Reglas que Rigen los Sueños
Antes de temer por causa de un mal sueño o de procurar su interpretación, se deben conocer las reglas que a continuación explicaremos, para saber cuál es su interpretación correcta, o bien si se le debe atribuir importancia al sueño y ―en caso de que sí― cuánta.
Primera regla: la comida.
Cuando una persona se llena el estómago, ello afecta a sus sueños, los que pueden ser tanto atemorizantes como agradables, tal como dice R. Saadia Gaón en su obra Haemunot udeot: “[…] y parte de ellos se debe al calor o al frío de los alimentos, o bien a la cantidad de estos ―poca o mucha―”. Y con relación a esto mismo, dicen las Escrituras: “Como cuando sueña el hambriento y, he aquí, sueña que está comiendo, y como cuando sueña el sediento, y, he aquí, sueña que bebe” (Ieshayahu 49:8); y lo mismo escribió Rabenu Yona: “Generan tosquedad en la persona y hacen subir gases al cerebro, y entonces el siguiente sueño que la persona tenga estará relacionado con esto y lleno de cosas banales y faltas de sentido”.
Y algo similar dice el Even Ezra (sobre Kohelet 5:1): “Cuando en un sueño se entremezclan muchos elementos, es sabido que ce que los sueños falsos provienen de la presión que ejerce la mala naturaleza de aquellos alimentos que producen humedad pesada y oscura y los gases pesados que lo mezclan. A lo mismo se refiere el Raabad en su obra Haemuná Haramá (segundo artículo, quinto principio): “[…] por lo que si antes de dormir consumió alimentos, se dificulta determinar la naturaleza del sueño o bien saber si en él existe algún elemento real.”
Segunda regla:
Si lo que la persona sueña en la noche coincide con los pensamientos que tuvo durante el día, su sueño no es relevante, tal como dice el Tratado de Berajot (55b): “Dijo R. Shemuel bar Najmani en nombre de R. Yojanán: ‘No se le muestra a la persona más que cosas relacionadas con aquello en lo que estuvo pensando’, como dice el versículo: Tú, oh rey, tus pensamientos en tu cama emergerán (Daniel 2:29). Es decir: ‘Aquello en lo que hayas estado pensando en el día será lo que soñarás en la noche’”.
Y además dijo Raba: “Prueba de ello es que a la persona jamás le muestran en sus sueños una palmera de oro o un elefante entrando por el orificio de una aguja, pues la gente no acostumbra a pensar en cosas de este tipo”. Un caso similar: Sapor, rey de Persia, le dio a Shemuel (uno de los grandes entre los amoraim): “Se dice que ustedes son sumamente sabios. Dime, entonces, qué soñaré en la noche”, a lo que Shemuel le respondió: “En tu sueño verás que los romanos (el rey de Persia estaba en conflicto con estos) te tomarán cautivo y te harán trabajar moliendo semillas de dátiles con un molino de oro”. Durante todo aquel día el rey Sapor estuvo pensando en las extrañas cosas que Shemuel le había dicho.
Finalmente, eso mismo fue lo que soñó aquella noche. Y lo mismo dice el Séfer Jasidim: “Todo el que desea estar en determinado lugar o hacer cierta cosa, lo que vea en su sueños será algo relacionado con su deseo. Todos los sueños de este tipo no son mensajes que a la persona le envían de los cielos, sino simples proyecciones de sus pensamientos”. Por ello está dicho “Los sueños hablan cosas vanas” . Según esto, resulta que la persona puede saber en qué nivel se encuentra su servicio a Dios según sus sueños: si sueña tonterías y cosas vanas, significa que allí es donde en realidad la persona se encuentra; y, por el contrario, si sueña con cosas buenas y puras, ello indica que es una persona santa y que vive en un entorno de kedushá.
Algo similar escribe el Ramak: “Se puede conocer más una persona a partir de sus sueños: si las imágenes que ve en sus sueños son puras y limpias (por ejemplo, sinagogas, batei midradshot, o cosas relacionadas con la Torá y las mitzvot), significa que tiene apego a las cosas sagradas; en cambio, si sueña con desperdicios o cosas similares, ello sugiere que va tras cosas superficiales. Mas hay una regla adicional: no existen sueños libres de elementos sin sentido”. Dice el profeta: «“El profeta que tenga un sueño, que diga un sueño; y el que tenga Mi palabra, que diga Mi palabra como verdad. ¿Qué tiene que ver la paja con el trigo?” Dice el Señor». (Irmiyahu 23:28). Dijo R. Yojanán en nombre de R. Shimón bar Yojai: “Tal como no es posible que la cosecha no tenga paja (mezclada en ella), similarmente no es posible tener un sueño libre de elementos intrascendentales” (Tratado de Berajot 55).
La Guemará continúa diciendo: “Cualquier sueño, aun si una parte de él se materializa, no necesariamente se materializará en su totalidad: ¿Y de dónde sabemos esto? De Yosef, como está escrito en el versículo: Y dijo (Yosef): He aqui que soñé otro sueño: y he aqui, el sol y la luna y [once estrellas, se postraban ante mi]”, refiriéndose con el sol a su padre, con la luna a su madre y con las estrellas a sus hermanos; y en el momento en que tuvo aquel sueño, su madre ya no vivía. Consecuentemente, su sueño no podía cumplirse en su totalidad. Asimismo dijo R. Jidá: “No un buen sueño se cumple en su totalidad, ni tampoco un mal sueño se cumple en su totalidad”. Regla adicional (y que, además, constituye una explicación del asunto de los sueños): hay sueños que llegan por medio de shedim (espíritus dañadores), y hay sueños que llegan por medio de malajím (emisarios del cielo), como indica el Tratado de Berajot (55b): “Rava resaltó la existencia de cierta contradicción entre dos versículos: uno dice: en sueño hablaré (Yo, Hashem) con él (con el profeta), mientras que otro dice: Y los sueños, lo vano dirán.
No obstante no hay dificultad en esto, pues el primer versículo se refiere a que el sueño le llegó a la persona por medio de un ángel, mientras que el segundo, a que le llegó por medio de un shed”. Según lo dicho, parecería entenderse que cualquier sueño que la persona sueña por intermedio de un shed es un sueño vano. No obstante, el Ramak escribe (parashat Lej lejá, segundo portón) que un sueño que llega por medio de un shed es llamado “sueño engañoso”, pues requiere ser verificado, ya que no refleja la realidad, sino que se manifiesta en forma de metáfora y requiere ser interpretado. Y la fuente de sus palabras está en el Zohar Hakadosh (9:25; Lej lejá, 3), donde dice que los sueños de quien se encuentra en el nivel denominado “nefesh” se sueñan solamente por medio de un shed, y, entonces, lo que la persona sueña a veces es verdad y otras no
En ocasiones, los shedim incluso se divierten con la persona y le causan sufrimiento por medio de lo que le hacen ver en el sueño. Es importante destacar que en el Shear Haguilgulim, Rabenu Jaim Vital en nombre del Arizal escribe que la mayoría de las personas no ameritan elevarse más allá del nivel denominado “nefesh”, y que en las últimas generaciones pocos fueron los que tuvieron el mérito de elevarse hasta los niveles subsiguientes de “ruaj” y “neshamá”. No obstante, de acuerdo con el Zohar, y asimismo según lo que citamos en nombre del Ramak, se entiende que también cuando la persona sueña por intermedio de un shed, parte del sueño es verdad y requiere interpretación, y, en la actualidad, al parecer la mayoría de los sueños llegan a través de un shed, pues si en los tiempos del R. Jaim Vital, hace 450 años, este sabio atestiguaba que sólo unos pocos ameritan alcanzar el nivel “ruaj”, con más razón que las personas no lo alcanzan en nuestra generación. Resulta, pues, que, en la amplísima mayoría de los casos, nuestros sueños nos llegan por medio de shedim, de los cuales existen diversas clases y niveles (para mayor ampliación, ver la obra Séfer Haniflá, mishnat jalomot). Por ello, muchas veces los sueños simplemente vienen de shedim que buscan divertirse con la persona, por lo que no deben ser tenidos en cuenta. La conclusión es que existen sueños que son verdaderos y otros que no lo son, de acuerdo con lo que explicó el Zohar.
En síntesis: Si una persona sueña algo similar a aquello en lo que estuvo pensando durante el día, no debe prestarle atención al sueño. Pero si no estuvo pensando en ello durante el día, entonces adelante. Asimismo, debe tener en cuenta que no cada sueño es verdadero, como se dijo más arriba, ya que no existe ningún sueño que no tenga mezclados elementos vanos o irrelevantes. Y esto, incluso si la persona no se excedió en la comida antes de acostarse a dormir. Otra regla que se debe tener presente es que los sueños requieren interpretación (es decir, es importante y recomendable intentar interpretarlos).
Por ello, si uno tiene un sueño y este no se encuentra entre las distintas interpretaciones de sueños que se explican en este libro, es conveniente que igual procure la forma de interpretarlo, como se explicará más adelante. No obstante, todo aquello que no tomamos en cuenta de los sueños que las personas tienen en la actualidad es con relación a cuando se trata de un sueño para el cual nuestros Sabios no proporcionaron ninguna interpretación. Pero todo lo que los Sabios sí escribieron al respecto es válido y mantiene su vigencia. Por consiguiente, consideramos importante incluir en este libro una sección correspondiente a la interpretación de los sueños que nuestros Sabios explicaron.
Yehuda Cohen
El tema es muy interesante. Consideraré comprar el libro próximamente!