame entrar en detalles acerca de este punto concentrándome en una historia reciente.

En 1948, el día en que se declaró el estado de Israel , cinco ejércitos árabes completamente armados y mecanizados, atacaron a los dispersos restos de judíos pobremente armados que vivían en la tierra de Israel. Los líderes árabes proclamaron: «ésta será una guerra de exterminio, una masacre memorable». Sin embargo, contra todas las probabilidades, el ejército compuesto por una mezcolanza de gente, muchos de ellos sobrevivientes del Holocausto, ganó.

En 1956, el líder egipcio Gamel Abdul Nasser cortó el acceso israelí al Canal de Suez y al Golfo de Aqaba. Luego firmó pactos militares con Arabia Saudita y Yemen y formó un comando militar unificado con Jordania y Siria. Los judíos, empero, no esperaron. Lanzaron un ataque preventivo y, para sorpresa de todos, raudamente tomaron los puestos egipcios de Rafa, el-Arish, la franja de Gaza, la costa del Canal de Suez, el Golfo de Aqaba y Sharm el-Sheik. Y todo esto fue en poco más de una semana hasta que se impuso un cese de fuego.

Rab Shmuel Waldman

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