Analizándose
Mishná 12
Pirke Avot
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Primer comentario

Hilel y Shamai recibieron la tradición de ellos ( de Shemaiá y Avtalión). Hilel dijo: Sé uno de los discípulos de Aarón, ama la paz y procúrala, ama a los hombres y acércalos a la Torá.

* * * *

Hilel estaba calificado para decir esto, puesto que él era la encarnación de su propia enseñanza de amar la paz y a la humanidad. Veamos, al respecto, dos notables anécdotas registradas en el Talmud:

Cierta vez, dos hombres apostaron a que quien lograse que Hilel perdiera la paciencia, recibiría del otro 400 zuzim. Era un viernes por la tarde e Hilel estaba tomando un baño. Uno de los hombres pasó frente a su puerta, gritando: «¿Dónde está Hilel? ¿Dónde está Hilel?» Hilel se envolvió en una bata, salió y le preguntó qué quería. El hombre dijo: «Tengo una pregunta que hacerle. ¿Por qué los babilonios tienen la cabeza redonda?» «Esa es una pregunta profunda», respondió Hilel. «Es porque sus parteras no están debidamente entrenadas». El hombre se fue y regresó un poco más tarde. Nuevamente gritó: «¿Dónde está Hilel? ¿Dónde de está Hilel?» Y de nuevo apareció el sabio envuelto en su bata. Esta vez, la pregunta fue: «¿Por qué la gente de Tadmor (habitantes de Palmira) tienen los ojos oblicuos?»

«También ésta», dijo Hilel, «es una pregunta profunda. Se debe a que viven en un país arenoso y las estrechas ranuras que forman los párpados evitan que la arena penetre en sus ojos». Se fue el hombre, Pero no tardó en regresar.

En esta ocasión la pregunta fue.- «¿Por qué los pies de los africanos son tan anchos?» También ésta, respondió Hilel, «es una pregunta profunda. Se debe a que viven en una tierra pantanosa,. (Siendo anchos, sus pies no se hunden tan fácilmente en los pantanos.) Entonces el hombre dijo: Tengo muchas más preguntas que hacerte, pero temo que té enojes». Hilel se envolvió más estrechamente en su bata, se sentó y le dijo que le hiciera todas las preguntas que quisiera. El hombre dijo entonces: «¿Eres tú aquel Hilel a quien llaman Príncipe de Israel?» «Sí», respondió Hilel. -Si es así replicó el hombre, con enojo, «que no haya ninguno más como tú en Israel». Pero, ¿por qué, hijo mío?» Y la respuesta fue. «Porque por tu causa he perdido 400 zuzim». E Hilel dijo. «Es mejor para ti haber perdido 400 zuzim, y aún otros 400, en lugar de que Hilel pierda su paciencia».

La otra anécdota es ésta: Hilel caminaba, cierta vez, por la calle, cuando oyó un grito de dolor. Y dijo: «Estoy seguro que no proviene de mi casa». » Hilel no rogó «que no sea de mi casa». Simplemente, estaba seguro de que ese grito no provenía de su casa. El sabía que nadie en su hogar se asustaría en tal forma o se entregaría a tamaña desesperación, no importa qué hubiera ocurrido, pues ésta era la forma en que manejaba su casa. Los rabíes continúan: Respecto a hombres como Hilel, el rey David escribió: » De mala fama no tendrá temor, su corazón está apercibido, confiado en el Señor». Porque confiaba en el Todopoderoso, nunca temió al futuro.

Aarón, el Cohén Gadol, no sólo amaba la paz, sino que procuraba obtenerla activamente, llevándola a lugares donde no había existido hasta entonces. Por ejemplo, si Reuvén y Shimón no estaban en buenos términos, Aarón se aproximaba al primero y le decía: «Sabes, encontré a Shimón hace poco. Lamenta verdaderamente haberte disgustado. Se siente muy mal respecto a esta situación y le gustaría enmendarla, pero teme que tú no aceptes su mano de amigo».

Habiendo sembrado esta semilla, Aarón visitaba a Shimón y le contaba la misma historia sobre Reuvén. Al día siguiente, cuando Reuvén y Shimón, se encontraban, se tendían las manos en señal de amistad, y así se lograba la paz. Hay muchos que aman la paz, pero ¿Cuántos son verdaderos discípulos de Aarón, deseosos de seguir sus pasos, y hacer, tamaños esfuerzos en procura de ella?

Ama a los hombres y acércalos a la Torá

En el caso de Aarón esto se reflejaba también en las relaciones humanas concretas. Si, por ejemplo, sabía de un israelita que no observaba plenamente el shabat, Aarón se hacía amigo de él y lo visitaba frecuentemente. Al poco tiempo, el hombre se decía a sí mismo «Si un gran personaje como Aarón, el Cohén Gadol, es mi amigo, ¿cómo pueda violar el shabat?» Por vergüenza y atención a su amigo el hombre, se arrepentía y enmendaba sus hábitos.» «Este era el camino de Aarón: el del amor. El no sermoneaba ni condenaba. Simplemente, envolvía a la gente en un manto de amor y amistad. En respuesta a la calidez de su Personalidad, los hombres se acercaban a la Torá.

No todos podemos ser como Aarón. Pero por lo menos, exhorta Hilel, convirtámonos en sus discípulos. Intentemos aprender de su conducta y emulemos su actitud.

Obviamente, Aarón podía hacer la paz ente los demás seres humanos porque estaba en paz consigo mismo. No había en él envidia, ambición mezquina o vana presunción, actitudes, éstas, que generan un eterno descontento y permanente lucha interior.

Aarón era mayor que su hermano Moshé. Durante los años de esclavitud en Egipto Aarón había sido el líder y el profeta de su pueblo. Cabría esperar que recibiera con celos y resentimiento la elección de Moshé corno redentor y libertador. Pero el Todopoderoso le dijo a Moshé: «Y viéndote se alegra en su corazón». Aarón amaba a la humanidad y su hermano menor era también un ser humano; su pueblo era también parte de la humanidad. Aarón estaba en paz consigo mismo y, por ende, con el mundo.

El logro de esta paz interior y permanente serenidad no es fácil. Hay mucha gente que se perturba por la cosa más insignificante: el éxito de otro, una perdida en los negocios, un período de mal tiempo. Todo esto puede perturbar si se permite que se convierta en algo significativo o demasiado importante. Una vez que centrarnos nuestra atención en las cosas realmente trascendente de la vida -nuestra relación con D-s y su Torá- todo lo demás se torna relativo y pasa a segundo plano..

Logremos, en primer lugar, que el «amor por la paz» forme parte de nuestro carácter; luego podremos convertirnos en «buscadores de la paz en el mundo».

Una fuerte emoción es una experiencia abrumadora y se apodera de toda la persona. Está más allá de toda lógica e intereses materiales.

Esta es la causa por la cual las más importantes categorías religiosas del judaismo están representadas como emociones – amor a D-s y temor reverente del Cielo. La verdadera religión, los grandes imperativos éticos, nunca serán alcanzados a través de la lógica fría y la razón mezquina.

Analiza la siguiente máxima: «La honestidad es la mejor política». ¿Cómo nos atrevemos a reducir la honestidad a una cuestión de «política»? La política se practica en los negocios. Puede referirse a la extensión de un crédito a treinta o sesenta días, o a la decisión de recibir viajantes de comercio sólo en determinados días de la semana. Pero un deber moral no puede ser, simplemente, «una política».. La honestidad es un valor que forma parte de la estructura de la existencia misma. Por la misma razón, la paz no es simplemente una cuestión de política. Paz, shalom, es un atributo divino, un nombre de D-s. Debes ser un amante de la paz, amar con todo tu corazón y todo tu ser. Sólo entonces podrás convertirte en un «buscador de la paz».

El rabí de Vishnitz pregunta ¿A qué clase de gente se refiere nuestra Míshná? Obviamente, a aquellos que están alejados de la Torá y los queremos acercar. En otras palabras, Hilel nos dice que Aarón amaba no sólo al erudito, al sabio y al santo, sino también al transgresor, al ignorante y al no observante. Cierta vez le preguntaron a Harav Kuk por qué era tan amistoso con la gente no observante. El Gran Rabino respondió con su modo característico: «Prefiero pecar con ahavat jinam, amor gratuito, que con sinat jinam, , odio gratuito. La tradición nos dice que el Templo Sagrado fue destruido e Israel exiliado a causa de la sínat jínam. La judeidad se dividió en multitud de sectas y partidos en disputa. La división de las ideas condujo a una división de corazones, y el desacuerdo – al odio.

En nuestro retorno actual a Sion la judeidad está nuevamente dividida. Están los partidos religiosos Avodá, Likud, Mapam y muchos otros. Pero si queremos reconstruir el estado judío debemos hacerlo sobre bases más seguras de las que tenía el que se derrumbó y asegurarnos contra un nuevo exilio, Debemos redimir sinat jinam con ahavat jinam el odio gratuito e irracional con el amor gratuito e ilimitado

Debes amar a tu prójimo, esté o no de acuerdo contigo, sea observante o no, simplemente porque es un ser humano. Desacuerdo, quizá; pero odio, jamás!

Tal como lo demostró Aarón, reconstruir la autoestima de una persona tratándola como un ser justo puede a veces conducir a que se convierta en una persona recta. Leemos: «No reprendas al escarnecedor, porque no te aborrezca; corrige al hombre sabio y te amará».

Generalmente traducimos las palabras rodef shalom como perseguidor de la paz. Pero el verbo rodef denota, a menudo, persecución con intención de destruir. En este sentido, entonces, el pasaje significaría, «Ama la paz y persíguele». Sin embargo, esto no es paradójico en absoluto. Frecuentemente, aquellos que aman la paz pueden, por el bien de la Torá, ser de aquellos que quiebran la paz temporariamente. Cuando uno de los líderes de Israel desafió a Moshé y profanó públicamente el nombre de D-s, cometiendo actos de inmoralidad, Pinjás, un nieto de Aarón, celoso del Señor, destruyó a los perversos. Ciertamente, no mantuvo la paz en el sentido convencional de este término. Cometió actos de violencia y derramó sangre. No titubeó en quebrar la «paz» del compromiso y se rehusó a tolerar el mal. Sin Embargo, el Todopoderoso recompensó a Pinjás: «He aquí, Yo establezco Mi Pacto de paz con él.

Sin hesitar, siquiera, Pinjás destruyó una paz irreal y aparente para lograr una paz verdadera una relación armoniosa entre D-s y el Pueblo de Israel. La suya fue una «guerra para finalizar con la guerra». Encontramos situaciones como éstas en la vida y en la historia. Debemos rogarle al Todopoderoso que nos provea de sabiduría para reconocer, y juzgar correctamente tales circunstancias.

El santo rabino Shmuel Greineman, , ZTZ»L, hizo cierta vez una buena observación: Todas estas enseñanzas -amor, a la paz, persecución de la paz y amor a la humanidad- no son dadas aisladamente, sino que tienen un objetivo final: acercar a la gente a la Torá. Deben ser consideradas sólo como medios Para que el pueblo aprecie más profundamente la palabra de D-s. Así como el frasco de una medicina lleva la instrucción «agítese bien antes de usar», a fin de que todos los ingredientes se mezclen bien, así deben mezclarse estos ideales con su propósito y objetivo fundamentales: la promoción de la Torá.

 

Irving M. Bunim

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