Moshé, la conciencia interior
Moshé Rabeinu es el mayor de los tzadikím, ya que logra a nivel colectivo la revelación de las leyes objetivas que rigen los planos espirituales, mentales y emocionales, así como los actos de los hombres: la Torá escrita y oral.
La originalidad de Moshé Rabeinu con respecto a sus antecesores consiste en la revelación de los principios espirituales dentro de todos los estratos de la realidad; abarcando todos los aspectos de la vida del pueblo y a todos sus integrantes
Antes de Moshé, el conocimiento de las leyes que rigen la Creación era patrimonio de individuos altamente espirituales, como Abraham, Itzják y Iaacóv.
Los grandes Sabios e Iniciados, los Profetas y Patriarcas, tenían visiones espirituales; pero carecían aún de la posibilidad de transformar al mundo. Ellos preparaban la futura recepción colectiva de la Torá.
A partir de Moshé Rabeinu el pueblo judío se consolida como nación, permitiendo la posibilidad de expandir los Principios Universales; un pueblo entero en su tierra comprometido en un proyecto: lograr la Plenitud Infinita a través del altruismo.
Lo que comenzó como una búsqueda espiritual individual, a través de los patriarcas, se extiende a nivel de una nación. Al igual que todo proyecto, se inicia en un punto, extendiéndose gradualmente a todos los ámbitos de la realidad.
Abraham Avinu nos enseña cómo corregir el estado imperante en la Creación (tikún haBriá): superar el egoísmo.
Moshé Rabeinu revela a nivel colectivo el objetivo de la Creación (tajlít haBriá): recibir toda la Plenitud Infinita de HaShem a través de las leyes objetivas codificadas en la Torá.
Para Moshé Rabeinu, el bien colectivo antecedía a sus intereses personales. La Sabiduría y el nivel espiritual de Moshé Rabeinu son el resultado de todos los tzadikím que lo precedieron y el modelo para todas las generaciones.
Conviene volver aquí al pasaje del Pirkei Avót de la Mishná que nos relata: «Moshé Kibél Torá MiSinái Umsará leIehoshúa … » : «Moshé recibió la Torá desde Sinái transmitiéndosela luego a Iehoshúa … «.
Hasta que no logremos el grado de nuestro Moshé interior, no podremos recibir el grado de la Torá que nos está reservado; demorando así la manifestación del bien en el mundo.
Moshé recibió la Torá pues su objetivo fue transmitirla. Cuando nuestros actos sean como los de nuestros tzadikím, es decir, recibir con el propósito de dar, lograremos su nivel de hasagá (consultar «Haskalá…»): conciencia de nuestro semejante y del Uno sin segundo: el Kadósh Barúj Hú.