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Sobre el Propósito de las Mitzvot
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Rompiendo el hielo interior

Extraído de material escrito por el Rab Haim D. Zukerwar (de bendita memoria)

La Kabalá es el conocimiento judío que nos proporciona los instrumentos para que la voluntad y el deseo se unifiquen con la plenitud de la Luz Infinita/ Or Ein – Sof.
En la medida en que el hombre se esfuerza en beneficiar al prójimo, la Luz lo ilumina y le descubre gradualmente todos los aspectos de la realidad.
Las Luces/Orót que dan la fuerza para poder realizar este proceso están codificadas en la Torá a través de las mitzvót, dependiendo de nosotros que ese conocimiento se aplique o permanezca latente.

En dicho aspecto reside justamente el libre albedrío del hombre; o nos conectamos con la vida a través del conocimiento de las leyes que rigen la Creación (con conciencia), o sufrimos por nuestra ignorancia.

El concepto mitzvá (singular de mitzvót) indica la acción que activa y conecta (tzavta) diferentes ámbitos de la realidad; y a su vez nos da conciencia del prójimo a partir del fortalecimiento de la voluntad y la perseverancia en la realización de actos altruistas. Las mitzvót ayudan a trascender el egocentrismo, ya que a través de su práctica el hombre comienza a comprender que el mundo no comienza ni termina en él. Las mitzvót nos brindan parámetros para medir nuestro grado de altruismo y egoísmo, son coordenadas espaciales y temporales de expansión y contención de nuestros deseos. Las mitzvót tienen una sola y única fuente: el Kadósh Barúj Hú.


El judaísmo consiste en la iniciación de un pueblo entero en las normas /mitzvót que lo acercan gradualmente al Kadósh Barúj Hú.
La Creación está permanentemente unida al Kadósh Barúj Hú, de lo contrario no tendría existencia. El dilema reside en la forma en que el hombre, síntesis de la Creación, se relaciona y percibe al Kadósh Barúj Hú: con la conciencia de que EL y Su Creación son una Unidad, o seccionando la continuidad de la realidad y la vida. Nuestra tradición especifica que todos los aspectos de la vida son diversos grados de una misma y única realidad, el Infinito/Ein – Sof. Esta realidad generada por el Kadósh Barúj hú contiene todos los estados posibles, y es ilimitada e indivisible.

Rompiendo el hielo interior

«El mundo material influye sobre nuestros pensamientos, emociones y actos. El gesto exterior despierta nuestra actitud interior influyendo en última instancia sobre nuestro comportamiento. El hombre se impresiona de sus propios actos, por lo tanto la perseverancia escrupulosa en la práctica de las mitzvót, aún al principio sin asociar el sentimiento, finalmente llega al corazón rompiendo el hielo interior. Las ideas más elevadas, si no se materializan en actos concretos, acaban por corromperse y corromper a sus adeptos. Por ello la Torá nos transmite un código de leyes prácticas muy precisas adaptadas a todas las circunstancias de la vida. La energía mental y emocional debe ser fijada por un acto concreto, de lo contrario, corre el riesgo de transformarse en un sentimiento vano y una idea abstracta.

Así como la cáscara protege al fruto, la acción efectuada a través de las mitzvót cuida la integridad del corazón, mantiene los grados del conocimiento y preserva la claridad de la visión interior».
(Conceptos extraídos del libro «Mijtáv de Eliahu», tomo 3 pag. 127)

«Aquél cuya sabiduría es superior a sus actos es comparable al árbol con follaje pesado y espeso, pero con raíces débiles que el viento puede arrancar».
Pirkei Avót

La realización de las mitzvót nos compromete intencionalmente con las necesidades del prójimo y la sociedad. De esta forma el hombre actúa como el Kadósh Barúj Hú, da de sí, y al hacerlo, finalmente, disfruta de una nueva vivencia: comienza a conocer-Lo y ser en El.

Una vida con Torá

La auténtica vida de Torá y mitzvót desarrolla la percepción de la realidad, no sólo en función de las necesidades propias sino también de las del semejante y la sociedad. Así logramos transformar el espacio que nos distancia de los hombres en un espacio de encuentro, donde nos asociamos desarrollando proyectos para el bien colectivo. De este modo, cada individuo logra reconocerse como parte inherente de una misma y única realidad infinita e indivisible.

La Torá no es determinante sino que nos ayuda a encontrar los parámetros de lo posible y necesario, lo bueno y lo malo, para cada etapa y momento. Las mitzvót de expansión (asé) y de contención (lo taasé) nos indican cuándo actuar o posponer nuestros deseos, limitándolos en pro de una futura expansión.

El Kadósh Barúj Hú todo lo hizo para bien y queda en nosotros, aprehendiendo las leyes de la Torá, desvelar la forma y el momento para extraer el bien oculto existente en cada ser y aspecto de la realidad.
Como lo expresa el libro de Kohélet «Todo tiene su tiempo …».

El estudio y la aplicación de la Kabalá a través de las mitzvót debe estar integrado completamente a nuestra vida cotidiana, ya que la substancia a la cual la Kabalá se refiere es el deseo, y es precisamente el deseo lo que la Torá nos exige refinar en nuestro trabajo espiritual.

De acuerdo a la Torá, tanto mejor es el hombre cuanto superiores son sus deseos, es decir que sus deseos generan el bien. Y esto es lo que expresó Rabí Janiná ben Akashiá : «quiso el Kadósh Barúj Hú refinar a Israel y para ello le dió abundancia de Torá y mitzvót«, con el propósito de acercarnos a EL, Raíz y Fuente de todo lo creado.

Rab Haim Zukerwar

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