Pesaj – Conocer el fundamento de los fundamentos
(Selección extraída del libro «Autoestima» por Ezriel Tauber (C) Edit. Jerusalem de México)
Los días sagrados en el calendario judío, no son días de fiesta, vacaciones, o meras conmemoraciones de eventos pasados. Son más bien, momentos suspendidos sobre una continuidad de tiempo que intentan revitalizar diferentes aspectos del ser judío. Son tiempos de rejuvenecimiento, cuando recuperamos contacto con nuestras verdaderas raíces judías, con nuestro verdadero y más profundo yo.
Pésaj está asociado con el séder – ´orden´- el punto de partida de donde todo lo demás fluye. Cronológicamente, es la primera de las tres festividades –shalosh regalim – y así, el principio del ´orden´ de todo el año. Todos los Yamim Tovim (días festivos) surgen de éste. Igualmente en un sentido histórico. Pésaj es el séder -el principio – del pueblo judío. Conmemora yetziat Mitzraim, el éxodo de Egipto, un período de siete días, comenzando con la muerte de los primogénitos, y concluyendo con kriat yam suf, la partición del Mar Rojo.
Cada evento histórico en la formación del pueblo judío tiene un paralelo con el ciclo de la vida. La muerte de los primogénitos tiene analogía con el nacimiento del pueblo judío. Fue seguido por un período de siete semanas – Sefirá – que corresponde a los primeros siete días de la vida, y después, en la octava semana – correspondiente al octavo día después del nacimiento – viene Shavuot, conmemorando el día de la entrega de la Torá. Shavuot se compara al brit milá del pueblo judío. Tal como el brit se lleva a cabo el octavo día, Shavuot tiene lugar en la octava semana. Tal y como el brit le da al bebé judío su sello de distinción, la Torá le da al pueblo judío su distinción como el pueblo elegido.
Después del primer Shavuot, vino un período de cuarenta años de peregrinar por el desierto, que representa los primeros años de vida cuando los niños pequeños están propensos a los pecados infantiles y sus padres están obligados por la mitzvá de jinuj, a educarlos. Finalmente, al final de los cuarenta años, nosotros ´maduramos´ – nuestra bar-mitzvá – con nuestra entrada a la Tierra Prometida, culminando más tarde con la construcción del Bet HaMikdash (el Templo) – nuestra boda – que se celebra en Sucot, la festividad en que vivimos bajo las alas protectoras de nuestro Padre en el Cielo y nos unimos con Él.
Entonces, desde la perspectiva de la historia judía y el calendario judío, el pulso de la vida judía empieza en Pésaj.
La Mitzvá de Yediá
Antes que nada, Pésaj enseña los principios fundamentales del judaísmo:
El fundamento de los fundamentos y el pilar de la sabiduría es saber que existe un Ser Supremo del cual toda la existencia surge… Y conocer esto (el concepto de la existencia absoluta de Hashem) es un mandamiento positivo (en la Torá) como está escrito, ´Yo soy Hashem tu D-os [que te sacó de Egipto]´ (Shemot 20:2). (Rambam, Sefer Mada 1:1,6)
El primero de los diez mandamientos: ´Yo soy Hashem tu D-os…´, enseña la esencia del judaísmo, que Hashem existe, y que la fuente de nuestro conocimiento de Su existencia se deriva de yetziat Mitzraim, ´Soy Yo Hashem tu D-os que te sacó de Egipto´. Ésta es la mitzvá de yediá, de ´saber´ acerca de la existencia del Creador.
Saber que Hashem existe es, sin embargo, sólo parte del mandamiento. Concomitante a esto, es el conocimiento de hashgajá pratit, Providencia Divina, que Hashem continuamente ´supervisa los detalles´ del mundo, de que Él está presente en cada acontecimiento, no sólo de naturaleza global, sino en cada pequeño suceso personal. El principio de hashgajá pratit se insinúa también en el primer mandamiento. Si Hashem se hubiera presentado como: ´Yo soy Hashem tu D-os Quien creó el mundo´ uno podría decir, como los griegos conjeturaron, que Él creó el mundo y ya no está involucrado en los asuntos diarios de las personas. Sin embargo, al asociarse a Sí Mismo con los sucesos milagrosos en Mitzraim ´Yo soy Hashem tu D-os que te sacó de Egipto´; Hashem excluye la idea de que Él no está supervisando personalmente todos los aspectos del mundo desde el momento en que terminó de crearlo.
La Hashgajá pratit se extiende tan lejos, que el manto de la justicia alcanza a los malvados; -gente con la que con frecuencia parece que esta hashgajá pratit no opera- y se lleva a cabo con una evaluación calculada precisa para cada individuo. En kriat yam suf la Torá alude a esta precisión de juicio cuando se refiere al ahogamiento de los egipcios. Los más justos de ellos se hundieron como ´plomo´ es decir, se ahogaron rápidamente; los egipcios promedio se hundieron como ´piedras´, un poco más despacio; y los malvados como ´paja´. Kriat yam suf retrata claramente que aun en relación al exterminio masivo de la gente indigna, la balanza de la justicia está equilibrida con precisión para cada individuo.
´Y la gente vio la gran mano (de la Providencia Divina) que Hashem infligió a los egipcios (en la partición del Mar Rojo)´. Kriat yam suf fue la yediá fundamental, el conocimiento fundamental de Hashem, porque demuestra no sólo que Hashem existe, sino que está involucrado con cada individuo hasta el detalle más infinitesimal.
Ezriel Tauber