Reé (1)
PARASHAT REÉ – SECCIÓN REÉ
26 Ved, Yo presento ante vosotros hoy una bendición y una maldición.
27 La bendición será si obedecéis los preceptos de El Eterno, vuestro Dios, que yo os ordeno hoy.
28 Y la maldición: si no obedecéis los preceptos de El Eterno, vuestro Dios, y os descarriáis del sendero que os ordeno hoy para ir tras otros dioses, que no conocisteis.
29 Ocurrirá que cuando El Eterno, tu Dios, te traiga a la Tierra a la que vienes allí para poseerla, darás la bendición en el Monte Grizim y la maldición en el Monte Eival.
30 ¿Acaso no están del otro lado del Jordán, lejos, en dirección a la puesta del Sol, en la tierra del cananeo, que habita en la planicie, lejos de Gilgal, cerca de la planicie de Moré?
31 Pues cruzáis el Jordán para venir y poseer la Tierra que te da El Eterno, tu Dios; la poseerás y te establecerás en ella.
32 Serás precavidos de realizar todos los decretos y las ordenanzas que hoy presento ante vosotros.
12
1 Éstos son los decretos y las ordenanzas que observaréis de realizar en la Tierra que te ha dado El Eterno, el Dios de vuestros antepasados, para poseerla, todos los días que viváis en la Tierra.
2 Destruirás por completo todos los lugares donde las naciones que estás por expulsar adoraron a sus ídolos: en las altas montañas, en las colinas y bajo todos los árboles frondosos.
3 Quebraréis sus altares; destruiréis sus columnas; y quemaréis con fuego sus árboles sagrados; cortaréis sus imágenes talladas y borraréis sus nombres de ese lugar.
4 No haréis esto a El Eterno, vuestro Dios.
5 Sino que únicamente en el sitio al que El Eterno, tu Dios, ha de elegir de entre todas vuestras tribus para colocar Su Nombre allí, buscaréis Su Presencia y vendréis allí.
6 Y allí traeréis vuestras ofrendas ígneas -olá- y ofrendas festivas –zevaj-, vuestros diezmos y lo que ofrendéis con vuestras manos, vuestras ofrendas de voto –neder- y vuestras ofrendas voluntarias –nedavá-, y el primogénito de vuestros vacunos y vuestras ovejas.
7 Comeréis allí ante El Eterno, vuestro Dios, y os alegraréis con cada uno de vuestros emprendimientos, vosotros y vuestras casas, tal como te ha bendecido El Eterno, tu Dios.
8 No haréis como todo lo que hacemos aquí hoy: cada hombre lo que es apropiado a sus ojos,
9 pues aún no habéis llegado al lugar de descanso o a la posesión que te da El Eterno, tu Dios.
10 Cruzaréis el Jordán y os estableceréis en la Tierra que os hace heredar El Eterno, vuestro Dios, y Él os dará descanso de todos vuestros enemigos que hay alrededor y habitaréis seguros.
11 Ocurrirá que el lugar donde El Eterno, vuestro Dios, elija para que descanse Su Nombre allí, a él traeréis todo lo que te ordeno: vuestras ofrendas ígneas -olá- y vuestras ofrendas festivas –zevaj-, vuestros diezmos y lo que ofrendéis con vuestras manos, y lo más selecto de vuestras ofrendas de voto que prometeréis a El Eterno.
12 Os alegraréis ante El Eterno, vuestro Dios, vosotros, vuestros hijos y vuestras hijas, vuestros esclavos y vuestras sirvientas, y el levita que está en vuestras ciudades, pues él no tiene parte ni herencia con vosotros.
13 Sé precavido de no traer tus ofrendas ígneas -olá- a cualquier lugar que veas.
14 Sino que únicamente al lugar que elegirá El Eterno, en una de vuestras tribus, allí traeréis vuestras ofrendas ígneas -olá- y allí haréis todo lo que te ordeno.
15 Sin embargo, podréis sacrificar y comer carne tanto como os plazca, según la bendición que os habrá dado El Eterno, vuestro Dios, en todas vuestras ciudades; el impuro y el puro podrán comerla, como el ciervo y el carnero.
16 Solamente la sangre no comeréis; la derramarás a la tierra, como agua.
17 En tus ciudades no podrás comer: el diezmo de tus granos, y tu vino, y tu aceite; el primogénito de tus vacunos y tus ovejas; todas tus ofrendas de votos que prometes y tus ofrendas voluntarias; y lo que ofrendes con tus manos.
18 Sino que los comeréis ante El Eterno, vuestro Dios, en el lugar que ha de elegir El Eterno, vuestro Dios, tú, tu hijo, tu hija, tu esclavo, tu sirvienta, y el levita que está en vuestras ciudades, y os alegraréis ante El Eterno, vuestro Dios, en todos vuestros emprendimientos.
19 Sé precavido de no olvidar al levita, todos los días en tu Tierra.
20 Cuando El Eterno, tu Dios, ensanche tu frontera como Él te ha dicho, y digas: comería carne, pues tendrás deseos de comer carne, tanto como te plazca podrás comer carne.
21 Si el lugar que ha de elegir El Eterno, tu Dios, para colocar Su Nombre allí estuviere lejos de ti, podrás sacrificar de tus vacunos y de tus ovejas que te ha dado El Eterno, tal como te he ordenado, y podrás comer en tus ciudades según lo que te plazca.
22 Inclusive como se comen el ciervo y el carnero, podrás comerla, el impuro y el puro entre los hombres lo pueden comer juntos.
23 Solamente, sé fuerte para no comer la sangre, pues la sangre es la vida, y no comerás la vida junto con la carne.
24 No la comerás, la derramarás sobre la tierra como al agua.
25 No la comerás, para que sea el bien contigo y con tu hijos tras de ti cuando hagas lo que es recto a los ojos de El Eterno.
26 Únicamente las santidades que tendrás y vuestras ofrendas de voto cargarás, y vendrás al lugar que ha de elegir El Eterno.
27 Realizarás tus ofrendas ígneas -olá-, la carne y la sangre, sobre el Altar de El Eterno, tu Dios; y la sangre de tus ofrendas festivas –zevaj- se derramará sobre el Altar de El Eterno, tu Dios, y comerás la carne.
28 Guarda y obedece todas estas palabras que te ordeno, para que sea el bien contigo y con tu hijos tras de ti por siempre, cuando hagas lo que es bueno y recto a los ojos de El Eterno, tu Dios.
29 Cuando El Eterno, tu Dios, derribe a las naciones a las que vienes, para expulsarlas de ante ti, y las expulses y te establezcas en su tierra,
30 sé precavido de no sentirte atraído por ellas después de que fueron destruidas ante ti y de no buscar sus dioses, diciendo: «¿Cómo adoraban a sus dioses estas naciones? Yo haré lo mismo».
31 No harás así con El Eterno, tu Dios, pues todo lo que es abominación contra El Eterno, todo lo que El odia, ellos lo hicieron a sus dioses; pues hasta a sus hijos y a sus hijas los quemaron en el fuego para sus dioses.
13
1 Toda palabra que os ordeno, eso será lo que observaréis para cumplir; no le agregarás ni le sustraerás nada.
2 Si se presentare en medio de ti un profeta o un soñador de sueños, y te anunciare una señal o una maravilla,
3 y se produjera la señal o la maravilla de la cual te habló, diciendo él: «¡Vayamos tras otros dioses que no conocisteis y los adoraremos!»,
4 no obedezcáis las palabras de ese profeta o de ese soñador de sueños, pues El Eterno, vuestro Dios, os está probando para conocer si amáis a El Eterno, vuestro Dios, con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma.
5 A El Eterno, vuestro Dios, seguiréis y a Él temeréis; Sus preceptos observaréis y Su voz obedeceréis; a El serviréis y a Él os aferraréis.
6 Y ese profeta o ese soñador de sueños será condenado a muerte, pues habló perversiones en contra de El Eterno, vuestro Dios, Quien os saca de la tierra de Egipto, y Quien os redime de la casa de la esclavitud, para hacer que os descarriéis del sendero por el que El Eterno, vuestro Dios, os ha ordenado que vayáis; y exterminarás el mal de vuestro medio.
7 Si tu hermano, el hijo de tu madre, o tu hijo o tu hija, o la mujer de tu regazo, o tu amigo que es como tu misma alma, te incitare secretamente, diciendo: Vamos a adorar otros dioses que no conociste, ni tú ni tus antepasados,
8 de los dioses de los pueblos que están a tu alrededor, tanto los cercanos a ti como los lejanos a ti, desde un confín de la tierra hasta el otro confín de la tierra,
9 no accederás a él y no le obedecerás; tu ojo no le tendrá lástima, ni le tendrás compasión ni lo encubrirás.
10 Sino que ciertamente lo matarás; tu mano será la primera en contra de él para matarlo, y la mano de todo el pueblo después.
11 Lo apedrearás y morirá, pues buscó hacerte descarriar del camino de El Eterno, tu Dios, Quien te saca de Egipto, de la casa de la esclavitud.
12 Todo Israel oirá y temerá, y no volverán a hacer tal mal en medio de vosotros.
13 Si en una de tus ciudades que te da para habitar allí El Eterno, tu Dios, oyes, diciendo:
14 «Hombres sin ley han surgido de tu medio, y han hecho que los habitantes de su ciudad se descarríen, diciendo: “Vamos a adorar a otros dioses, que no conocisteis”»,
15 buscarás e investigarás, y preguntarás bien, y he aquí que es cierto, que la palabra es correcta, esta abominación se cometió en medio de ti.
16 Aniquilarás a los habitantes de esa ciudad con el filo de la espada; la arrasarás y todo lo que hay en ella y sus animales con el filo de la espada.
17 Reunirás todo su botín en medio de su plaza abierta y quemarás con fuego la ciudad y todo su botín, íntegro, para El Eterno, tu Dios, y será una ruina eterna, no será reconstruida.
18 Ninguna parte de la propiedad proscrita podrá adherirse a tu mano, para que El Eterno aplaque Su ira ardiente y Te tenga compasión, y sea misericordioso contigo y te multiplique, tal como juró a tus antepasados,
19 cuando obedezcáis la voz de El Eterno, tu Dios, observando todos Sus preceptos que te ordeno hoy, de hacer lo que es recto a los ojos de El Eterno, tu Dios.