Estudiando
5. Shoftim
El Libro de Devarim (Deuteronomio)
+100%-

Maor Hashabat:: Las Ventanas de la Neshama

Editado por Maor Hashabat, de la comunidad Ahabat Ajim, Lanus, Argentina. Editor responsable:Eliahu Saiegh

PASUK SHOFETIM VESHOTERIM TITEN LEJA BEJOL SHEAREJA (Debarim 16-18)
(deberas designar jueces y policias en todos tus portones)

En Estados Unidos se acostumbra que en la temporada de vacaciones, el público religioso sale a las montañas a pasar el verano.
Cuando el padre de la familia, no se puede ausentar de su trabajo, normalmente van la esposa y sus hijos, y él se queda solo en el hogar, y se une a ellos en los Shabatot.
Este es el caso de la persona cuya historia contaremos en esta oportunidad: llevó a su familia a veranear, y volvió a la ciudad para continuar con su trabajo.

Era esta, una persona que evidentemente, no estaba muy fuerte en su Irat Shamaim (temor al cielo) y al volver a su hogar y encontrarse solo, se vio irresistiblemente tentado por un anuncio muy interesante, que recomendaba una obra de teatro que se estrenaba ese día.
Sin pensarlo, subió a su auto y fue directamente al teatro, donde adquirió una entrada para la siguiente función.

Como faltaban un par de horas para el comienzo de la presentación, subió a su auto nuevamente, y comenzó a pasear en busca de algo en que aprovechar el tiempo que le restaba… hasta que llegó a los portones de un cementerio Yehudi que había en la zona.
Decidió entrar y al hacerlo se sintió atraído por la tumba de un Tzadik que allí descansaba.
Por cuanto, al final de todo, él era un Yehudi, decidió prender una vela y decir unas estrofas de Tehilim por este Tzadik que estaba enterrado allí…
Se acercó para leer de quien se trataba, y vio que quien estaba allí era el Rab Mitzalem.
Acto seguido se dirigió a la entrada del cementerio, adquirió una vela, la encendió en memoria del Rab y leyó Tehilim por él.

Luego de un rato, cuando miró su reloj, comprobó que faltaba poco para el comienzo de la función, salió apresuradamente del cementerio, subió a su auto e intentó ponerlo en marcha. He aquí que el auto no arrancaba.
Intentó nuevamente, y el motor no enciende…
Salió del auto, levantó el capot, revisó las conexiones, y no encontró cual era el motivo para que esto sucediera, todo estaba en orden.
Probó nuevamente… y nada.
Decidió sentarse en el auto y esperar unos minutos antes de volver a intentarlo, pero vencido por el cansancio de tanto viaje, se quedó dormido.

En sueños se acerca a él un anciano de rostro agradable, que le dice: «Querido Yehudi, mientras la vela esté encendida en la tumba, tu no irás a la función de teatro».
Se despertó sobresaltado, miró a su alrededor, pero no había nadie… bostezó aliviado, diciéndose para si mismo que solo se trataba de un sueño, e intentó nuevamente encender el auto.
Insistió una y otra vez inútilmente.
Nuevamente el cansancio lo venció y volvió a quedarse dormido.

Otra vez el mismo anciano de larga barba blanca y rostro agradable, se apareció en su sueño diciendo: «Querido Yehudi, mientras la vela esté encendida en la tumba, tu no irás a la función de teatro».
Esta vez cuando se despertó entendió que se trataba de algo serio. Bajó del auto y volvió a la tumba donde había encendido el ner, una vez allí, buscó y encontró una foto del Tzadik que estaba enterrado en ese lugar, y al observar la foto, casi se desmaya… era el mismo anciano de su sueño…

La emoción le oprimió el corazón, se sintió avergonzado, en ese mismo momento rompió la entrada al espectáculo y volvió en Teshubá.

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