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¿Para qué Dios crea el Mal?

Extraído del Calendario Cabalístico del Rab Ben Itzjak.

Los cabalistas nos enseñan que al principio de los días, o mejor dicho durante el sexto día de la creación, había un hombre, una mujer… y una serpiente. Un hombre y una mujer – Adán y Eva – con un objetivo y una tarea divina que cumplir – «trabajar y cuidar el Gan Eden» – y una criatura, también divina, encargada de tentar al hombre a desviarse del camino correcto, y a interferir y arruinar los planes divinos y humanos de perfección.
Citamos a continuación los pasajes bíblicos del segundo y tercer capítulo del libro de Génesis relevantes para nuestro estudio:

«Y El Eterno, Dios, formó al hombre de polvo de la tierra y le exhaló en sus fosas nasales el alma de vida; y el hombre se transformó en un ser vivo.
El Eterno Dios plantó un jardín en el Edén, hacia el este, y allí colocó al hombre que había formado. Y El Eterno Dios hizo que brotaran de la tierra todos los árboles que eran agradables a la vista y buenos como alimento; y el árbol de la Vida, en medio del jardín, y el árbol del Conocimiento del Bien y del Mal…
El Eterno Dios tomó al hombre y lo colocó en el Jardín del Edén, para que lo trabajara y lo cuidara. Y El Eterno Dios le ordenó al hombre, diciendo: «De todo árbol del jardín podrás comer, pero del árbol del Conocimiento del Bien y del Mal, no comerás; pues el día que de él comas, ciertamente morirás».
El Eterno dijo: «No es bueno que el hombre esté solo; le haré una compañera que le corresponda… El Eterno Dios, con el costado que había tomado del hombre, construyó una mujer y la llevó ante el hombre… Ambos estaban desnudos, el hombre y su mujer, y no tenían vergüenza.
La serpiente era más astuta que cualquier otra bestia del campo que El Eterno Dios había hecho. Ella le dijo a la mujer: ¿Acaso Dios dijo «No comeréis de ningún árbol del jardín?»…La serpiente le dijo a la mujer: «Ciertamente que no moriréis, pues Dios sabe que el día que de él comáis, vuestros ojos se abrirán, y seréis como Dios, conocedores del bien y del mal».
Y la mujer… tomó de su fruto y comió; y también le di a su marido junto a ella, y él comió».

Y si bien el análisis completo de estos pasajes podría ocupar cientos o miles de páginas, en este caso focalizaremos nuestra atención precisamente en el rol de la serpiente.

En el libro Nefesh Hajaim, el gran cabalista Rabí Jaim de Volozyn relaciona a la serpiente con la presencia del Mal en el mundo. Sin embargo, lo que más sorprende de su mensaje es el énfasis que el sabio pone al destacar que la serpiente no sólo tienta a la mujer sino que lo hace «desde afuera», «en segunda persona», es decir, le dice: «tú puedes comer del árbol y nada malo te sucederá». Está bien, es evidente que así sucede, mas ¿qué tiene esto de extraño? ¿La primera o segunda persona gramatical es acaso lo que modifica la influencia del Mal y su capacidad dañina? No obstante, si lo analizamos con detenimiento, descubriremos que esta situación, en la que la serpiente – el Mal – habla al hombre «desde afuera», es única en la historia de la humanidad. Intentaremos aclararlo.

* * * *

Tal lo expresado, al hombre se le prohibe comer del árbol del Conocimiento del Bien y del Mal. Mas antes de intentar dilucidar el sentido de esta prohibición, los invito a reflexionar superficialmente en el mandato divino: no comer del árbol del Conocimiento del Bien y del Mal. Perfecto, lo aceptamos, mas ¿por qué? ¿Qué sentido oculto encierra esta prohibición? O mejor dicho, y tal como lo cita Maimónides en su Guía de Perplejos, ¿acaso el Creador no quería que el hombre comiese de este árbol para que no llegara a distinguir entre el Bien y el Mal? ¿Qué más valioso que esto? ¿Acaso no es precisamente esta capacidad de distinguir entre lo bueno y lo malo lo que diferencia al hombre de las bestias?

Mas cuando logramos internarnos en el mundo de las palabras bíblicas originales, en el idioma hebreo, y nos aproximamos a sus raíces idiomáticas, entonces todo lentamente se aclara y se ordena.
La expresión bíblica que refiere al árbol del Conocimiento del Bien y del Mal es «etz hadaat tov verá». Es un árbol, etz, que otorga un conocimiento, daat, relacionado al Bien, tov, y al Mal, ra. Y para saber a qué tipo de conocimiento se alude, basta con entender la palabra hebrea daat, la cual en todos los casos en que aparece en la Biblia indica unión, apego y fusión. Por ejemplo, el pasaje bíblico lo utiliza para indicar que Adán conoció – iadá – a su mujer Eva y ella concibió y dio a luz.

Es decir, el hombre se unió a su mujer, o tal como lo expresa el versículo: «la conoció». Y cuando ahora regresamos al árbol del Paraíso, ya podemos aproximarnos mínimamente a su sentido: era el árbol que fusionaba y entremezclaba al Bien y al Mal. Y una vez que el hombre come del mismo, entonces «internaliza» a través de este acto la confusión y, desde ese instante el Bien y el Mal no solo se confunden entre si sino que le hablan al hombre desde su interior, en primera persona. El hombre cree que la voz que le habla es su propia voz, mas en realidad, es el mal instinto que lo seduce desde lo más profundo de su ser.

Comprendido. Sin embargo, y debido a la importancia del tema, me gustaría describir la situación existencial del hombre antes de pecar, tal como lo explica el genial sabio cordobés, Maimónides. Adán, antes de probar el fruto prohibido y provocar la confusión antes detallada, distinguía en su mundo cuatro aspectos diferentes: lo verdadero, lo falso, lo bueno y lo malo. Y esto, todo el tiempo que el Mal se encontraba afuera de su persona.

Como es lógico, él se guiaba por lo correcto y se alejaba de lo falso, y su camino era elegido de acuerdo con la verdad. Mas al caer, al «acceder» al conocimiento que El Eterno le indico no probar, su vida ya no se rige por lo verdadero y lo falso, o lo correcto o incorrecto sino por lo bueno y malo. El hombre que basa su vida en lo que le parece bueno o malo, en lo que la agrada o le provoca rechazo, es un digno representante del hombre, mas en su estado decadente posterior al pecado. El Bien y Mal, entremezclados y confusos, desplazan y oscurecen a la Verdad y la Mentira.

* * * *

Y la siguiente pregunta es obvia, y diría que casi obligatoria para el lector que nos ha seguido atento hasta aquí: ¿Para qué Dios crea el Mal? ¿Por qué la serpiente es colocada junto a Adán y a Eva en el Paraíso? ¿Por qué es tan necesario que además acompañe al hombre en su paso por la vida?

El gran cabalista, Rabí Jaim Moshé Luzzatto, lo explica con absoluta claridad en varias de sus obras clásicas – Derej Hashem, Daat Tevunot – y para no confundir al lector intentaremos resumir sus conceptos en pocas líneas.
El hombre fue creado y puesto en este mundo para ser beneficiado, ya que la esencia divina es el Bien absoluto. Por lo tanto, se le otorga el libre albedrío y se lo coloca en un escenario en el cual la persona puede ser recompensado por sus actos. Sin embargo, si el hombre no tuviese ningún obstáculo, si ninguna fuerza se le opusiese, entonces más que una recompensa recibiría un obsequio, lo cual, y tal como lo expresan los sabios místicos, sería como comer del «pan de la vergüenza». ¿Por qué? Pues tal regalo avergonzaría profundamente a la persona tal como el necesitado se avergüenza de observar a los ojos de su benefactor.

Además, todo aquello que recibimos por obsequio nos llega desde afuera, del mundo exterior, y jamás llegamos realmente a convertirlo en parte de nuestro ser. Un regalo siempre lleva el nombre de aquel que nos lo obsequió mientras que, lo que ganamos y obtenernos con nuestro propio esfuerzo, nos pertenece de modo esencial. Por estas razones, explica el cabalista, el Mal viene a cumplir un papel vital: permitir el trabajo del hombre que, al superarlo, recibe una recompensa divina como producto de su propio esfuerzo, y como resultado de la correcta utilización de su libre albedrío.

* * * *

El Maharal de Praga, ese gigante espiritual, explica en varios pasajes de su magnífica obra que el Mal Instinto – representante de las fuerzas espirituales negativas – ataca al hombre precisamente cuando éste supera la mediocridad y sobresale. Todo el tiempo que el individuo se mantiene dentro de los niveles más comunes, más mediocres, entonces el Mal Instinto simplemente no se preocupa de él y lo deja hacer y actuar libremente. El pastor continúa distraído todo el tiempo que las ovejas no se escapan del rebaño. Mas cuando la persona crece, se supera y comienza a trabajar en aras de minimizar la presencia del Mal en el mundo, entonces el Mal Instinto lo ataca con toda su fuerza.

Esta es la razón – explica el Maharal – por la cual Israel en su punto de máxima elevación espiritual se inclina a la construcción del becerro de oro.
La profunda explicación del sabio de Praga también nos sirve para entender por qué tantos hombres al llegar a cimas importantes en sus vidas, se corrompen y desvían.

* * * *

El cuarto mes, tamuz – el mes que sigue inmediatamente al mes de siván – se presenta como un tiempo de riesgo espiritual y de caída. El pueblo de Israel ha alcanzado su cima espiritual, y Moisés, el gran líder, ha ascendido a los cielos y ha recibido la Torá directamente del Creador del Mundo. Sin embargo, es precisamente en este momento cuando el Mal ataca al pueblo, quien casi sin notarlo construye un becerro de oro y le otorga poderes idolátricos inexistentes. El tiempo de ascenso ha llegado a su fin, y el mes de tamuz y su energía ejercen ahora su influencia de descenso, de bajada, de confusión y de peligro.

Rab Ben Itzjak.

16 comentarios
  1. herlys

    Es una parte de la vida que no fue contada como tal, por eso creo que la gente sigue segada en este mundo.

    14/12/2016 a las 11:01
  2. NILDA LUCIA

    esas influencias de hacer o no hacer esas cosas es lo que no sabemos, yo he aplicado cortarme el cabello en cuarto creciente para que crezca y asi ha resultado y no son agorerias, ni fetichismo es la mera realidad porque el cabello antes permanecia corto costaba crecer y cuando me dijeron que me cortara el cabello en las fechas de la luna creciente lo hice y el cabello me crecio lo hacia cada tres meses, el mundo se rige por las influencias de los astros si uno lo aplica.

    14/08/2017 a las 10:59
  3. Mario Moreno Ulloa

    Gracias Rab por el tema, pues con la claridad que tiene, podemos trabajar y vivir mejor para Hashem.

    12/06/2018 a las 08:38
  4. Jorge

    Una explicación sabia y coherente que ayuda mucho a la elevación de la comprensión del porqué la existencia del mal y el rol que nos corresponde como seres humanos en ésta incesante lucha por alcanzar perfección y recompensa en el Mundo Venidero. Gracias!!!!

    17/08/2018 a las 08:29
  5. Alex Montalvo

    Saludos a todos los que toman parte de su tiempo para leer estas interesantes lecturas. Gracias Rab por su aporte a nuestro conocimiento. Boker Tov Haverim

    19/10/2018 a las 02:25
  6. Michele

    Según el rabino Yonatan D Galled Adam nunca le dio las gracias al Eterno Por haberlo creado Ni tampoco por Vivir bajo la supervisión del Todopoderoso luego para que Adam pudiera entender lo bueno que es vivir bajo la luz divina era necesario que esa luz se ocultarse a los efectos de valorarla en su justa medida y de añorar tenerla consigo de nuevo y para siempre

    12/02/2019 a las 21:43
  7. Michele Rocco

    Hashem es siempre bueno bueno y benefactor

    12/02/2019 a las 21:47
  8. jose corletto

    muy profundo y lleno de realidades que hashem nos ayude en
    nuestro caminar. muchas gracias Rab or su aportacion

    23/04/2020 a las 22:52
  9. Wilber Juarez

    Muy enriquecedor leer estos comentarios, muchas gracias

    02/10/2020 a las 12:22
  10. Alan

    Tengo una consulta. La pregunta en uno de los puntos dice: «¿Para qué Dios crea el Mal?» – Lo cual me lleva a pensar, si el Eterno que esencialmente bueno, donde habita el bien en toda su plenitud y perfección ¿Puede crear algo contrario a lo que es? ¿Pude nacer de su esencia aquello que tanto aborrece?

    14/10/2020 a las 09:08
  11. Editor - iojai

    El mal es una creacion del Eterno para darnos la posibilidad del libre albedrio

    09/11/2020 a las 19:33
  12. Michele Rocco

    El mal no existe, entendiendolo como una creación del Eterno, por cuanto el Eterno es la única y auténtica fuente del bien, por cuanto sólo el Eterno es Santo, el mal entendido como una situación desfavorable en nuestras vidas. Llega a nosotros por un dictamen del Eterno [TODO PROVIENE DEL CRADOR ) empero la finalidad de esa situación desfavorable es sacudiendo para que hagamos un examen de conciencia sobres lo que hemos hecho que no esta en armonía con la voluntad del Creador y rectifiquemos el da lo que hemos causado y hagamos teshuva para reconciliarnos con el Creador y así elevarnos espiritualmente hacia nuestro Padre Celestial

    04/07/2021 a las 17:54
  13. Michele Rocco

    No hay tribulación sin transgresion

    23/11/2021 a las 23:02
  14. Michele Rocco

    A veces nos conviene pedirle en oración a Hashem que no nos envie más pruebas u obstáculos por cuanto cada vez que Hashem lo hace corremos el riesgo de que no sólo no lo superemos sino que caigamos en herejía si no tenemos la suficiente emuna para vncer a la mala inclinacion

    05/12/2021 a las 15:38
  15. Luis

    Un enemigo muy peligroso por que esta oculto, muchas personas no lo pueden identificar y creen que lo que sucede en el mundo es por lo que esta afuera y no dentro de cada uno de nosotros. pienso que si todos entendiéramos que el mundo esta en tal situación es por la interacción de nuestros pensamientos que provienen desde dentro.

    28/03/2022 a las 13:29
  16. Roberto jimenez

    El mal es un comportamiento de Dios que choca con la voluntad humana, por esoo nos parece desfavorable porque choca con nuestra voluntad y orgullo.
    Cuando chocamos con el mal nuestro orgullo se desvanece

    01/08/2022 a las 10:17

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