Festejando
Succot
Sucot y su signifcado
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Maor Hashabat: Unite a la Ronda

Editado por Maor Hashabat, de la comunidad Ahabat Ajim, Lanus, Argentina. Editor responsable:Eliahu Saiegh

Llegamos a Sucot. Nos sentimos felices y alborozados y no sabemos por qué.
El motivo es que todavía nos acompaña el hálito de santidad de los días temibles. Todavía estamos limpios de pecados, ya que ni tiempo tuvimos e inmediatamente comenzamos con la construcción de la Sucá, la selección de los Arbat Haminim y los preparativos para las fiestas.
Es comprensible.

La fiesta de Pesaj, fue fijada en la época de la salida de Egipto. Shavuot en el momento de la entrega de la Torá. Pero la fiesta de Sucot… no tiene delimitado un momento en particular, sino que puede ser todo el año, ya que en esta festividad recordamos a las nubes que protegieron durante cuarenta años al pueblo de Israel en su travesía por el desierto.
¿Por qué justamente después de los días temibles? ¿Cuál es la relación?

Una viuda se enfermó. El médico acudió presuroso a su llamado y después de revisarla tomó su talonario de recetas y apuntó las prescripciones necesarias para una cura completa. De ahora en más la paciente debía comer ¡Bananas!
Con el escaso dinero que tenía fue la mujer y compró un racimo completo de bananas.
De regreso en su casa y agotada por el esfuerzo, se metió en su cama e inmediatamente se quedó dormida.

Al rato su hijo volvió de la escuela y al ver el atrayente racimo colgado de un gancho, exclamó: «¡Viva!» «¡bananas!». Arrancó una y la comió, sus ojos chispeaban de alegría, se sentía reconfortado.
´Mamá no se molestará si las comparto con ella´, se dijo mientras se comía la mitad del racimo.
Y con la comida viene el apetito… ´Mi querida mamá no dirá nada si como más, ya que ella siempre rezonga porque estoy delgado´. Hasta que finalmente quedó solo una banana.
Le lanzó una mirada ansiosa y se dijo: ´Estoy seguro que mi querida mamá no tendrá problema en compartirla conmigo´. Y comió la mitad.
¡Pero que forma curiosa de compartir! Comió la fruta y dejó la cáscara para su querida mamá.
¡Bendito D-os que nos creó para honrarlo!

Hay justos que se entregan totalmente y le dedican todo su tiempo. Hay quienes dicen: ´mi querido Padre no se molestará si comparto con Él medio día. Medio día para mí, para trabajar, comer, descansar… y medio día para Él, estudiando Torá – dichosos de ellos.
Pero hay quienes dicen: ´todo el día para mí, solo una hora le dedicaré a Él, entre Tefilá y una clase de Torá´.
Esto sería aceptable, si no fuera que también esa hora pretenden compartirla y como el niño de nuestra historia, le dan a Hashem la cáscara, o el murmullo de la Tefilá, mientras se guardan para sí mismos su mundo interior embarcándose en un largo viaje a través de pensamientos mundanos.

Llega Jag Hasucot y nos enseña: Hashem está dispuesto a aceptar que le dejen una semana en el año, un día en la semana, una hora en el día – solo nos pide que en ese lapso de tiempo entremos con todo nuestro ser, como entramos en la Sucá: con todo nuestro cuerpo.

Es frecuente ver, en todas las instituciones, en la fiesta de Simjá Torá, a cientos de personas bailando con toda su energía, cantando con toda su garganta, alegrándose con la Torá, por lo bello que es estudiar, debatir los temas, profundizar y comprender.
Entre la gente podemos ver a una persona que baila, pero no con tanto entusiasmo, canta, pero débilmente, está contento, pero en su rostro hay un dejo de amargura.

Está invadido por un pensamiento que lo atormenta: ´Es justo que ellos estén contentos, ya que estudiaron como es debido, aprovecharon el tiempo, honraron la Torá todo el año. Pero yo… siempre llegué tarde al curso y no aproveché el tiempo. D-os llora cada día por quien puede estudiar y no lo hace. ¡¿Todo el año le dí la espalda a la Torá y hoy seré el ´novio´?!
Se aparta de la ronda y la observa desde afuera. Ciertamente no está contento. ¡Pero el espíritu negativo está más que contento! Pescó a otro más en su red.

Pero esto porque él no sabe lo que dice el Rebe de Kotzk ZZ»L: «La inmensa alegría de esta fiesta no es por la Torá que ya estudiamos, sino porque comenzaremos un nuevo ciclo de estudio».
A lo que agregó su nieto, el Rabí de Sojatshob ZZ»L: «Ciertamente, en todo momento podemos comenzar una nueva hoja, pero nuestros Sabios eligieron hacerlo a continuación de los días festivos, después que pasamos por el mes de Piedad, el mes de Elul, Rosh Hashaná, Iom Kipur y Sucot. A través de ellos nos elevamos espiritualmente, nos purificamos de nuestros pecados, es el momento justo para comenzar una nueva hoja. Es el momento para unirnos a la ronda y bailar con todas nuestras energías, ya que nosotros no miramos hacia atrás ni festejamos la finalización, sino el comienzo».

Ribonó Shel Olam: Desde hoy en adelante agregaremos más de nuestro tiempo al estudio de la Torá. Que cada uno piense en qué puede mejorar a partir de hoy, ¡y que se sienta feliz con su decisión!

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