No hay con que darles

Extraido de jabad magazine. A PESAR DE LOS PRONÓSTICOS Y LAS PERSECUSIONES, LOS JUDÍOS PERMANECEN. ¿CUÁL ES LA FÓRMULA QUE LOS HACE INDESTRUCTIBLES?
Hace más de tres mil años, un grupo de esclavos judíos se liberó de Egipto. Desde entonces, en este momento del año, volvemos a vivir su historia en Pesaj, la fiesta de la libertad. Imagine si podríamos viajar atrás en el tiempo y decir al gran Faraón: “Tenemos una noticia buena y una mala. La noticia buena es que cierta gente que está viva hoy sobrevivirá y cambiará la visión moral del mundo. La mala es: no serán ustedes. Será ese grupo de esclavos hebreos que está construyendo sus gloriosos templos, los Hijos de Israel.” Nada parecería más ultrajante. El Egipto del tiempo del Faraón era el imperio más grande del mundo antiguo, inteligente en las artes y ciencias, formidable en la guerra. Los Israelitas eran gente sin tierra, esclavos impotentes. De hecho, ya en la antigüedad, aquellos que estaban en el poder creían que los Israelitas estaban al borde de la extinción.
La primera referencia a Israel fuera de la Biblia es un anuncio necrológico de judíos. Está inscripto en una tabla de granito negro, conocido como el de Mernephta que data del siglo decimotercero A.E.C que está hoy en el Museo de El Cairo. Se lee “Israel se ha enterrado. Su semilla ya no está”. La historia de supervivencia judía es tan excepcional, incomparable e inmensa que desafía la imaginación. En nuestro propio siglo, los dos grandes poderes que anunciaron: “Israel se ha enterrado“-el Tercer Reich-Hitler y la Unión Soviética- han sido aplastados y desmantelados. Pero el Pueblo de Israel sigue vivo. Muchos pensadores y científicos han intentado considerar la supervivencia de gente, una fe, y una herencia a través de tres milenios en condiciones históricas casi imposibles.
Blaise Pascal, el gran pensador francés del siglo XVII, matemático, teólogo, físico, escribió: “En ciertas partes del mundo podemos ver personas peculiares, separadas otra gentes del mundo y son los judíos… Estas personas no sólo son de notable antigüedad sino también han durado singularmente un largo tiempo… Considerando que la gente de Grecia e Italia, de Esparta, Atenas y Roma y otros que vinieron bastante después han perecido hace tiempo, y ellos todavía existen, a pesar de los esfuerzos de tantos reyes poderosos que han probado cien veces aniquilarlos, como sus historiadores testifican, y como puede juzgarse fácilmente por el orden natural de la cosas a lo largo de tantos años. Ellos siempre se han preservado, sin embargo, y su preservación fue anunciada… Mi encuentro con estas personas me asombra… “ Éste es un emotivo tributo, pero requiere explicación.
LA CIENCIA DE LA SUPERVIVENCIA
Quizás podemos obtener una respuesta de los grandes pensadores empíricos de nuestro tiempo, los científicos. Ellos nos dicen que cuando un científico busca determinar las leyes que gobiernan un cierto fenómeno, o para descubrir las propiedades esenciales de un elemento de la naturaleza, debe emprender una serie de experimentos bajo las condiciones más variadas y descubrir esas propiedades o leyes que bajo todas las condiciones son iguales. El mismo principio debe aplicarse a la supervivencia judía. Es uno de los pueblos más antiguos en el mundo, empezando su historia nacional hace más de tres mil años con la revelación en el Monte Sinai.
En el curso de estos siglos, los judíos han vivido bajo condiciones sumamente variadas. Se dispersaron por el mundo. Tenían idiomas múltiples, poseían una diversidad de culturas. Por ejemplo, Rashi vivió en la Francia cristiana. Maimonides nació en España islámica. Rabi Akiva vivió bajo el dominio romano; los Sabios del Talmud bajo la hegemonía babilónica. Sus sociedades eran absolutamente diferentes. Estaban tan lejos como la judería de Europa Oriental del siglo IXX y el banquero de inversión americano del siglo XXI. Todo lo que los une por el espacio y el tiempo fue su fe, un estilo de vida de Torá. Ningún otro pueblo ha sobrevivido tanto bajo tales circunstancias. Si deseamos descubrir los elementos esenciales que constituyen la causa y la misma base de la existencia de nuestro pueblo y su única fuerza, debemos concluir que no es su tierra, idioma, cultura, don racial o genético.
El único factor constante que ha conservado a nuestro pueblo a través de todas sus vicisitudes es la adhesión tenaz a nuestra herencia espiritual. Esto es lo que hizo a los judíos indestructibles a pesar de los miles de asaltos contra el cuerpo y alma judío por los monstruos de cada época. Lo que la historia judía dice es que la fuerza de nuestro pueblo en conjunto, y de cada individuo, reside en un compromiso íntimo a nuestra ancestral herencia espiritual, la base y ser de nuestra existencia.
EL PEZ Y EL ZORRO
Nadie lo ha expresado mejor que Rabi Akiva, el gran Sabio del siglo II. El Talmud cuenta cómo Rabi Akiva enseñó Torá en público cuando el gobierno romano, bajo el Emperador Adriano, había prohibido tal actividad. Otro Sabio, Papus ben Iehuda, le advirtió que estaba poniendo en peligro su vida. Rabi Akiva contestó con la siguiente parábola: Un zorro estaba caminando una vez por el banco de un río, y vio que los peces nadaban de un lado al otro. “¿De qué están huyendo?” preguntó a un pez. “Escapamos de las redes del pescador”. “En ese caso“ dijo el zorro, “vengan y quédense en la tierra seca junto a mí“. “¿Eres tú al que describen como el más inteligente de los animales?” los peces contestaron. “No eres astuto sino tonto. Si estamos en peligro aquí en el agua que es donde vivimos, cuánto más así lo estaremos en la tierra seca donde seguro moriremos”.
La Torá es a la supervivencia judía, Rabi Akiva dijo, como el agua es para el pez. Sí, estamos en peligro, pero si dejáramos la Torá que sostiene nuestra identidad para pasar a la tierra seca de los romanos, nos moriríamos con seguridad”. Ésta no era meramente la convicción personal de Rabi Akiva. Es la historia del propio Pesaj. Dejar Egipto era sólo el principio de la libertad, no el fin. ¿Qué sería Pesaj sin su eslabón íntimo con Shavout? ¿Qué sería de la libertad hebrea sin la revelación en Sinai?. Imaginen la Biblia como una narrativa de un grupo cultural o étnico nada más. Leeríamos sobre la esclavitud de los Israelitas en Egipto. Leeríamos con entusiasmo cómo ganaron su libertad y fueron llevados a su propia tierra. Entonces estudiaríamos sobre cómo se unieron con el ambiente, se casaron con los Canaanitas, Iebusitas y los otros pueblos del antiguo Cercano Oriente y desaparecieron en el tiempo, irrevocablemente.
Sobrevivimos porque llevamos la Torá con nosotros a la Tierra de Israel. Somos quiénes somos y lo que somos debido a una fe importante, una fe demostrada más fuerte que los más grandes imperios en la historia. Egipto antiguo y Roma construyeron grandes monumentos para sobrevivir a los vientos y arenas del tiempo. Lo que construyeron está todavía de pie y en algunos aspectos nunca fueron superados. Pero sólo la arquitectura permanece, no la civilización que una vez les dio vida. Israel antiguo fue constructor también, pero lo que construyeron no eran monumentos de piedra. En cambio, fueron convocados en Sinai para construir un mundo virtuoso, digno de ser una morada para la Presencia Divina. Sus piedras serían sus sagrados hechos, y su mortero- el estudio de la Torá y la compasión. Enseñando a los judíos que el Arquitecto de este mundo es Di-s, y los constructores son todos los que deseen ser Sus “socios en el trabajo de la creación“, Moshé convirtió a un grupo de esclavos en personas eternas
Dov Greenberg