Qué momento!

Extraido de jabad magazine
¿Por qué es que, para algunas personas, ante el hecho de estar casados, se ven en el derecho de avergonzar a su cónyuge en público? He sido testigo de escenas de degradación pública de un esposo, que hubiera preferido no presenciar. A veces fue de manera abierta y otras fue sutil -lo que personalmente me ofende más- pero siempre ha sido grotesco.
He sabido de quejas de hombres y mujeres que su esposo/a no sólo no los apoya delante de sus niños y entre la familia, sino que si están con un grupo de amigos u extraños, su esposo/a se convierte en el centro de burla y degradación por su trabajo, su peso, su capacidad para ganar dinero, su habilidad para criar a sus niños, su destreza para tener ordenado el hogar, etc.,
Siempre me asombro cuando oigo estas historias de parejas que vienen a mí para aconsejarse, e incluso más cuando soy testigo de ello. ¿Cómo un hombre o mujer que se auto-respeta puede sentarse a la mesa en una cena o hallarse en medio de una reunión pública y comenzar a degradar a su propio esposo/a? ¿Cómo pueden convertir a la persona con la que se casaron, a quien escogieron como compañero/a perpetuo, en un objeto público de risa?
Lo que muchos no comprenden es que si su esposo es objeto de mofa, ese hecho no los hace quedar muy bien. ¿Cuán inteligente pueden ser si escogieron casarse con alguien tan callado, torpe o insensible, etc.? La esposa que estimula la diversión con la incompetencia de su marido, no demuestra nada sobre su esposo, sólo algo sobre ella. Ella es la prueba que su marido está atrapado en un matrimonio con alguien que no entiende los principios básicos de respeto en el casamiento. Recíprocamente, el marido que atiza la diversión con la torpeza de su esposa para administrar la casa, no demuestra nada sobre ella, sólo que es humana; él también demuestra que ha sido muy desafortunada al casarse con un esposo que no la contiene.
En cada caso, el cónyuge que aviva la diversión tiene profundas inseguridades, y no puede lidiar con los despliegues públicos de la imperfección humana; así que el que ataca al otro cónyuge, no le importa quién está allí para dar testimonio o cuales serán. Seguramente alguna vez nos ha tocado presenciar la desagradable escena en la que un cónyuge se mofa o expone burlonamente a su esposa/o públicamente. ¿Qué es en realidad lo que está queriendo decir con semejante actitud? ¡Qué Momento! las repercusiones en su relación.
Es bastante interesante, mientras aquéllos que dan testimonio de esta humillación pública pueden reírse con el esposo ofendedor, es más que nada el que avergüenza quién termina hiriendo su propia imagen, con su obvia mala actitud. Por otro lado, cuando la gente ve que un esposo respeta, defiende, y alaba a su “media naranja” gana respeto para la pareja. ésas son las parejas que se envidian.
Una pareja con problemas reales debe ver a un consejero o terapeuta. Nunca deben discutirse los problemas netamente matrimoniales en público incluso en broma. Debemos aprender a respetar a nuestros compañeros en el matrimonio, con todos sus aciertos y debilidades. Nadie es perfecto. Pero no obstante las imperfecciones, todos merecen el apoyo y respeto de su compañero en la vida
Shea Hecht