Por encima del tiempo
(Selección de comentarios del Lubavitcher Rebe: Menajem Mendel Schneerson)
En cada generación, el hombre tiene el deber de verse a sí mismo como si él mismo ha salido de Egipto.
— Hagadá de Pesaj
El Baal Shem Tov solía comer tres comidas festivas en el último día de Pesaj. La tercera, que tendría lugar hacia el anochecer, era llamada «la comida del Mashíaj», porque en el último día de Pesaj hay una revelación de la luz del Mashíaj.
— Rabí Iosef Itzjak de Lubavitch
La verdadera libertad es la libertad de la limitación, ya sea externa o interior, física, psicológica o espiritual.
Mitzráim, la palabra hebrea para «Egipto», significa «fronteras» y «restricciones»; ietziat mitzráim, «salir de Egipto», es el empeño por trascender la limitación, por elevarse por encima de todo lo que inhibe al alma del hombre.
Uno de los elementos más restrictivos de la condición humana es el fenómeno del tiempo. Este se lleva el pasado y retiene el futuro, restringiendo nuestras vidas a una temporal brizna de «presente».
Pero en la primera noche de Pesaj rompemos las amarras del tiempo, habiendo recibido un mandato de experienciar el Exodo «como si uno mismo ha salido de Egipto».
Recordamos el Exodo en nuestras mentes, lo verbalizamos en la narración de la Hagadá, lo digerimos en forma de matzá y maror. A medida que pasamos por los siglos, la memoria -aquellos desvanecientes remanentes del pasado que generalmente constituyen nuestra única respuesta a la tiranía del tiempo- se convierte en experiencia y la historia se vuelve contemporánea y real.
Salto al Futuro
Pesaj es una Festividad de ocho días, con dos días de apertura y dos de cierre de conmemoración y observancia realzada [1].
Mientras el tema de la libertad fluye como manantial a lo largo de la festividad, los primeros días de Pesaj se centran principalmente en la primera redención -nuestra liberación de Egipto hace treinta y tres siglos- mientras que los últimos días realzan la redención final, la futura era de perfección y bondad Divina introducida por el Mashíaj [2].
Así, nuestra trascendencia al tiempo entra en una nueva e incrementada fase: una cosa es vitalizar la memoria al grado de volver a vivir realmente la experiencia, pero otra bastante diferente es hacer real un suceso que se encuentra en el futuro, especialmente uno que no tiene precedente o paralelo en la historia del hombre.
Con todo, en las horas de cierre de Pesaj, entramos al mundo del Mashíaj: habiendo saltado por encima de milenios de pasado, ahora superamos la hueca pared del futuro, para saborear la matzá y el vino de la redención.
Basado en Likutéi Sijot, Vol. VII, págs. 272-273
Notas:
1. Incluyendo el «día extra del Diáspora» agregado fuera de Israel.
2. En el séptimo día de Pesaj leemos el «Cántico del Mar», que contiene una importante alusión a la era mesiánica (véase Talmud, Sanhedrín 91b); en el octavo día, la haftorá (lectura de los Profetas) consiste de una de las más básicas descripciones de la redención futura (Isaías 10-12). Por lo tanto, la costumbre de «la comida del Mashíaj», como se citara arriba.