Referencias en la Torá sobre el Mundo Venidero
Extraido de Más allá de toda duda. Rab Shmuel Waldman
Ahora que hemos aportado algunas evidencias sobre la existencia de un alma, volvamos al tema del Mundo Venidero. Como hemos dicho, aunque la Torá escrita no convierta al Mundo Futuro en un dogma central ni provea extensas descripciones de la vida del más allá, está llena de versículos que apuntan a su existencia. Rabí Avigdor Miller («Rejoice O Youth», pág. 70,71) cita más de veinte versículos así, y en la obra «Guesher HaJaim», El Puente de la Vida, capítulo 6, hay muchos más. Veamos una muestra.
Las muertes de Abraham (Génesis 25:8), Isaac (Génesis 35:29), Jacob (Génesis 49:33), Ismael (Génesis 25:17), Aarón (Números 20:24) y Moisés (Números 27:13; Deuteronomio 32:50), se describen con la llamativa frase: «…y se unió a su pueblo».
En cada una de estas circunstancias es obvio que la frase debe referirse a la vida futura. Por ejemplo, Abraham fue el primero de su línea en ser enterrado en la Cueva de Majpelá, la Tumba de los Patriarcas. Por lo tanto, la frase «se unió a su pueblo» no puede estar referida a su familia enterrada en ese cementerio. Debe referirse a la vida futura . Aarón y Moisés fueron enterrados solos y aún así dice de cada uno que fue «reunido con su pueblo». Obviamente entonces, todos estos versículos indican que, después de la muerte, las almas de estas personas fueron unidas a las almas de sus padres y de otros ilustres ancestros en el Mundo Futuro.
Existen muchas más fuentes . Por ejemplo, el perverso brujo Bilaam declara: «…muera mi alma una muerte de íntegros y sea mi final como el de él» (Números 23:10). Obviamente no es que Bilaam veía una ventaja en ser enterrado en un cementerio judío. Antes bien estaba expresando su conciencia del exaltado lugar que una persona íntegra tiene en el Mundo Futuro. D´s registra las palabras de Bilaam para enseñarnos cuán básica es la doctrina del Mundo Venidero inclusive para los gentiles.
La existencia de la otra vida está tan implícita en la Torá que incluso prohíbe conectarse con los espíritus de los muertos (Levítico 19:31, 20:6, 27; Deuteronomio 18:10-12). Si la Torá no propugnara la existencia de otra vida, ¿por qué prohibiría el contacto con espíritus de muertos?
Tal vez la más convincente evidencia de la existencia de otra vida sea el concepto de ser espiritualmente «truncado», que fue mencionado brevemente antes.
«…Mas el incircunciso -varón, que no circuncidare la carne de su prepucio? será truncada esa alma de entre su pueblo pues Mi pacto rompió» (Génesis 17:14). ¿Qué significa «será truncada esa alma»? Primero, debemos entender que el castigo mencionado en ese pasaje, se refiere a un niño incircunciso. Él está transgrediendo un mandamiento positivo de la Torá (el requerimiento de ser circuncidado) cada día de su vida que no esté circuncidado.
Sin embargo, mientras se circuncide eventualmente, antes de morir, entonces su alma no será cortada. Sólo si muere sin haberse jamás circuncidado será su alma truncada. La pregunta es: si el castigo de ser «truncado» no se aplica hasta que muera, entonces ¿de qué está su alma siendo «cortada»? ¡¡Él ya está muerto!! Obviamente en este caso no puede significar que su alma es meramente truncada de la vida física ?tiene que significar que es truncada de todas las otras almas de su pueblo. Quiere decir que es «truncada» del Mundo Venidero .
Existen varios otros lugares donde la Torá Escrita habla acerca del castigo de ser «truncado». Nuestros Sabios explican que en la mayoría de los casos, la sanción se refiere a que el alma pierde su conexión con la vida futura (aunque en algunos casos simplemente significa que una persona muere joven) . Y, como lo señala Najmánides, si ser «truncado» es el resultado de una seria transgresión, entonces vemos que el estado natural del alma es estar «conectada» con su fuente Divina y de ahí que esté naturalmente conectada con D´s en la Vida Posterior. Esto demuestra que la Torá cree en la existencia de un alma que está destinada naturalmente a una existencia continua en el Mundo Venidero.
En Génesis 9:5, la Torá nos advierte contra el pecado de cometer suicidio. El versículo dice: «Pero vuestra sangre que es vuestra vida (literalmente «alma») Yo demandaré (vengaré)». Este versículo se refiere a la prohibición de que alguien se mate. Mas ¿cómo podría una persona muerta ser vengada? ¿Qué puede D´s demandar de una persona muerta? Este versículo está claramente detallando que este mundo no es la última parada y que hay un Mundo Futuro a donde va el alma y en donde D´s la convocará a juicio.
Un último punto. Encontramos que Abraham estaba preocupado acerca de dónde enterrar a Sara (Génesis, capítulo 23). Vemos también cómo Jacob se justificó ante José por no haber enterrado a su madre Raquel en la Cueva de Majpelá . Jacob mismo estaba extremadamente preocupado respecto a asegurarse de que luego de su muerte fuera, eventualmente, llevado de Egipto y enterrado en la Cueva de Majpelá . José también hizo jurar a sus familiares que cuando dejaran Egipto, se aseguraran de llevar consigo sus huesos a la Tierra Sagrada .
Ahora bien, ¿a quién le importa dónde va a ser enterrado si la muerte fuera el final de todo? Y si usted cree que estaban preocupados por estar en la Tierra de Israel, entonces debemos preguntar ¿por qué? Si no hay tal cosa como un alma, que eventualmente será devuelta a la vida, ¿por qué deseaban ellos estar en Israel? Si no existe un alma que vive después de la muerte, entonces ¿a quién le importa dónde uno será enterrado? Indiscutiblemente, vemos que es importante para un alma, por la razón que fuere, ser enterrada cerca de personas justas y en Israel. (Ver también Reyes II 13:21). Pero para el cuerpo en sí, no hace decididamente ninguna diferencia dónde es enterrado, ni siquiera si es en absoluto enterrado.
Pasando de los Cinco Libros de Moisés a los Profetas, encontramos en el libro de Samuel (I, 28:19) que el espíritu de Samuel el Profeta ?quien previamente había muerto? fue invocado por una médium para hablar con el Rey Saúl. Samuel, como espíritu, le dijo al abatido rey que en razón de su pecado «tú y tus hijos [que estaban por acompañarlo a la batalla contra los filisteos] estarán conmigo mañana». Este versículo claramente establece que Saúl y sus hijos perecerían al día siguiente en la batalla, lo cual sucedió, y luego se unirían a Samuel en el Mundo Venidero. (No es éste el lugar para discutir el permiso para contactar espíritus de muertos). También contiene la queja de Samuel hacia Saúl por haberlo perturbado al convocarlo. Estos versículos demuestran con claridad la existencia de un alma y la existencia de la vida futura.
En Samuel II (12:23) leemos que el Rey David tuvo un hijo que nació enfermo. Luego de muchos ayunos y plegarias por parte del Rey David, el bebé falleció, tras lo cual David retornó a su vida normal, declarando: «¿Puedo causar que regrese a mí? Yo voy hacia él; él no regresa a mí». Pues bien, si no existiera el Mundo Venidero, ¿qué consuelo habría en el hecho de que David algún día también moriría? Obviamente David estaba consolándose de que eventualmente él encontraría a su hijo en el Mundo Venidero.
En Eclesiastés (3:20-21) tenemos una directa referencia a la vida futura:
Todos van al mismo lugar. Todos vienen del polvo y al polvo vuelven. [Sin embargo] quién sabe [y comprende] el espíritu del hombre que va hacia arriba [a los Cielos] y el espíritu de la bestia que va hacia abajo en la tierra.
Similarmente, dice en 12:7: «…volverá el polvo a la tierra como estaba [en su estado original] y el espíritu retornará a D´s Quien lo dio». Vemos de aquí que el espíritu no muere con la muerte del cuerpo. Regresa al Cielo, a D´s, Quien lo envió aquí de un principio.
Queda claro, incluso a partir del limitado ejemplo de los versículos aquí presentados, que la Torá Escrita, a pesar de ser reticente para explicar con detalles la naturaleza exacta de la vida futura y para declarar dogmas respecto a ella, definitivamente promueve la idea de que existe un alma que va hacia lo que describimos como el Mundo Venidero.