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¿Quién querés ser?

(Extraído y adaptado © Revista Aieka)

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¿Quién queres ser?

Había un picapedrero que se ganaba la vida picando rocas en la montaña. A menudo se lamentaba de su suerte: «¿Porqué fui destinado a un trabajo tan humilde y bajo?»
«Que maravilloso debe ser ser grande y poderoso» dijo el picapedrero. «Cómo me gustaría ser rey». El picapedrero no sabía que éste era justamente su momento de gracia, durante el cual se le concederían todos sus deseos. De repente se vio transformado, era el rey aclamado por la multitud. «¡Qué maravilloso es ser el más poderoso de la tierra!».
Después de un rato, comenzó a sentirse incómodo. El fuerte sol brillaba sobre él, haciéndole transpirar. Y concluyó: «¡Entonces el sol es más poderoso que yo! Quiero ser el sol».

Inmediatamente se transformó en el sol. Podía impartir luz y calor a todo lo que había en el mundo. Pero de repente se sintió muy frustrado. Deseaba dirigir sus rayos hacia un punto determinado pero no pudo hacerlo. Una gran nube se había colocado por debajo de él, y obstruía sus rayos. «Si una nube puede frustrar el sol, entonces la nube es más poderosa. ¡Deseo ser una nube!». Como una nube grande y pesada, se sintió muy poderosa, al arrojar torrentes de lluvia cada vez que lo deseaba. Pero su júbilo duró poco, pues repentinamente fue arrastrada por una violenta corriente de aire contra la que se sintió impotente.
«¡Ajá!», exclamó. «¡El viento es aún más poderoso que una nube! Entonces seré el viento».

Transformado en viento, sopló sobre los bosques, derribando árboles altos. Pero de repente, se sintió bloqueado. Se había topado contra una montaña alta, y por mucho que soplara, no podía pasar. -«¡De modo» dijo, «que una montaña es más poderosa que el viento!». «Entonces deseo ser una montaña».
Como una montaña poderosa se irguió majestuosamente. Ahora sí que era el mas poderoso.
De repente sintió un dolor agudo. ¿Qué era esto? El picapedrero, con un hacha afilada, estaba arrancándole pedazos. «¿cómo puede ser?», preguñntó. «Si alguien puede desmembrarme, es porque existe alguien aún más poderoso que yo. Deseo ser ese hombre».
Su deseo le fue concedido, y se transformó en el más poderoso de todos: ¡un picapedrero!

Así como el picapiedras del cuento, sabemos que cada uno de nosotros y en especial los jóvenes, están en una búsqueda permanente. Inquietos por naturaleza y con un motor interior que nos impulsa, explorar y experimentar todo lo que encontramos a nuestro paso, con el afán incansable de satisfacer esa búsqueda.
A su vez, la sociedad de consumo que nos alberga, no colabora con esta tarea, en algunos casos nos crea necesidades donde no las hay, en otros trata de darnos -a modo de respuesta- sólo bienes materiales.

Creemos que de este modo, estamos tratando de saciar nuestra sed. Pero nuestra búsqueda real es encontrar lo que tenemos de más valioso y esto es nuestra propia esencia y espiritualidad. Sólo encontrando nuestra propia esencia y espiritualidad nos sentiremos satisfechos. Sólo saciando esta verdadera sed podremos vivir felices y la sed espiritual puede saciarse únicamente con espiritualidad.

El primer paso para encontrar aquello tan preciado como nuestra espiritualidad, es buscando dentro de uno mismo, buscando nuestra identidad judia. Canalizando todas nuestras fuerzas para conectarnos con lo que «nos hace judíos». Buscando saber de dónde venimos, para qué estamos, y fundamentalmente hacia dónde encaminarnos!!.

 

1 comentario
  1. Ana

    Excelente. Cada humano viene con el objetivo de una tarea y ella es majestuosa, bendito Hashem!

    30/06/2018 a las 22:29

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