Riesgos de nuestra época
La forma de implementar una ideología nos revela sus objetivos. En lo espiritual como en el amor la imposición no es efectiva. Tanto en el uno como en el otro es el libre albedrío, la decisión personal el único modo de alcanzar auténtica espiritualidad.
Todos fuimos creados por la misma Energía Creadora, sólo que cada civilización lo articula en su forma característica y le adjudica nombres particulares. A ese nivel la discusión sería semántica. Pero, más allá de las denominaciones que cada cultura le adjudique a lo que considera esencial, a la realidad espiritual, es la forma de implementar esos ideales lo que revela la veracidad de los objetivos.
Cuando una civilización transmite sus ideales por imposición religiosa, como la inquisición o las «guerras santas» y no a través de una educación espiritual está revelando sus debilidades su temor e impotencia en inspirar a los seres humanos y en última instancia su falta de espiritualidad.
En nuestra época, en la cual la información circula vertiginosamente influenciando a la opinión pública sin ningún tipo de discernimiento previo, textos y manuscritos antiguos son masivamente publicados. En la mayoría de los casos desprovistos del conocimiento de los códigos y objetivos por los cuales fueron escritos, llegando al público en traducciones e interpretaciones subjetivas. Esto da lugar a diversos malentendidos acerca de la índole, significado y propósito de los mismos, creando así una corriente de lectores aficionados a diversas formas del llamado «misticismo», «ocultismo», «esoterismo», etc.
Estos «ismos», que manejan retazos incompletos de lenguajes y códigos, han contribuido a aumentar la confusión en lo que respecta a los objetivos del trabajo espiritual judío.
Por eso nuestros Sabios insisten en que es fundamental aprender el lenguaje, la terminología y los objetivos de la Kabalá de un verdadero iniciado en esta Sabiduría. De este modo evitamos interpretaciones fuera del contexto de la Torá, lo cual desemboca en sincretismos, pseudo-espiritualidad y mística.
Desde la perspectiva judía, el saber, lo intelectual, no es un fin en sí mismo, sino un medio para desarrollar nuestra potencialidad de dar y beneficiar. El verdadero Sabio judío es el hombre que dedica su vida a profundizar en el estudio y la práctica de las leyes que logran
armonizar al hombre con su semejante y con la Energía Infinita que nutre a toda la realidad. La Energía Infinita puede revelarse de dos formas: manifestando todo su potencial o gradualmente. HaKadósh Baúj Hú creó el mundo mediante la medida, entonces graduó su potencial infinito lo cual generó etapas y medidas a partir de las cuales nosotros podemos conocer y conocerLo estableciendo relaciones lógicas de causa y consecuencia. Debemos saber para ser plenamente. La Kabalá es la sabiduría de la Torá que puede librarnos de las dudas y del creer sin argumentación lo cual genera ignorancia, miedo, y finalmente egoísmo.
El desconocimiento de la sabiduría de la Kabalá fue y es la causa de que generaciones enteras «encuentren respuestas» a sus interrogantes en la mística y en una intelectualidad sin corazón. Dichas respuestas conducen a una pseudo espiritualidad y/o a concluir que el mundo es caótico y regido por el azar. Así fue sistemáticamente desvirtuándose el judaísmo y provocando el desconocimiento de los objetivos de la Torá de Israel, en parte del pueblo judío como en el resto de las naciones.
El funcionamiento correcto de cualquier organismo y/o sistema se basa en la forma en que procesa la información. A nivel de la conciencia humana el procesamiento sería cómo la mente discierne la información que recibe.
Cuando una civilización pierde la conciencia del objetivo humano todos sus sistemas educativos, que son los destinados a enseñar a discernir correctamente, se tornan obsoletos. Entonces el sentimentalismo, la imposición y el egoísmo ocupan el lugar de la conciencia, así la burocracia religiosa ocupa el lugar de la auténtica espiritualidad y los gobiernos se tornan corruptos en lugar de incentivar el altruismo.
El amor por la vida es la esencia del alma lo que nos da la valentía de vivir intensamente y de arriesgarnos por un ideal. El terror suicida asesino o el asesinato en nombre de «valores espirituales», en cambio, incentiva el odio por la vida.
Enfrentando nuestras debilidades
Todo aprendizaje presenta desafíos, pero deben ser los que surgen al confrontarnos a nuestras debilidades y equivocaciones y no aquellos que resultan de justificar nuestra subjetividad, miedos y supersticiones.
El mal es una fuerza que nos paraliza. El bien, en cambio, nos proyecta a una dimensión en¡ donde se hace posible revelar nuestras potencias con el propósito de armonizar todos los conflictos.
Cuando discernimos a partir de principios universales des-cubrimos el funcionamiento del ecosistema material y espiritual que rige el mundo, entonces podemos evitar que surja el egoísmo producto de la ignorancia y la superstición, sea espiritual, psicológica y/o científica. La Torá nos desafía a tomar conciencia de esos principios y activa los actos altruistas que cada uno debe implementar para que la humanidad alcance su armonía.